¿Cuánto había pasado, una o dos semanas? Tal vez una semana y tres días, eso si quería ser exacto. Kei contó los días como todos aquellos momentos en los que sus manos tocaron el cálido cuerpo del pequeño Ryutaro, quien parecía convertirse en adulto de una manera veloz. Recordar cómo sus yemas moldeaban aquel pecho, alrededor de esos pequeños pezones que se erizaban al hacer contacto con el frío aire de la temporada. Se podía pasar todo el día recordando todos los momentos que ha vivido junto a Ryutaro antes y después de la separación, aunque comenzaba a gustarle más el presente. No podía extrañar al inocente Ryutaro si frente a sus ojos tenía ese cuerpo retorciéndose en placer debido a sus caricias.

Estaba estudiando, o eso intentaba porque el recuerdo de Ryutaro no dejaba de invadir su cabeza, al punto de calentar su miembro el cual tiraba de la tela del pijama. Ya era de noche. Sus labores universitarias le impedían cualquier tipo de encuentro con Morimoto y para empeorar las cosas éste ni siquiera se daba el tiempo de buscarlo, tampoco era que le aburriera aquello. Kei ya no tenía problemas con buscarlo, nunca los tuvo ni se entristecía al no recibir mensajes del menor.
Eran las dos de la madrugada y su lámpara de escritorio alumbraba justo sobre su celular. No tenía que replantearse la idea de hacer una llamada pues Kei no tenía modales cuando de su pene se trataba, más si las palpitaciones y el calor eran tan intensos que lo desesperaba.


Sus manos se movieron rápidamente en direcciones contrarias. Sus delicados dedos hacían leves presiones sobre su miembro con intenciones de calmarse, a la vez que también se estimulaba. Aquello lo hacía sin la necesidad de mirar ni cambiar de expresión, su concentración estaba directamente en la lista de llamadas sin detenerse a mirar otros nombres que no fueran el de Ryutaro. No tuvo que bajar mucho para dar con él, como tampoco tardó en llamar.
Se paseó por la habitación. Aunque su mente estaba concentrada en el tono de llamada su cuerpo buscaba el lugar más cómodo para sentarse y la silla del escritorio no lo era. Salió a la sala sin molestarse en encender las luces. El sofá fue el perfecto sitio, así como el ambiente. El silencio acompañando la llamada junto a la oscuridad. Las sombras de algunos muebles y la delgada cortina de la ventana. El roce de la ropa y sus leves suspiros se detuvieron cuando una adormilada voz llegó a sus oídos.

—Más te vale que sea importante si no quieres que corte —Para ser exactos eso no fue lo que Inoo se imaginó escuchar. Pensó en varias formas en la cual Ryutaro le saludaría o solo un “¿Hm?” le harían sonreír, pero el tono que el chico usó le puso tan nervioso que tardó segundos en responder— ¿Alo?

—Siento despertarte —Kei sonó sincero, pero para el adormilado Ryutaro nada era lo era.
—Claro —respondió el menor.

La pausa a continuación le dio tiempo a Ryutaro para quedarse dormido, mientras Kei dudaba en volver a despertarle pues escuchar esa tranquila respiración le revivía momentos pasados.

—¿Ryutaro? —le llamó Kei.
—¿Uhm? —Parecía que Ryutaro no despertaría. La angustia en Kei le hizo temblar los dedos, pues en un pensamiento fugaz decidió cortar la llamada, pero una fuerza en su interior se lo impedía, las las ansias de sus deseos carnales tal vez. Quería escuchar a Ryutaro, lo deseaba así como su pene deseaba calmarse. El roce de la ropa al otro lado de la línea le dio esperanzas y con una sonrisa en la cara Kei dejó caer la cabeza en el respaldo del sofá— Maldición Inoo. Son más de las dos. Tengo sueño —se quejó Ryutaro. Kei podía imaginar en cómo los gruesos labios del chico formaban un infantil puchero mientras se quejaba usando aquel tono aniñado.

Si no hacía algo pronto Ryutaro se volvería a dormir— No te quejes, aún es temprano.

—Claro, para ti es fácil cuando estás acostumbrado. Por lo menos necesito mis ocho horas de sueño o no rendiré en clases —las palabras de Ryutaro obviamente causaron gracia tras la mentira. Kei comenzó a reír, intentó ser prudente con su tono pero le fue imposible ya que no era secreto que Ryutaro era pésimo en los estudios y prestar atención en clases no era su fuerte— No te rías —Ryutaro sonreía al hablar aunque sus ojos seguían cerrados y su tono de voz adormilado parecía estimular más su cansancio— Es cierto —ya se había despertado, pero le era fácil volver a dormir si la conversación se calmaba.

—Fingiré que te creo —ambos rieron logrando calmar el ambiente o por lo menos los nervios del mayor. Pero de pronto todo se fue al carajo cuando Kei decidió abrir la boca otra vez— Quiero tocarte —el deseo plasmado en sus palabras como también en su tono. Ryutaro percibió aquella respiración pesada, kei tal vez contuvo el aire unos segundos, lo que ocasionó que la última palabra sonase con una ligera pausa.

Ambos sintieron un cosquilleo en la base del pene, o quizás una leve corriente de excitación por todo el miembro, otro hubiese dicho que fueron mariposas en el estómago pero había que ser sincero.
Los ojos de Ryutaro al fin se abrieron y aunque no lograba ver por la oscuridad de la habitación sus ojos no se cerraron. Incluso se removió, acomodándose boca arriba. Ahora estaba nervioso, su saliva se acumuló por un momento obligándose a tragar.

—¿Ryutaro? —Kei pensó lo peor al quedar todo en silencio. Tal vez a Ryutaro no le gustó para nada escuchar algo así.
—Aquí estoy —respondió el menor. Pero la verdad era que los nervios y la sorpresa no le permitían reaccionar. Estaba avergonzado. Sentía que Inoo podía ver lo nervioso que le puso y eso le avergonzaba aún más.
Kei no supo qué más decir. Estaba la posibilidad de disculparse pero el orgullo era más fuerte.

Un suspiro asustó al menor alarmandolo, sintiendo que debía decir algo y pronto.

—Pero no puedes —su cabeza no podía formular más palabras.
—Si puedo.. En realidad no o sí. Rayos no sé cómo explicarlo —Kei estaba igual o más nervioso que Ryutaro pero eso no importaba del todo.
—No entiendo —Ryutaro sintió otro cosquilleo en su miembro pero lo ignoró.
—Podrías.. Uhm —la vergüenza invadió el rostro del mayor, enrojeciendo sus mejillas. Dejó de apretar su miembro porque era importante lo que vendría—. ¿Has pensado en llamadas eróticas? —Inoo no sabía cómo explicarlo mejor. Ryutaro se tomó su tiempo en pensar, y es que en realidad en ningún momento lo pensó pues sonaba aburrido. ¿Qué excitante tiene hacer eso? No se imaginaba haciéndolo, ni siquiera lograba pensar en que se debía decir. El mayor ante el silencio decidió continuar— ¿Quieres intentarlo?
—No lo sé —rió nervioso—. No sé qué hacer y ya es tarde, todo está en silencio. —Ryutaro se avergonzaría si su familia escuchaba parte de la conversación.
—Está bien —Kei pensó rápido—. Estás… ¿Estás desnudo?
—¿No? —Ryutaro volvió a reír nervioso. No podría estar desnudo con el frío que hacía.
—¿Qué traes puesto? —Kei enderezó un poco su espalda en el sofá, nervioso de arruinar las cosas debido a su ansiedad.
—Un short —Ryutaro levantó las mantas e intentó mirar, torpe de su parte cuando todo estaba a oscuras.
—Está bien… cierra los ojos —

Las manos de Ryutaro temblaron y tardó en hacer lo que le pedían. Esperó unos segundos queriendo más indicaciones pues sentía que si las hacía todas tan lentamente no serviría de nada. Su miembro sí estaba algo duro pero no se atrevía a tocarlo.

—Recuerda las veces en que te toqué —Demonios, Kei tocó un tema muy fuerte pues recordar esos encuentros sí ponían duro al menor—. Quiero que… quiero que toques tu pene, solo rozarlo. Hazlo como te lo hago —La voz de Kei era suave y baja.

Ryutaro no quería hacer ruido pero se atrevió a hacer lo que el mayor le pidió y cielos, fue algo excitante. No sabía cómo describirlo pero más cosquilleos se sintieron y estar en una situación así, el nerviosismo, la vergüenza de ser escuchado acaloraba más su cuerpo. Si antes tenía frío el apretón que dio a su miembro por sobre el short le terminó de calentar.

—Quiero tocar tus pezones. Chupar uno mientras te bajo el short —Kei estaba seguro de que todo lo que decía Ryutaro lo cumplía, pues el silencio le ayudaba a escuchar el roce de la ropa y esas ligeras agitaciones saliendo de la boca del menor le eran suficiente para continuar— Sé que te gusta cuando chupo tus pezones. Que los aplaste con mi lengua —Ryutaro no se creía tener imaginación, para nada pero rayos, sí que podía imaginar la lengua de Kei en su pezón izquierdo. Morimoto se chupó los dedos para luego aplastarse el pezón, eso le hizo suspirar— Me gusta escucharte gemir cuando mis dedos presionan bajo tu glande y—
—Ah… —Ryutaro lo había hecho, había hecho exactamente lo que Kei acababa de decir y eso tomó por sorpresa a ambos.
—Te quiero chupar el pene —Kei fue sincero otra vez, tal vez muy sincero pero eso estimulaba a ambos. Ambos se acariciaban suavemente, Ryutaro con sus ojos completamente cerrados mientras su cadera se movía levemente.

Morimoto se masturbó un montón de veces en su vida y siempre supo guardar silencio pero un deseo ahora se lo impedía. De cierta manera le excitaba que Inoo le escuchara, así que soltaba suspiros y pequeños gemidos.

—Así.. —Dijo Kei— Hazlo un poco más rápido. Frota la punta, bebé. —Esa fue una palabra involuntaria pero ninguno le tomó importancia— Quiero escucharte gemir más.
—No —Ryutaro no sonó muy sincero— Todos duermen.
—No te escucharán. Hazlo, sabes que me gusta cuando gimes —Kei ya estaba muy duro. Se tocaba con prudencia, frotando y siendo lento, no quería acabar antes porque deseaba que Ryutaro lo hiciera, que lograra excitarse lo suficiente para acabar.
—Uhmm… no quiero —Ryutaro no hacía lo que sus palabras soltaban pues sí gemía quedito y sus suspiros se hacían pesados. Kei no tuvo que pedírselo otra vez pues sucedió lo que más deseaba. De un momento a otro a Ryutaro parecía no importarle más nada y comenzó a gemir un tono más alto. Se tocaba de una manera rápida. El placer era muy fuerte, la presión en su interior quería intensificarla aunque eso significaba correrse.
—Ooh Ryutaro, mi pene está muy duro, quisiera metertelo.
—Nno… —Morimoto no sabía qué más hacer. Tocar su pezón ya no era suficiente y repentinamente su mano cambió de dirección, sus dedos fueron directo a su boca ahogando los gemidos debido a que sus labios se cerraron.

Inoo se detuvo al escuchar una succión, el claro sonido viscoso de la saliva y la fricción.

—¿Qué haces? —Kei se mordió los labios.
—Te chupo el pene —Respondió el menor y los sonidos grotescos continuaron. Kei ya no pudo más, se iba a correr antes— Kei… Ooh Kei… —El nombrado frotó rápido su miembro— Aah… me quiero correr… Kei, me quiero correr
—Correte bebé. Yo también me corro.

Ryutaro volteó el rostro, necesitó hundir sus labios en la almohada porque el gemido que soltaría causaría mucho ruido. Rápidamente con su otra mano subió su short y se corrió escuchando los pesados jadeos de Kei.

La llamada no se cortó, ninguno se movió o eso pensó Ryutaro mientras descansaba con su respiración aún agitada. Se movió de a poco y notó la estupidez que había cometido.
—Mierda —se quejó.
—¿Qué sucede? —Kei ya se había limpiado con papel.
—Ensucié el short —la risa de Kei le causó gracia aunque luego se avergonzó— No es gracioso, mi madre podría ver esto —Kei seguía riendo. Tendría que lavarlo. Esconderlo bien y lavarlo al llegar de clases, justo en la hora que estaba solo en casa.
—Ryutaro.
—¿Uhm?
—¿Te ha gustado?
—Sí —respondió usando un tono bajo, avergonzado y a la vez complacido—. Sí me gustó —Incluso su cuerpo se sentía ligero. Esa corrida fue como acabar con todas sus energías.
—Me alegra… Me gustaría volver hacerlo.
—¿Ahora? —Ryutaro sonó sorprendido.
—¿Puedes otra vez?
—Claro que no. Siento que no me puedo ni levantar. —Se quejó Morimoto. La verdad es que su brazo estaba cansado pero no se atrevía a decirlo. La risa de Kei le hizo sonreír.
—Está bien. —Kei desbloqueó su celular y miró la hora: 3:16. ¿El tiempo había pasado tan rápido?— Creo que es mejor dormir.
—Sí
—Buenas noches Ryu
—Buenas noches… —Ryutaro se mordió los labios. Su mente reaccionó de manera extraña. Deseó que Inoo cortara como también deseó que no lo hiciera— Kei —Le llamó con la esperanza de ser escuchado antes de que la llamada acabara.
—Dime
—Mm… ¿Cuándo te veré? —Inoo sonrió de inmediato. Ryutaro sí sabía cómo sorprenderlo.
—¿Puedes mañana? Me saltaré una clase, nada importante.
—No, estás en la universidad eso es importante.
—No es importante, es una clase insignificante. No afectará en nada que falte.

Se volverían a ver pero esta vez con más ansias porque ambos planeaban de alguna manera llegar más allá de roces y lamidas.

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Sorry pero no pude escribir más e_e en realidad solo agregué unas palabras y corregí cosas. Me siento miserable -_- no tengo tiempo más que para dormir y estoy cansada, con el sueño cambiado y ya me quiero ir a dormir. Aunque sea cortito, de 5 miserables páginas espero que les guste :c igual le pongo cariño a la historia aunque lleva años en proceso.

Gracias por leer, saludos a todos :*

6 comentarios:

Yojhannah Tomatito dijo...

Lo ame...no sabes, nuevamente te debo un pedacito de mi vida...no sé si la vida me alcance para ver terminar este fichero, pero lo que si creo es que cada linea de tu maravilloso trabajo me encanta, me alegra, me transporta a otro lugar.
Mil gracias por tu trabajo.

Yojhannah Tomatito dijo...

Era "para ver terminar este Fic" jaja el corrector me arruina

dalia801 dijo...

waaaaa me encanta *o extrañaba demasiado tus fics

AmiS dijo...

oh SHIT!!!!!

espero mas.. necesito mas...mucho mas!

Anónimo dijo...

meeeee encantoooooo, nose por que no lo lei antes ;O;

Anónimo dijo...

quierooooo la continuación!!!!

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