Para Kota no era buena idea que el chico estuviese desnudo tanto tiempo, pero tampoco tenía que pasarle para vestirlo. Quizá la ropa de Yuto le quedaría bien solo por su figura, pero pantalones, no podía saber si Yuto era más alto o aquel "osito" lo era más. Pasaron minutos cuando por fin decidió buscar algo de ropa, pero algo se lo impedía y era que Ryutaro lo tenía abrazado. Era algo tonto pensar que su lista de preguntas lo hayan cansado, Ryutaro casi no hablaba y cuando no sabía que responderle solo lo miraba y en tan solo minutos que dejó de hacerle preguntas ya se había dormido. Quizá lo mejor ahora sería ponerle algo encima en vez de vestirlo.

Se soltó de sus brazos, lenta y delicadamente para no despertarlo. Es que su carita de niño era tan tierna, ni siquiera Yuto que era el menor se vio de esa manera cuando era un niño. Juzgando por sus largas piernas deducía que tendría casi la misma altura que su hermano.

Salió de la cama y buscó una frazada en su closet, sorpresivamente al voltearse no vio nada más que su peluche sobre la cama. Miró la frazada en sus manos pensando que ya no era necesaria y la dejó a los pies de la cama. Esto era algo que no tenía lógica. No le encontraba respuesta alguna a lo sucedido.
Tomó el peluche y lo miró detenidamente, girándolo, buscándole alguna reacción. Quizá si lo tiraba al aire reaccionaría y ese chico lindo volvería a aparecer. Lo hizo, pero no sucedió nada, otra vez no le quitaba los ojos de encima.

- es una locura – dejó su osito sobre la cama. Comenzaba a sentir hambre y recordando que en la alacena no había nada comestible y menos dulces. Decidió salir de compras, dejando solo al peluche sobre la cama el cual se movió cuando cerró la puerta de su habitación.


5:30 pm.

Al entrar se quedó boquiabierto, no podía estar sucediéndole otra vez lo mismo. Sentía unas inevitables ganas de estrangular a su perro. Una vez más había lodo y sus huellas por toda la alfombra, pero como podía haber lodo si nadie estaba en casa y por ende nadie había regado el jardín y abierto la puerta. Miles de pensamientos inundaron su mente, la imagen de aquel chico extraño aun no la olvidaba y como no hacerlo si casi le da un infarto cuando lo vio.

Con lo cansado que estaba ahora tendría que limpiar aquel desastre, pero primero que nada tenía que buscar al culpable, no era tarea difícil, solo tenía que seguir las huellas y lo hallaría.

Subió al segundo piso y caminó por el pasillo, cada que se adentraba más por el pasillo el sonido de aparentemente una melodía se hacía más fuerte. Continuó y pudo darse cuenta que alguien tarareaba una canción. Las huellas se dirigían al baño. Tragó saliva y con una sensación cercana al miedo se acercó más, las piernas le temblaban y un sudor frío comenzaba a desprender de su cuerpo. Con las manos húmedas del sudor tomó la perilla y la comenzó a girar con cuidado de no hacer ruido, pero lo que se encontraba ahí dentro ya no hacía ningún sonido. Entreabrió lentamente la puerta y antes de que sus ojos desviaran la mirada, pudo ver la mitad de un cuerpo desnudo a espaldas de la puerta, piel pálida y cabello oscuro.

La llegada de uno de sus hermanos lo había asustado y cuando volvió la mirada hacia el baño terminando de abrir la puerta por completo, algo peludo y en cuatro patas pasó por su lado haciéndolo retroceder.

~*~*

- ¡¿Yuto?! - gritó Kota al ver una vez más el desastre del año. Lo primero que vio Kota bajar por la escalera fue al perro y segundos después a su hermano.

A nadie le gusta que lo regañen, menos a Yuto que no siempre tiene la paciencia suficiente para escuchar los grandes sermones de Kota que podrían durar hasta media hora, al igual que los regaños de su madre. No se tomó la molestia de explicarle algo que no le creería y terminaría burlándose dejándolo como tonto otra vez.

~*~*

En la universidad Yuya tomaba apuntes de la clase, pero la melodía de un celular interrumpió al profesor. Siquiera lo miró, solo se levantó y salió del salón para contestar la llamada.

- ¡¡Yuya!! – con tal grito alejó el celular de su oído, era Hikaru.

- ¡no grites! ¿Qué es lo que quieres? –

- tengo que decirte algo importante, pero no puedo decírtelo por celular.

- ahora no puedo, estoy en clases y sabes que no me gusta saltarme las clases así que espera a que llegue a casa

- pero es importante, por favor veámonos ahora, he estado todo el día con esto en la garganta sin poder decírselo a alguien. ¡Me volveré loco!

- que no, ahora debo cortar, nos vemos en casa – y sin esperar a que Hikaru le diese una respuesta cortó. Debía de terminar el horario de clases y dando un corto suspiro entró a su salón ignorando al profesor que lo miraba molesto por interrumpir su clase. Miró su celular y el lindo adorno que colgaba de este. Las cosas que estaban pasando no tenían explicación.

Esas pocas palabra que escuchó en la noche no las podía olvidar y cómo hacerlo si todo había sido tan extraño, no cabía duda que algo como “mi conejo se convirtió en un chico” pudiera existir, no tenía explicación y que el supiera no vivía en un mundo de fantasías, pero lo curioso de todo era que no solo le había pasado a él. Yuto había dicho sandeces de que su perro, que un animal peludo y de cuatro patas se había convertido en un chico, Kei no estaba lejos de su idiotez, había dicho exactamente lo mismo a diferencia que era el gato.

La idea era loca y algo escalofriante. Caminar por tu propia casa como siempre lo haces y de la nada sale un ser extraño con forma humana era casi lo mismo que ver fantasmas.
La emoción que sintió al pensar que ese adorable conejito pudiese tener alguna forma humana le dio un poco de miedo, sobre todo después de que dos de sus hermanos reaccionaran como locos.

Aun así le intrigaba demasiado saber qué forma podría tener, si seguiría siendo lindo, si tendría esos ojos negros tan profundos que hipnotizaban. Las preguntas sobre su apariencia iban una tras otra. Ya tiempo para pensar tendría después.

~*~*~

Hikaru no hacía más que dar vueltas en círculos en la parada del autobús. Le urgía hablar con alguien lo de esa mañana. No sabía si había sido una mala pasada de su imaginación al envidiar la de sus hermanos o de verdad había pasado.

Pensaba cual de sus hermanos podría explicarle tal alucinación, estaba claro que ni Yuto ni Kei podrían hacerlo. Yuya lo había ignorado olímpicamente, solo le quedaba su hermano mayor y apenas subió al bus comenzó a pensar como le diría lo que vio.

~*~*~

Caminaba tranquilamente hacia las afuera de la institución. Un fuerte agarre lo hicieron detenerse, la misma chica del día anterior se encontraba frente a él mirándolo con una gran sonrisa, gesto que devolvió y juntos caminaron hasta la casa del mayor.



7:20 pm. Habitación de Kota.

- ¡te digo que es cierto! – Hikaru alzaba las manos exagerando en su dialogo, tratando de convencer al silencioso Kota que no hacía más que escucharlo y mirarlo – ese chico se me tiró encima – sus mejillas se enrojecieron al recordar que no vio más que piel y marcas, ropa… no recordaba haberlo visto con alguna prenda – y… y dijo que se llamaba Keito. Ay Kota dime que fue un mal sueño, una mala jugada de mi mente, que las tonterías que Yuto y Kei dijeron ayer me están afectando.

Pero Kota no hacía más que parpadear y mirar su rostro, quedando en un dilema si decirle a Hikaru que todo aquello había sido real o mentirle. El camino más fácil para que no llegase a la locura era mentirle y eso hizo.

- ay hermano, creo que te ha afectado demasiado lo que sucedió ayer, tranquilízate, de seguro te quedaste dormido en clases y soñaste eso. Aquí no sucedió nada, las locuras de Kei y Yuto nos sobrepasan a todos – Hikaru quedó tan tranquilo con sus palabras que dio un largo suspiro y lo abrazó.

- eres el más cuerdo en esta familia – y alejándose de su abrazo salió de la habitación de su hermano para entrar a la suya con una gran sonrisa, repitiéndose una y otra vez que nada había sucedido.

Cerró las cortinas de su cuarto y se sentó en el piso para ordenar la pila de libros para luego ponerse a estudiar.

-HI, KA, RU – su cuerpo se heló. Un par de brazos lo abrazaban del cuello desde atrás.

“Es mi imaginación, es mi imaginación” se repetía una y otra vez con los ojos fuertemente cerrados y las manos empuñadas a cada lado de su cuerpo.

Un peso extra se depositó sobre su regazo obligándolo abrir los ojos cuando algo húmedo se paseó por sus labios. Una vez más esa penetrante mirada estaba fija sobre la suya que en este momento no demostraba nada más que miedo.

- eres mío – ni siquiera le dio tiempo para gritar. Sus hombros fueron fuertemente apretados por un par de manos a cada lado de estos, su espalda contra el piso y su boca ocupada, presa de los labios del chico que no dejaba de besarlo con fiereza.

Y sin olvidar que algo suave y peludo se adentraba por debajo de su polera rozando su sensible piel.

~*~*

Yuya llegaba a casa junto con la chica. Saludaron a Yuto que yacía sobre el sofá mirando televisión para despejar la mente. No quiso dejarla subir hasta su habitación, prefería ir por su mascota y bajar con ella. La chica se quedó junto con Yuto al otro extremo del sofá mirando a todas direcciones, fijando en segundos su vista en el gran ventanal cerrado, donde a través de el se podía ver un lindo can de pelaje castaño y blanco mover la cola, como si esperase que le abrieran para poder entrar, pero Yuto solo lo ignoraba, ya harto trabajo le había dado tener que limpiar, su castigo hoy sería quedarse afuera toda la noche, como siempre.

~*~*

Al abrir la puerta siquiera tuvo posibilidad de encender la luz cuando fue halado y empujado contra la misma puerta después de ser cerraba y escucharse el “clic” del seguro.

- ¡te dije que no la volvieras a traer! Desde aquí siento su repugnante hedor – sentía un agarre en su camisa, y algo moverse entre la oscuridad frente a sus ojos – es que no sé qué pensó mamá al hacerme tu pareja, eres un infiel, ¡mucho peor que un gato! – un par de suaves golpecitos sobre su pecho después de esas palabras.

No cabía duda, que quien se encontraba frente a él no era ninguno de sus hermanos. Ya no lo soportaba mas, tomó lo que parecía ser la cintura de aquella criatura y se agachó unos cuantos centímetros para subir el liviano cuerpo a su hombro izquierdo, tomando con una de sus manos el par de piernas que se movían con desesperación.

- ¿pero qué haces?, ¡Yuya bájame! - dio tres pasos y llegó a la cama depositando el cuerpo sobre ella, tomando esas manos que golpearon su pecho cuando tuvieron la oportunidad.

Con dificultad al no poder soltarlo, sujetó sus delgadas muñecas con una de sus manos y rápidamente acercó la otra a la lámpara de la cómoda y la encendió, encontrando bajo su cuerpo a un chico de mejillas rosadas y largas orejas blancas mirándolo asustado y sorprendido.

Llegó la noche. Después de que los empleados volvieran de las repentinas compras arreglaron la habitación para Kei.

Cenaron juntos a excepción de Ryosuke que se encerró en su habitación, no quiso bajar pues no se sentía en condiciones de verle la cara a nadie. Luego de la realmente incomoda cena se fueron todos a dormir.

A la mañana siguiente Ryosuke fue el primero en levantarse arreglándose rápidamente para ir a meterse a la habitación de Yuto, el cual seguía durmiendo placida y tranquilamente. Se acercó a la cama con una sonrisa de oreja a oreja y se lanzó encima del cuerpo bajo esas blancas sábanas.

- ¡Quiero mis lecciones de esquís! – gritó despertando al menor – ¡Yuto levántate! – se sentó sobre sus caderas y comenzó a moverse de arriba hacia abajo sin ninguna mala intención - despierta~ - pero Yuto solo hacía caretas de disgusto, no había podido dormir muy bien y hace tan solo tres horas había logrado conciliar el sueño. El mayor al percatarse que Yuto no tenía ni la más mínima intención de despegar la cara de esa almohada descendió hasta llegar a su cuello, rozando su nariz por esa piel morena hasta llegar a su oído diciendo su nombre en un tono de voz completamente diferente.

- Primo es hora de… - Kei no completó la oración al ver en la extraña posición que se encontraba el chico lindo sobre las caderas de su primo, Ryosuke rápidamente se enderezó y miró en dirección a la puerta, por una extraña razón siempre le excitaba que lo encontraran en situaciones como estas – ¿Qué hacen? – preguntó el más alto caminando en la única dirección y sentándose a la orilla de la cama lo suficientemente cerca para abrazar a Ryosuke por la espalda y atraerlo a su cuerpo.

- Yuto no se quiere levantar – en ese momento se le ocurrió algo, hace tiempo no sentía esas inminentes ganas de jugar – dijo que hoy me enseñaría a esquiar – recargó más de su peso hacía atrás, siendo aun mas recibido por el cálido abrazo del pelinegro.

- Pero si yo te puedo enseñar, soy mucho mejor que mi primo en eso, te lo puedo demostrar – lo último lo dijo en un tono de picardía.

Yuto escuchaba atentamente todo lo que hablaban y ese tono de Ryosuke al hablarle a su primo, tono que no le daba buena espina. Al oír la invitación de Kei se reincorporó rápidamente asustando a Ryosuke que aun seguía sentado sobre su cadera.

- Ya me desperté, ¿contento? – dijo molesto. Ryosuke solo se quedó en silencio – ahora si me disculpan deseo vestirme y para eso necesito que los dos salgan de MI habitación.

- ¿Quieres que te ayude? – fue la voz de Ryosuke la que hizo esa propuesta, Yuto solo anarcó una ceja para luego rodar los ojos y tratar de salir debajo de ese par de piernas que aun lo aprisionaban.

- Gracias pero puedo hacerlo solo, ahora me gustaría que salieras de encima – Kei se levantó ayudando a Ryosuke a salir de la cama y arrastrándolo contra su voluntad fuera de la habitación, percatándose que Yuto al sentirse libre no lo volvió a mirar y tomó una toalla para meterse al baño.

Ambos esperaron a Yuto en el salón principal al lado de la chimenea, Kei extrañamente estaba en silencio mirando el fuego. Ryosuke miraba el reloj que colgaba de la pared queriendo apresurar el tiempo para que Yuto terminara luego de arreglarse.

- ¿Qué hay entre tú y mi primo? – Kei rompió el silencio posando ahora su fría mirada sobre Ryosuke que lo miró al escuchar esa pregunta.

- Nada – fue la respuesta que dio no tan convencido.

- ¿Nada? Entonces…

- Entonces nada, ¿acaso no sabes que a Yuto solo le gustan las chicas? Tenía una novia por si no lo sabías – al recordarlo se formó una sonrisa en su rostro.

- ¿Tenía? ¿Terminaron? – Ryosuke asintió con la cabeza – ¿por qué? – y ahí estaba en dilema, ¿cómo decírselo?

- Veras… ella, ella le fue infiel – y con esa extraña sonrisa Kei intuyó que Ryosuke tenía que ver en ese asunto – Yuto lo supo y terminaron, eso es todo.

- ¿Son buenos amigos?

- Amigos amigos no somos, pero podría decirse que si, nuestros padres lo son y ellos esperan que Yuto y yo lo seamos también.

- ¿Y tu lo quieres como un amigo? – se le acercó incomodando a Ryosuke.

- Yo…

- No sabía que hablaras tanto Ryosuke, menos sobre mi – Yuto apareció listo para salir – ¿estás listo? – preguntó refiriéndose a Ryosuke.

- Claro que estamos listos, solo te esperábamos – Kei tomó la mano del pelicastaño arrastrándolo hasta la entrada de la casa, tomando su chaqueta para ponérsela.

Ninguno de los dos menores quería que Inoo fuese con ellos, solo causaba más problemas, confundía las situaciones y lo único que quería Yamada era arreglar los problemas con Yuto.

Al llegar Ryosuke se puso los esquís al igual que los otros dos que a veces se daban miradas de… ¿odio? Al terminar comenzó a caminar extrañamente afirmándose de los bastones para no caer hasta llegar a un pequeño levantamiento de nieve.

- Lo primero que debes hacer es… - pero Kei se le adelantó dándole pequeños empujoncitos a Ryosuke desde la espalda y explicándole con una sonrisa como debía de hacerlo. Yuto estaba perdiendo la paciencia con la repentina llegada de ese primo que ni siquiera recordaba y peor se ponía cuando Ryosuke si le tomaba atención, pero solo lo hacía porque de verdad quería aprender.

Gracias a las enseñanzas de Kei pudo avanzar sin tambalearse ni abrir tanto las piernas, también aprendió a cómo detenerse y no chocar ni caer.

- ¡¡Yuto!! – gritó Ryosuke desde no muy lejos haciéndole señas al menor alzando las manos para que lo mirase.



Esa mañana Ryosuke se la pasó realmente bien, no le tomó mucha importancia a las miradas que le dedicaba Kei y la forma en que lo abrazaba pues solo se dedicaba a mirar a Yuto cuando le explicaba las cosas o cuando esquiaba, y uno de esos descuidos le causó una caída segura preocupando a los dos que se acercaron a ver que se encontrara bien, solo había sido un susto pues Ryosuke estaba más que bien.

- Me daré un baño – dijo Yuto a penas pisó el piso de su casa dirigiéndose directamente a su habitación, Ryosuke y Kei hicieron lo mismo, bueno, eso les hizo creer Ryosuke, desvió sus pasos hasta la cocina pillando ahí a unas de las sirvientas que hacia un rico pastel de fresas antojándosele.

Feliz de la vida se fue con su trozo de pastel por la casa, pasando por la habitación de su hermano, sin poder evitar esa curiosidad que se acumulaba mas y mas, acercándose a la puerta para saber si algo ocurría dentro de esa habitación pero nada, no se escuchaba nada y sin más caminó hasta la piscina templada de la casa sin poder creer aun que su ‘pequeño’ hermano ya haya tenido sexo y con otro chico.

Miró la piscina pensando en la locura del día anterior cuando descubrió a su hermano. Se dirigió al camerino y qué mejor que relajarse en una piscina de agua templada. Se quitó la ropa y se puso un short que deducía que era de Ryutaro. Tarareaba una canción dirigiéndose a la piscina tirándose en picada para sumergir todo su cuerpo en el agua y dejar que su cuerpo se relajase cayendo lentamente hasta el fondo con los ojos cerrados.

Podía soportar un miserable minuto sin aire, algo era algo, disfrutaría ese momento para no desperdiciarlo. Fue abriendo lentamente sus ojos acostumbrándolos al agua, desde ahí abajo todo se veía tranquilo, el agua tranquila y el silencio. Ni siquiera escuchaba el llamado de Yuto que buscándolo por toda la casa llegó hasta la piscina pero no había nadie ahí, se disponía a buscarlo en otros lados de la casa hasta que un ruido y burbujas salían desde el fondo de la piscina asustándolo un poco.

Ryosuke trataba de tranquilizarse pero el fuerte dolor en su estomago no se lo permitió y estaba perdiendo el aire al moverse tan brusco, quería ponerse de pie pero le era imposible. Su pecho se oprimía al no poder respirar.

Yuto se acercó a la piscina divisando a una persona debajo y sin pensarlo más se metió al agua. Un fuerte agarre en su brazo y cintura, y sintiendo una vez más el aire llegar a sus pulmones, respirando con dificultad al sentirse fuera del agua, abrazándose al cuello de Yuto sin saber que era él.

- ¿Estás bien? – preocupado y sin poder sacar a Ryosuke completamente del agua lo acorraló en una de las esquinas de la piscina para sostenerlo bien – ¿qué fue lo que pasó? – tomó su rostro para que lo mirase, aun no podía regular bien su respiración, su nariz dolía.

- Un calambre – respondió luego respirando con alivio acercándose de nueva cuenta al cuello de Yuto para sentirse más seguro.

Yuto agradecía que fuese en su presencia que Ryosuke tuviera el calambre y no después de que se fuese. Acariciaba su cabello pensando en una situación peor, ¿qué tal si se hubiese ahogado? No quería pensar más, eso era algo muy frustrante.

Separaron tan solo centímetros sus rostros para mirarse a los ojos y sin poder aguantarse más Ryosuke besó sus labios siendo inmediatamente correspondido. Ya ninguno quería sentirse lejos de esos labios porque cada que se besaban sentían una paz indescriptible, era Ryosuke el que más se sorprendía al sentirse tan obsesionado y que aumentara su temperatura corporal con unos simples intercambios de roces con la piel de Yuto.



Titulo: Take my Heart (Toma mi corazón)
Autor: Yuuki

Pareja: InooDai
Género: Romance, Lime O.ô y algo raro por ahí
Extensión: Serial
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Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3

Daiki despertó agitado. Nunca había tenido un sueño parecido. Tocó su pecho con algo de miedo y se incorporó en lo que fuera que estuviera recostado. El lugar estaba oscuro pero podía sentir algo suave rozar su piel y algo cálido a su lado. Recordando lo que 'quizás' había ocurrido con cuidado trató de salir de la cama. Sentía un gran dolor recorrerle el cuerpo. A su pesar no pudo ponerse de pie y solo se quedó sentado en la cama, las piernas le temblaban.

Después de lo sucedido estaba feliz pero ese sueño aun lo tenía asustado.

- uhmm - escuchó un gruñido y miró hacia atrás. Las sabanas se movían. Suponía que Inoo pronto despertaría, ese no era el problema, el problema era que no sabía si todo aquello había sucedido porque Inoo lo quisiera o el alcohol se le subió a la cabeza.

Volvió a la cama y se hizo el dormido. Minutos después Kei se despertó y miró el cuerpo a su lado. Su cabeza era un lio, un dolor punzante lo atacaba. Su vientre se sentía extraño e imágenes de la noche anterior iban y venían a su cabeza como una película mal filmada. Así mismo como estaba -desnudo- se puso de pie tocando su cabeza por el dolor y se encaminó hasta el baño, cerrando la puerta tras de sí para darse una ducha y quitarse eso que tenía pegado en el vientre.

Escuchó el agua correr y con esfuerzo se puso de pie para buscar su ropa. En la habitación no estaba así que fue al living, encontrándola desparramada en el piso. Estaba terminando de vestirse cuando escuchó unos pasos detrás de él.

- vete - siquiera se atrevió a mirar - que te largues! - ahora entendía, el alcohol había hecho reaccionar de esa manera a Inoo.

Por un lado no sé le hizo extraño pues pocas posibilidades habían de que de verdad sintiera algo por el.
Bajó la atenta mirada de Kei tomó sus cosas y salió del departamento escuchándose un fuerte portazo a sus espaldas.

A Kei no le cabía en la cabeza cómo pudo acostarse con un chico, un chico!, nunca se creyó homosexual hasta que el que pretendía ser su amigo lo engatusó para acostarse con el, bueno, las cosas no se dieron así pero para Kei así había sucedido.

Daiki no sabía si sentirse arrepentido o no. Le gustaba Kei, eso estabas más que claro, pero el tener ‘sexo’ con él no había estado bien. Si no fuera porque lo quería tanto no se hubiera dejado y que el alcohol estuviese recorriéndole el cuerpo le ayudó mas a que cediera a los placeres de la carne cuando sentía las manos del solista recorrerle el cuerpo de esa manera tan sensual que encendía ese deseo que no conocía.


Esos fueron los días más tormentosos para Arioka Daiki, en los cuales no sabía si volver para hablar las cosas con el pelinegro o nunca más aparecerse en su vida. Inoo Kei era un terco, no lo volvería a recibir en su departamento después de eso. Lo sabía perfectamente pues Inoo odiaba la homosexualidad y si lo aceptó a él fue solo porque Daiki le había comentado que tenía una novia igual de fanática que él por su música. Solo eran mentiras.

Inoo también pasó unos días tormentosos en los que se sentía demasiado observado cuando era invitado a algún programa y cantaba, sentía que las miradas que tenía sobre el lo juzgaban por haberse acostado con un chico, como si lo supieran y que entre el público estuviese Daiki mirándolo acusadoramente después de echarlo de esa manera tan fría de su departamento. Pero Daiki nunca mas volvió a aparecer en algún evento del cantante, solo lo miraba por televisión o escuchaba sus conciertos que pocas veces los transmitían por radio.

Podía estar horas escuchando su voz, pensando en lo que pensaría él ahora, si aun lo detestaba, porque eso pensaba. Que si ya se había olvidado de él con las dos semanas que pasaron.

“Imposible” pensó, pues para él lo era, por qué no lo sería para Inoo Kei?

Pero aun había algo en su cabeza, ese sueño tan extraño que había tenido, quizás se había relacionado con ese cuchillo cocinero que vio sobre el mesón de la cocina y esa carne congelada en la nevera, sin olvidar también esas películas de masacres que acostumbraba ver.

Un Mes? Tanto había pasado desde aquel encuentro? Era un infierno! Para Daiki lo era! Quería verlo aunque fuera desde lejos pero es que no se atrevía a aparecer en sus conciertos ni participar como público en los programas. Llevaba cinco días de verdadera angustia cuando comenzó a recibir llamados anónimos, contestaba pero desde el otro lado de la línea solo se escuchaba una respiración. Al igual que sentía que lo seguían, de camino al trabajo y de vuelta de este.

Esta noche era la peor, golpeaban la puerta sin cesar y él sin saber donde esconderse, las películas de terror le estaban haciendo efecto justo en esos momentos pensando en, qué le sucedería si bajaba? Esperó a que a aquella persona se aburriese de golpear, fue un suspiro de alivio cuando aquellos constantes golpes se detuvieron pero un sobresalto lo terminaron de botar de la cama cuando comenzaron de nuevo.


Vivía solo, pues sus padres casi nunca se encontraban y por ende debía de defenderse solo. Tomó una silla que fue lo primero con lo que tropezó. Se acercó lentamente a la puerta sintiendo esa angustia en su pecho que le decía ‘no abras’ una y otra vez.

-qui—quién? – tragó saliva y esperó la respuesta.

-con un demonio abre ya! – soltó la silla lo mas rápido que le dieron sus movimientos y le quitó todos aquellos seguros que le ponía a la puerta cuando se quedaba solo. Al abrirla una masa se fue contra el empujándolo para luego cerrar la puerta con un portazo.


Titulo: He is Mine (Es mío)
Autor: -3-
Pareja: TakaChii
Género: Slash
Estado: Proceso
Nota: Muchas gracias Ayaa por el banner
Nota2: Si por ahí leen 'Yusuke' es el nombre que le puse al padre de Yuya para no estar a cada rato con el Sr. Takaki -_- que ya esta muy repetido y me molesta.
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Capitulo 1
Capitulo 2

Hace dos años mi madre se volvió a casar. Mi padre murió hace cuatro años debido a una enfermedad, dejándonos solos. Logramos salir adelante gracias a los esfuerzos de mi madre. De verdad la admiro y quiero mucho. Cuando me dijo que volvería a casarse no me negué, quería verla feliz junto a otra persona, que olvidara a mi padre y rehiciera su vida amorosa. Fue cuando el señor Takaki se convirtió en mi nuevo padre. Al igual que mi madre era viudo y salió adelante con su hijo. Cuando lo vi por primera vez me asusté un poco, era muy alto y su mirada era muy fría. Vivir sin su madre debió ser realmente difícil.

Nos convertimos en hermanos en poco tiempo. De a poco fue cambiando su mirada. Ahora tenía un brillo en sus ojos y expresaba más sus sentimientos. Debido a la cercanía que tenía con él no pude evitar enamorarme, pero no era el único, al igual que yo el dijo estar enamorado de mi. Siempre estuvimos juntos, era muy cariñoso conmigo. En la escuela siempre era posesivo a veces llegaba a ser molesto pero nunca se lo dije ya que también me molestaba cuando las chicas se le acercaban.

Pero no todo podía ser de color rosa, la relación de nuestros padres no resultó como todos pensábamos que sería. Se divorciaron y nos separamos. Lo extrañaba mucho, mamá no me dejaba verlos. No sé que fue lo que sucedió entre ellos, pero cuando sacaba el tema mamá solía enfadarse mucho.

En momentos como estos es cuando mas necesitaba apoyo. Mamá está enferma y ya ha pasado un año desde que se divorció del Sr. Takaki. No quiero quedarme solo, pero no todo puede ser como uno quiere.

Un mes y mamá no aguantó más. La enfermedad le ganó. No tengo a donde ir. Mis tíos viven fuera del país y no creo que quieran encargarse de mí. Dejé la escuela para conseguir un trabajo pero el dinero no era suficiente para pagar el alquiler y las cuentas de la casa.

….

Los días se me hacían cada vez mas pesados por los trabajos que tenía, tomé el periódico para buscar otro más, cuando repentinamente golpearon la puerta. Me puse de pie y caminé hasta la entrada. Abrí la puerta encontrándome con una gran sorpresa.

-Hola Yuri, tanto tiempo sin vernos - era mi padrastro. Me quedé helado por unos momentos hasta que me di un golpe mentalmente para reaccionar.

-pase. Disculpe el desorden, no esperaba visitas - nunca las esperaba a menos que fuera la señora del alquiler.

-no te preocupes – sin percatarme se me acercó y me envolvió entre sus abrazos - lo siento. No supe lo de tu madre hasta hace dos días - me entristecí cuando mencionó a mi madre. La extrañaba tanto - sé que debe ser difícil estudiar y trabajar para mantenerte tu solo.

-eh?... no, yo dejé los estudios.

-pero qué? los estudios son mas importantes - me dijo muy serio, hace tiempo no veía esa expresión en su rostro hasta ya se me hacía extraño verla.

-lo sé, pero no tenía como seguir pagándome la escuela, también tenía que hacerme cargo de la casa - lo escuché suspirar. Posó sus manos en mis hombros y se puso casi a mi altura.

-por qué no te vas a vivir conmigo? - me preguntó sorprendiéndome - Yuya de seguro estará muy contento de verte - escuchar su nombre me hizo sentir nuevamente esas mariposas en el estomago - y, que dices? - sonrió ampliamente.

“De verdad Yuya estaría feliz de volver a verme?”

Cuando nos separamos los dos estábamos realmente tristes. No quería alejarme de él, pero los dos éramos menores como para decidir por sobre nuestros padres. Y la idea de volver a verlo me hacia feliz. Le agradecería eternamente al señor Yusuke por dejarme vivir con él. Volvería a retomar los estudios y lo que más feliz me tenía, era que volvería a ver a Yuya después de casi 9 meses.

Me ayudó a empacar lo necesario y me llevó hasta su casa. El señor Yusuke era hombre de negocios, por lo cual tenía una casa muy grande. Demasiado grande para dos personas.

- puedes acomodar tus cosas. Esta será tu habitación. Compré unas cosas antes, sabía que aceptarías vivir con nosotros - me acerqué a él y lo abracé.

- muchas gracias - las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos sin percatarme mucho de eso.

- no llores - secó con sus pulgares mis lágrimas - bien, es hora de ordenar. Yuya de seguro llegará pronto con una sorpresa - sonriendo salió de la habitación dejándome solo.

“¿Sorpresa? ¿Qué clase de sorpresa?”

No demoré mucho en terminar de acomodar las pocas cosas que tenía. Bajé para ayudarle al señor Takaki con la cena, aunque nunca había sido bueno para eso. Escuché unas voces provenientes al parecer de la cocina. Con el corazón latiendo rápido y nervioso me acerqué abriendo la puerta. Pude verlo, deseaba hablarle y abrazarlo.
Aun no sé percataba de mi presencia.

- Yu... - justo cuando mi voz saldría pronunciando su nombre vi como una mujer se le acercó abrazándolo por la espalda.

- amor necesitas ayuda? - dijo ella mientras aun lo tenía abrazado. Esto no estaba bien... Por qué?

- Kirimi no te preocupes yo... - volteó para mirarla y fue cuando nuestras miradas se cruzaron - Yu... - no alcanzó siquiera a decir mi nombre debido a que soltó las vajillas haciendo un fuerte sonido cuando cayeron al piso y se quebraron.

- Yuya pero que... - la chica antes de agacharse para recoger el desastre también volteó, ahora eran los dos los que me miraban.

- que sucedió? - apareció el Sr. Takaki detrás de mi. Yuya parecía tan sorprendido al verme que ni respondió la pregunta de su padre. No pude más y aparte la mirada.

- Takaki parece como si hubieras visto un fantasma - le dije acercándome pero en ningún momento lo miré - mira que soltar las vajillas al verme, acaso me creías muerto que te asustaste? - no sé como podía decir eso en un momento como este cuando me daba cuenta que tenía novia. Vaya sorpresa. - mucho gusto, Chinen Yuri - le dije a la chica y ella sonrió.

- Higurashi Kirimi - se presentó ella extendiéndome la mano. Miré de reojo a Yuya que aun no hablaba.

- hijo, no te había dicho porque quería que fuera una sorpresa. Desde hoy Yuri vivirá con nosotros.

- ¿Qué? – fue lo único que salió de sus labios, parecía no gustarle la idea. Creo que no debí aceptar vivir aquí.

- no te preocupes, solo haz como antes, después de todo seguimos siendo como hermanos, no? - le sonreí. Cómo puedo sonreír en un momento como este? Me siento realmente mal, creo que en cualquier momento llorare - ah, lo olvidé - los tres presentes posaron sus miradas sobre mi - debo ir al trabajo.

- pero quedamos en que no volverías a trabajar hasta terminar tus estudios - me dijo el Sr. Takaki.

- lo siento, es que no le he dicho a mi jefe que renunciaré, de seguro debe estar esperándome. Lo siento, debo irme - dije caminando.

- pero la cena? - me preguntó el Sr. Takaki siguiendo mis pasos.

-cenen sin mi, yo comeré algo en el restaurante. Bye! - no podía seguir ahí, corrí, corrí todo lo que me dieron las piernas, no podía seguir viendo su rostro, en la forma en que me miraba y me demostraba su descontento.

No era cierto lo que me había dicho el señor Yusuke, Yuya no estaría feliz de verme, su mirada lo decía todo.

Llegué al restaurante. Después de trabajar y tener la mente ocupada como para pensar en Yuya me relajé un poco, pero su mirada cada vez aparecía en mi mente. De verdad tenía la esperanza de que estuviera feliz de verme y que aun me quisiera, pero al ver su rostro y que tenía novia me di cuenta que en todo este tiempo el se había olvidado de mi.

Cuando llegué a casa era realmente tarde, las luces estaban todas apagadas, por suerte el señor Yusuke ya me había entregado unas copias de las llaves. Entré tratando de no hacer ruido y despertarlos, cerrando las puertas con cuidado y subiendo las escaleras de la misma manera, todo en un casi perfecto silencio si no fuera por mi respiración.

Suspiré aliviado al entrar a mi habitación pero me llevé un gran susto al encender la luz.

- ¿qué haces aquí? - pregunté mientras tenía una mano en el pecho tratando de tranquilizarme - si querías darme un susto, pues te felicito porque lo lograste - me acerqué al armario para buscar mi pijama, no quería tomarle mucha atención y eso me hacía tener reacciones no muy educadas ni agradables.

-por qué... por qué estas aquí? – al escuchar su pregunta con esa voz casi no tan segura de lo que decía y ese aparente nerviosismo quizás por mi presencia, pero no del todo seguro por eso, detuve mis movimientos.

- tanto te molesta que esté aquí? - en momentos como estos era cuando quería gritarle, decirle lo idiota que era al estar aquí. Nunca debí volver a vivir con él. Solo se quedó en silencio, eso me hacía sentir peor - puedes ser honesto - le dije pero aun así no respondió, me voltee a mirarlo cruzándose nuestras miradas - disculpa pero estoy cansado, quiero dormir. ¿Podrías retirarte? - desvió la mirada y sin decir nada se puso de pie. Cuando salió me acerqué a la cama, desvistiéndome al instante.

- Chinen yo... - volvió a entrar justo cuando desabrochaba mi pantalón. Se quedó en silencio mirándome. Sentí un escalofrío y la vergüenza recorrerme por el cuerpo. Hace tiempo no sentía esa mirada sobre mí.

- ¿qué? - le dije con improvisada molestia.

- buenas noches - y salió de mi cuarto. Esa noche no pude dormir muy bien, el cielo de la habitación se me hacia demasiado interesante pero a la vez extraño como para poder dejar mi mente en blanco y relajarme. Su voz se repetía una y otra vez en mi cabeza perturbando mi sueño cuando cerraba los ojos y así la mañana llegó y el Sr. Yusuke esperaba para hablar conmigo en el comedor.

La verdad es que no hablamos mucho, mis respuestas eran cortantes. No tenía ningún deseo de hablar, mucho menos de mi pasado, de los días antes de que mamá muriera y de eso eran la mayoría de sus preguntas. El ambiente se fue tensando cada vez más y su rostro se ensombreció cuando mencioné que mamá no tuvo ninguna otra pareja después de él, que a veces la veía llorar luego de que se separaran. Sabía cuanto se querían pero aun no entendía ni sabía el motivo de la separación.

-bueno, ya es hora de que me vaya – ser dueño de una empresa tenía privilegios. El Sr. Yusuke no tenía problemas en llegar tarde al trabajo, eran las 10am y él aun seguía en casa. – cierto, olvidaba entregarte esto – introdujo su mano a uno de los bolsillos de su saco para luego tomar una de mis manos y depositar algo en ella – ahora será importante que lleves un celular contigo - dijo sonriéndome, esto era nuevo para mi, nunca había tenido un celular en mis manos.

Le di las gracias aunque no le encontrara sentido al utilizar este aparato.

No demoró en tomar las llaves del auto y salir de casa.

Ahora estaba claramente consiente de que me encontraba completamente solo en casa entre comillas, ese no era el problema, no me molesta tener compañía solo que Yuya era esa compañía. No quería verlo, menos escucharlo.

Ahora que estaba en pie no tenía nada que hacer, ya no tenía trabajo, la escuela la comenzaría al día siguiente. Quizá debería de estudiar un poco pero ánimos no tenía.
Después de lavar la losa del desayuno busqué algo que hacer, pero aunque esta casa fuera espaciosa y tuviera muchas cosas no encontraba que hacer. Ánimos de explorarla no tenía, no quería estar bajando y subiendo escaleras, abriendo y cerrando puertas, menos si me encontraba con la habitación de Yuya. Aunque me replicara y me moría por verlo no podía, esto ya sería humillación, el me olvidó tan fácilmente, yo no podía demostrarle lo contrario sería una verdadera burla.

Caminé hacia lo que debería ser el patio de la casa, era grande, no me asombre al verlo porque ya lo había hecho antes, desde la ventana de la que ahora era mi habitación se podía ver gran parte y las luces encendidas en la noche le daba un aire misterioso. Me senté en una de las sillas y comencé a explorar por así decirlo, mi nuevo y primer celular.

- buenos días - la garganta se me secó y mi corazón daba fuertes latidos.

- buenos días - no quise mirar, no quería mirar, pero aun sentía su presencia detrás, también lo sabía porque no escuchaba sus pasos alejarse. Solo estaba en silencio, quizás mirándome... eso no lo podía saber - ¿se te ofrece algo? - fue entonces cuando ladee un poco mi cabeza hacia un costado para mirar hacia atrás, pero aun así no me respondió.

Solo suspiré y retomé lo que hacía, tratando de ocultar mis manos que traidoras me temblaban.

"vamos, ¡cálmate!"

Miré y miré la pantalla del celular, el mismo que ya no me parecía divertido.

- Yuri yo... - cerré fuertemente los ojos, no quería que hablara - sabes, lo que pasó... - quería saltar de alegría, alguien tocaba el timbre. Me puse de pie demostrándole con eso que no quería seguir escuchándolo y caminé hasta la entrada de la casa, abriendo la puerta como si nada, sin saber lo que me esperaría al hacerlo.

- Hola! - y ahí estaba, la GRAN novia de Yuya, mirándome como si me diera tanta alegría su presciencia. Miró hacia dentro de la casa, sabía perfectamente lo que buscaba - ha...

- oh! lo siento, adelante - me hice a un lado y sonriéndole le cedí el paso para luego cerrar la puerta.

Ni loco me quedaría solo con estos dos en casa.

- ¡Takaki voy a salir, no me esperes para el almuerzo! - la chica me quedó mirando, y de solo escuchar esos pasos rápidos, abrí y cerré la puerta tras de mi. Salí de casa corriendo.

- ¡Yuri! - escuché su grito desde la casa.

"que brillante de tu parte Yuri, haz hecho el ridículo al huir de esa manera"

Me reprochaba a cada segundo. Ahora no tenía a donde demonios ir, era temprano para andar por las calles haciendo 'nada'. Siquiera tenía dinero para comprar algo.

-¡ten mas cuidado! – me giré después de chocar con una persona, la misma que después de gritarme aquello sujetó fuertemente de mi muñeca – me ois… - levanté la vista justo cuando sus palabras eran detenidas por un balbuceo que me era imposible entender.

-lo siento, no fue mi intención – traté de zafarme de su agarre y al darse cuenta de lo brusco que estaba siendo me soltó.

-yo debería de disculparme – eh? – tu eres Chinen Yuri verdad? – miré fijamente al chico que por cierto era alto y delgado, pero quién no era mas alto que yo?.

-nos conocemos? – aun frotaba mi muñeca para despejar el dolor del agarre.

Lo vi abrir y cerrar la boca como si no supiera que responder, aunque estuviese de mas decir que si me conocía, pero yo era el que no tenía el placer de conocerlo.

“Placer?”

Me hizo gracia ver las muecas que hacía y mirar hacia otros lados quizás formando alguna frase para responderme.

-Yuri! – Miré hacia atrás del chico y sin pensarlo dos veces tomé de su mano y corrí junto con él, mas bien lo arrastre conmigo. Tenía que decirme de donde me conocía, quizás había rumores de mí corriendo por ahí de boca en boca y yo ni enterado aunque no tenía amigos como para enterarme por ellos.

Después de correr unas largas cuadras, miré hacia atrás y solté al chico para dejarlo descansar y fue ahí cuando me percaté que traía un uniforme escolar. Solo me le quedé mirando mientras recuperaba el aire, asegurándome que Yuya ya no iba tras de nosotros.

-ahora… me dirás de donde me… conoces? – con los ánimos volviendo a mi caminé hasta una de las bancas de aquel parque y me dejé caer para descansar.

-Soy Morimoto Ryutaro y te conozco de hace tres años – lo miré sorprendido, tres años eran por así decirlo, suficientes. – no pensé volver a verte después de 6 meses que dejaste la escuela.

-amm, no estoy entendiendo muy bien, o sea, algo. Me conoces de mi antigua escuela, eso quiere decir que… - lo miré interrogante, necesitaba mas información.

-que iba un curso mas abajo y que siempre te veía de la mano con un chico alto, el mismo que terminó la escuela dos años después y que iba a buscarte cuando terminaban las clases, creo que era el mismo chico que nos seguía. Takaki Yuya no?

“Suficiente información”

-esto es repentino pero es que si no te volviera a ver no podría estar tranquilo – me quede en silencio esperando que terminase de hablar. Lo único que faltaba era que me preguntara si acaso yo tenía algo con Yuya, eso sería lo último para destrozarme y quedar derrotado sobre el piso – sinoestassaliendoconnadietegustaríaserminovio?

Me quedé boquiabierto, aunque lo dijese sin siquiera tomar una pisca de aire lo había entendido demasiado bien, demasiado!
Una relación en estos momentos no quería pero no sabía como rechazarlo con las palabras menos hirientes. Miré hacia una de las entradas del parque y fue como si el miedo invadiera mi ser. Yuya se acercaba a nosotros a pasos lentos y agitado.

“Esta puede ser tu oportunidad Yuri”

-si… - solté sin siquiera mirarlo y pensarlo bien, sin poder despegar la vista de Yuya que veía cada vez mas cerca. Un agarre sobre mis hombros regresaron toda mi atención hacia el chico que tenía al frente.

-de verdad? De verdad quieres ser mi novio? – sus mejillas estaban rojísimas, siquiera me había dado el tiempo de mirarlo de tan cerca.

-si – dije casi en un susurro. Lo vi acercarse no tan convencido de sus actos. Desvié por segundos los ojos hacia Yuya quien nos miraba de pie a mitad de camino. Tomé el rostro de Ryutaro hasta juntar nuestros labios sin siquiera darme el tiempo de mirarlo pues mi atención estaba en otra parte, la misma que dejé de mirar después de cerrar lentamente los ojos viéndolo partir, haciendo con eso que mis afirmaciones de su olvido fuesen correctas y el beso me pareciese algo amargo.


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D: amm debería de tener continuación *mira el titulo del fic* pero eso depende de si les gusta la historia XD sino pos ahí queda!

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