Otro concierto mas que fue un completo éxito en su carrera de solista. Una vez mas aquel sobresalto en su pecho cuando lo vio sobre el escenario y escuchar su voz al cantar, sus expresiones al mover esos labios que tanto le gustaba mirar. ¿A cuantos conciertos había asistido ya solo para verlo? A todos. Era su fiel Fan. Siempre lo apoyaba enviándole cartas y regalos, claro está que todos anónimos. Ese día se fue completamente feliz por el concierto asistido.
Inoo Kei, famoso solista de Japón, se encontraba en su departamento revisando aquel centenar de cartas que esparció por el piso, eligiendo las mas llamativas para leer primero. Treinta minutos llevaba leyendo, pero aun le quedaban más de la mitad. Estaba cansado y tenia sed, pues hace treinta minuto leía de vez en cuando en voz alta para darle mas emoción a las cartas. Su garganta estaba seca y que mejor que ponerse de pie e ir por un refresco a su tan y gloriosa nevera que tenia una y mil cosas para beber.
Sacó su bebida favorita, una cerveza Asahi super Dry y volvió a su lujosa recámara volviendo la vista a esas cartas que parecían nunca terminarse, pero algo no le cuadraba o más bien le extrañaba. Se dejó caer al piso dejando la lata de cerveza a un lado y buscando entre aquel desastre su inquietud.
Era completamente problemático buscar una sola carta entre tantas, pero la suerte siempre estaba de su lado y la encontró, con ese "Anónimo" en el remitente, pero no era 100% anónimo, pues tenía una dirección para responderla. Lo que le sorprendió esta vez fue que el sobre no era llamativo como todas las cartas anteriores que había recibido de aquella persona.
Con una gran sonrisa y olvidando todas aquellas cartas que aun le quedaban por leer se acercó a su escritorio y tomando un lápiz y una hoja se dispuso a escribir una respuesta, una respuesta que aquella persona nunca esperaría tener.
Arioka Daiki, un chico más que simple, que después de terminar sus estudios entró a trabajar en un local de comida rápida, no era un lugar bien pagado pero podía costear sus necesidades. Su día había sido más agitado que los demás puesto que era Sábado, fin de semana; muchas familias salían a pasear y comían afuera. Se la había pasado la mitad del día en caja y el resto en la cocina haciendo los pedidos.
Llegó a la puerta de su casa tan cansado que solo tomó esos dos sobres sobre la mesa y subió hasta su habitación tirándose sobre su cama boca abajo y con los brazos extendidos. Amaba su cama cada que llegaba a casa, era tan relajante sentir la almohada en su rostro que podía fácilmente dormirme en el menor tiempo posible. Miró hacia el lado para mirar esos sobres en su mano y acerco ambos para ver los remitentes.
'Inoo Kei'
Se quedó mirando con los ojos bien abiertos aquel nombre en el papel y con una gran sonrisa se puso de pie, como si el cansancio nunca lo hubiese tenido, y abriendo cuidadosamente el sobre, porque no podía destrozarlo, quizás no era una carta directa escrita por él, pero llevaba el nombre de su cantante favorito y eso era suficiente como para atesorarla. Sacó con cuidado el papel dentro del sobre y lo extendió para comenzar a leer. Lo primero que hizo fue dar un fuerte grito. Inexplicablemente para él, la carta estaba escrita a mano y no por alguna maquina. Respiró profundo y comenzó a leer. Varias expresiones se formaban en su rostro cada que leía. No podía explicar todas las sensaciones que recorrían su cuerpo, pero si podía decir que estaba completamente emocionado y su corazón estaba que se salía de su pecho con esos latidos tan fuertes y rápidos.
'te espero en la Torre de Tokio a las 7pm en punto, no me falles'
Suspiró como tonto enamorado y volvió a la cama tirándose de espalda, mirando el techo tan feliz como nunca. No podía creer lo que le estaba pasando. No era una broma, no podía serlo, la carta venia firmada por el mismo Inoo Kei al final, conocía perfectamente su firma. Tenía una de ellas en un cuadro colgado en su pared. ¿Cómo lo consiguió? Le pidió el favor a una de las chicas que paseaba por el lugar cuando otras hacían la fila para tener el más preciado autógrafo del solista.
Domingo. Se tomó la molestia de no ir a trabajar porque sino saldría muy tarde, se pasó el día escogiendo la ropa que llevaría puesta en la tarde y en salir a comprar un regalo.
Se fue todo el camino distraído, por poco y se pasa de estación de metro, chocó con mas de 10 personas en la calle y recibió mas de una queja por eso. Revisó una vez mas su atuendo y caminó los metros que faltaban para llegar donde Inoo Kei lo estaría esperando. Dio varias vueltas antes de encontrarlo de pie apoyado en uno de los pilares que sostenían la torre. Con nerviosismo caminó hasta su encuentro.
Inoo miraba en todas direcciones con sus lentes oscuros y gorra, pensando que así no podría reconocerlo nadie, pero para alguien como Arioka Daiki eso era imposible, podía distinguirlo entre un millón de personas.
Volvió a mirar su reloj y haciendo una mueca de molestia volvió a mirar a su alrededor. Una pareja caminado tomados de la mano, tres turista tomándose fotografías, un chico acercándose a él, otra pareja de novios, un grupo de chicas caminar casualmente por ahí...
"un chico?"
Pensó y volvió la vista a aquel joven que ya estaba a escasos pasos de él.
- hola - una sonrisa torpe se formó en los labios de Daiki, estaba sonrojado y no era capaz de mirarlo a la cara - recibí tu carta.
Para sorpresa de Kei nunca pensó que aquel 'Anónimo' pudiese ser un chico.
- eres... un hombre? - la sorpresa en su rostro era evidente. Se había quitado los lentes para fijarse bien que no estuviese equivocado.
Tímidamente Daiki asintió con la cabeza y Kei no pudo mas, retomó el paso poniéndose otra vez los lentes. Daiki salió tras de él, era normal que se sorprendiera al fijarse que fuera un chico, pero las cosas no podían quedar así, era primera vez que hablaban y aunque lo amara muy profundamente podían quedar como amigos.
- espera! - escuchó a sus espaldas, pero aun así no se detuvo hasta sentir algo suave tocar su mano - espera - se detuvo a mirar hacia atrás y esa mano sosteniendo la suya - no te vayas... por favor.
A ese rostro no podía negarse, pero le daba cierto asco pensar que un chico fuera su fan, vio varios en sus conciertos pero nunca pensó en hablar con uno pues sus preferencias siempre serian las chicas.
Nunca creyó que esa tarde se divertiría tanto con un chico. No pudo negar que esos leves sonrojos que demostraba Daiki le habían encantado y quedando como amigos lo invitó a que un día lo fuera a visitar a su departamento, entregándole la dirección que no a cualquiera le daba si no era en busca de algo de diversión.
Pasó una semana y la visita de Daiki nunca llegó. Kei resignado se dejó caer en su sofá encendiendo el televisor con el control que estaba a su lado, pero el sonido del timbre lo desconcentro poniéndose de pie para ir abrir. Al hacerlo se llevo una gran sorpresa.
- Hola - Daiki le sonreía con una bolsa entre las manos - tantos días sin vernos - otra vez ese encantador sonrojo. Lo dejó pasar mirando su figura al caminar.
Hablaron el por qué Daiki no lo había ido a visitar mientras comían el pastel que había llevado, para luego tomar cerveza, ambos sentados en el amplio sofá uno al lado del otro. No duraron ni veinte minutos bebiendo cuando ya se devoraban a besos sobre el sofá. Kei se posicionó entre las piernas de Daiki y torpemente le quitó la ropa y se quitó la suya. Dos minutos pasaron y Daiki ya gemía sin control bajo su cuerpo pidiendo más por aquel placer. Treinta y cinco segundos y Daiki se encontraba sobre Kei moviendo su cuerpo de arriba a bajo mientras Inoo acariciaba sus piernas y tomaba su miembro, acomodándose sobre el sofá para apoyarse con una de sus manos y poder acercarse a los labios del menor hinchados de tantos besos que se dieron.
Noventa y tres minutos pasaron. Daiki se había corrido más de seis veces y estaba exhausto, descansaba bajo el cuerpo de Kei que no parecía querer mover ni un músculo más. Nunca en su vida había tenido sexo más de una vez en una noche. Estiró la mano hasta las cosas tiradas en el piso para alcanzar lo que quería. Escuchó un murmullo y se incorporó un poco para mirar a Daiki que volvió a hablar.
- Take my heart, it's yours - dijo tomando aquella mano.
Sonriendo ampliamente bajo ese semblante escalofriante enterró aquel cuchillo en el pecho del menor, escuchando ese quejido que tantas veces le encantó oír en sus victimas. Y abriéndole el pecho, lo suficiente para tomar aquel hermoso y palpitante corazón, lo observó. Ese pecho que tanto besó ahora estaba manchado de sangre, Daiki aun quejándose del dolor hasta que tomó ese órgano tan vital y lo arrancó. Las últimas lágrimas de dolor corrieron por el rostro de Daiki, pero esa sonrisa en sus labios no se borró y no se borraría tampoco de la mente de Kei.
Desnudo se puso de pie sintiendo el corazón en su mano aun palpitando, manchando el piso con la sangre que salía de el, y se encaminó a una nevera que tenia entre dos muebles, abriendo la puerta y dejando ver varios frascos con liquido y algo dentro de ellos. Tomó uno de los tantos vacíos y metió el corazón de Daiki ahí.
Sonriendo lo miró apreciándolo y manchando el franco por fuera con sus manos.
-Your heart, My heart
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Lo sé, esta raro esto pero así fue. Idea rara de la Paoki X'D Te quiero~♥
Nota: No me miren raro a mi ¬__¬
