Always on my mind~ (continuacion) Capitulo 2

Ya era tarde, estaba demasiado oscuro y debía de ir a casa. Se vistieron y cuando ya estaba en la puerta Daiki se ofreció a ir a dejarlo a casa pero Inoo se negó pero luego acepto, como negarse si Daiki lo miraba con un puchero.

Caminaban por las calles tomados de la mano. Sin querer Daiki chocó su hombro con otro chico. Que molesto le gritó.

-ten cuidado por donde caminas idiota! – Inoo molesto por haberle gritado y mas por llamarlo idiota le propinó un golpe, nadie tenía el derecho de hablarle así.

Daiki no sabía qué hacer estaba demasiado asustado, Inoo tenía al chico en el suelo. Con valor tomó a Inoo separándolo del chico para que dejara de golpearle la cara.

-Inoo ya basta, no sigas – le pedía el menor, pero se le hacía difícil alejarlo. El chico desconocido se puso de pie, tenía casi la cara hinchada por los golpes y el labio sangrando. Molesto tomó a Daiki para hacerlo a un lado. Haciendo que este tropezara y su cabeza diera directo con el suelo.

Un poco mareado por el golpe se puso de pie y una luz segó su vista. Y un gran ruido llamo la atención de todos los que circulaban por ahí

-DAIKI! – fue lo que pudo escuchar antes de que el auto diera contra él.

El conductor por más que pisó el freno no logró parar antes de que diera contra el cuerpo del menor. Inoo corrió hasta donde el menor se encontraba tirado en el piso. Apunto del llanto se arrodillo a su lado

-Daiki... Daiki... - el nombrado abrió con dificultad sus ojos. Le dolía todo el cuerpo y su cabeza era un lío.

-K..Kei.. – Inoo no pudo más y las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas. Acarició su rostro que tenia pequeñas heridas por el accidente. Daiki con todo lo que le quedaba de fuerza acerco su mano al rostro que Inoo. Al sentir su caricia depósito su mano sobre la del menor- te amo…

El mayor lloraba desesperadamente, el menor había cerrado los ojos y no sabía qué hacer, la ambulancia no llegaba y el piso se estaba manchando con sangre que al parecer provenía de la cabeza del menor.

-no me dejes... no me dejes...- decía entre llanto, no quería soltar su mano – yo también te amo – dijo abrazando el cuerpo del menor sin poder dejar de llorar.

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