The Opposite Of What I Expected - Capítulo 1

“Mi vida no era tan perfecta como todos querrían que lo fuese, no era el más popular de la escuela ni tenía las mejores calificaciones… en realidad sí tenía las mejores calificaciones, pero como decía, habían muchas cosas diferentes en mi vida, de las cuales me gustarían que volviese.”

Diez años, habían pasado diez años desde  la última vez que había visto a su hermana y madre. La separación de sus padres había sido tan grave que fue separado de su única hermana, pero hoy comenzaría una nueva vida.

Miró a través de la ventanilla del avión, en unos minutos aterrizaría.

La vida en tierras inglesas no había sido del todo mala, su padre supo cuidar de él, su relación era bastante buena. Aunque tuvo parejas con ninguna hubo problemas de convivencia. Adoraba a su padre, pero el querer ver a su madre y hermana después de diez años era lo que comenzó a desear desde que cumplió quince años.

Pisó ansioso esas resbalosas de cerámica, su familia debería estar esperándolo. Su garganta se secaba, empuñando la mano escondida dentro del bolsillo de su chaqueta, mientras la otra presionaba el mango de su maleta. Miró a todo transeúnte, pensando en la nueva apariencia de su hermana que grabada estaba en su memoria. Caminó unos pasos más deteniéndose cerca de un pilar.

Un fuerte suspiro salió de entre sus labios, cerrando los ojos.

Esperó y esperó. Buscó por todos lados, subió y bajó escaleras mecánicas, pero no estaban por ninguna parte. Al principio pensó que quizás se habían atrasado con el tráfico, o que habían salido tarde de casa después de arreglarse, pero esas ideas se iban esfumando a medida que pasaban los minutos, convirtiéndose en horas y deteniéndose en que ya eran las siete de la tarde y él llevaba deambulando por el aeropuerto desde las dos de la tarde.

Todo era tan decepcionante.

Teniendo la dirección de su antigua casa, recorrió la cuidad en busca de esta, sin saber a dónde realmente iba, pidiendo recomendaciones de cómo llegar.

-¿Estoy perdido? –se preguntó sin poder evitarlo después de estar horas de bus en bus. Se hacía cada vez más oscuro y su cabeza comenzaba a ladearse al momento que sus ojos se cerraban lentamente, luchó contra ellos hasta que no pudo más, apoderándose el cansancio de su cuerpo junto con su cabeza sobre algo muy cómodo.

El desconocido miró a Ryutaro antes de con cuidado empujar su cabeza para enderezarle, pero este volvió a caer sobre su hombro, sacándole un suspiro y volviendo hacer lo mismo, arrepintiéndose cuando se escuchó un seco sonido en la ventanilla y la cabeza de Ryutaro estaba pegada a esta, pero era su parada y bajó rápido antes de que el otro se diese cuenta.

-Aish… -aun con ojos cerrados Ryutaro sobó en el lugar que se había golpeado. Cuando sus ojos se abrieron miró que ya estaba demasiado oscuro, apegándose a la ventanilla y darse cuenta que se había pasado al leer el siguiente paradero- ¡Espere, espere! –corrió a bajarse y en cuanto lo hizo comenzó a caminar de vuelta, a ese paso lento y cansado hasta que sus pies ya sin dar más se encontraron frente a frente a los que buscaba.

Se encontraba pasmado mirando la casa, con esa sonrisa nostálgica en el rostro. Una mujer se acercó a él, mirándolo extrañado y de lado, esperando que el chico reaccionara, pero este no hizo señales de aquello hasta que ella habló.

-¿Se te perdió algo? –Ryutaro volteó el rostro y cual inocente fue separado de su madre, se acercó con ojos llorosos a abrazar a la mujer- ¡Yah! ¡Suéltame! –la mujer comenzó un forcejeo con el chico, pero este se rehusó a soltarla.

-Mamá… ¿Por qué no fuiste por mí? –la mujer hizo una mueca en su rostro y miró detenidamente al muchacho, agarrándole repentinamente de los hombros y alejarle para mirarlo bien- Oh cielos… -la mujer comenzó a sonreír, y Ryutaro comenzó a sonreír con ella, pero ambos sonreían por motivos distintos- ¡Eres perfecto! –Ryutaro no entendió por qué le decía eso, pero aun así mantuvo su sonrisa- ¡Entremos! Hay mucho que hacer~

*Minutos más tarde*

-Imposible. No. Nunca lo haré. Olvídalo. Soy tu hijo, ¿por qué me haces esto? –se quejó alejándose de la mujer.

-Aish, estos chicos de hoy –se quejó luego ella, caminando de un lado a otro, mirando a un punto perdido mientras pensaba- oh… -sacó un teléfono celular de su bolsillo y marcó, caminando lejos de Ryutaro, muy lejos antes de que contestaran.

Ryutaro se entretenía mirando los cuadros de su madre y hermana, sacándole sonrisas, deteniéndose en aquella donde salían ambos cuando pequeños, tiempo antes de que sus padres se separaran.

-Ryutaro… -la dulce voz de su madre lo hizo voltear, notando la presencia de una chica- ella es Nakajima Hana –la chica le sonrió, sacándole también una sonrisa.

..

…

-¡NOO! ¡No quiero! –forcejeo y más forcejeo. Ryutaro intentaba soltarse del agarre en sus muñecas a la vez que movía las piernas, sintiendo aquella cosa caliente sobre ellas.

-Si te sigues moviendo más te dolerá –dijo entre risas una chica la cual desconocía, pero que al parecer su madre conocía lo suficiente. Era linda, cabello melena, anteojos que le hacían lucir mucho más linda, piel  blanca y unos labios demasiado lindos, tanto que en ese momento pudo haberse sonrojado de la vergüenza, pero tiempo para eso no tenía- ¡AAH! –lágrimas y un fuerte grito salió de su boca después que la chica junto con su madre quitaran esa cosa de sus piernas, para luego seguir con su tortura. Y entre más cosas le hacían más largo se le hacía el tiempo, sintiendo que su tortura nunca terminaría.

-Ya está –su madre, con radiante sonrisa en los labios miraba las piernas de su hijo casi muerto del dolor, que no hacía más que mirar el techo sin ninguna expresión agradable- ¡Yah! No es para tanto –riendo se alejó de él para ir por unas cosas en el closet de la habitación- Mmm… no me gustaría arruinar la ropa, así que espero que te quede bien –sacó una falda que al parecer era de preparatoria.

-¿Por qué tengo que hacer esto? ¡No es mi problema!

-Claro que es tu problema, es tu hermana, hazte responsable de sus actos –Ryutaro llevó ambas de sus manos a su rostro, queriendo llorar.

Solo en la habitación, después que ambas mujeres salieran conversando cosas respecto al plan, miró sus piernas, nunca las había visto tan rojas, su vello ya no existía, ningún rastro de el. Desvió la vista a aquel traje sobre los pies de la cama, un uniforme escolar de chica. Suspiró echándose hacía atrás. La habitación comenzaba a ser asfixiante, necesitaba aire y la ventana aun abierta no ayuda del todo. Con un leve dolor en las piernas se levantó de la cama, poniéndose un pantalón puso que sacó de su maleta y una chaqueta con gorra. Bajó en silencio al escucharlas aun hablar y a escondidas salió de la casa, se puso la gorra de su chaqueta y caminó fuera de la casa. Hacía frío, pero era mejor eso que estar dentro. Soltó un suspiro al aun no creer todo lo que le estaba pasando.

-¿Ryuka? –un chico alto, delgado y de linda sonrisa apreció a su lado, tomándole de la muñeca, causándole un susto y nerviosismo que no tenía cómo quitárselo después que pronunciara el nombre de su hermana, sin dejar de mirarlo- ¿Qué haces aquí? Pensé que te irías de viaje. ¿Algo salió mal?  -Ryutaro abría y cerraba la boca, casi balbuceando cosas al no saber qué responder.

“En aquel momento no pude evitar congelarme, incluso me dieron escalofríos. Mis manos sudaban y mi voz sonó realmente torpe al intentar decir palabras.

Creo que ese fue el primer encuentro vergonzoso que sufrí en Japón... ¿Qué creen ustedes que pasó después?”

Continuará...

A) Comenzó a reír de una extraña manera, de la única que lograba cuando estaba nervioso. El chico a su lado soltó lentamente su muñeca, mirándolo extrañado y comenzando a asustarse.

B) De lo nervioso que se encontraba, las sensaciones y frustraciones comenzaron a acumularse en su interior, causando que silenciosamente comenzara a llorar y su rostro se viera tan lamentable, que sin esperarlo su cuerpo fue cálidamente rodeado, entrando por sus fosas nasales el aroma a perfume masculino.

C) No hicieron falta palabras de su parte, no cuando aquel chico se le acercó demasiado, tanto como para que sus rostros estuviesen a centímetros de cerca, mirándose ambos fijamente y causando un sonrojo en Ryutaro.

D) Sin notarlo ambos, en el siguiente parpadeo, tenían a una chica en medio. Hana silenciosamente se había colado entre ellos, dirigiendo su mirada seria pero amenazante al recién aparecido, que reafirmó el agarre en la muñeca de Ryutaro, jalando de él para abrazarlo.

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