Perdón por no actualizarles. Desde que mi netbook comenzó a fallar me deprimí, porque tengo tantas cosas ahí. Me compraré una tablet para regresar a mi vida normal(?)
Por ahora les dejo el tercer especial de my pet, que se centra en Yuto y Ryosuke, lo que muchas esperaron, algo de ellos :v de los que menos escribo jajajaja, perdón. Espero que esto les agrade.

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El orgullo lo podía todo, incluso fingir que nada había escuchado de aquella extraña conversación entre Ryosuke y Daiki.
Todos, incluso él mismo estaba asombrado por tan grande cambio que había tenido el cuerpo del antes perro. Ahora sus orejas eran puntiagudas, su cuerpo parecía haber tomado más forma e incluso su cola se veía más gruesa que antes. Su cabello ya no era castaño, sino de un negro con matices grises en algunas partes. Y cada que le miraba a los ojos se sentía una presa fácil de devorar, pues ya no tenía esa mirada sumisa que le daban ganas de pisotear, ahora era todo lo contrario. Sus colmillos se notaban más puntiagudos, y eso mezclado con esa mirada tan desafiante solo le causaba escalofríos. Su sola presencia le alertaba el no acercarse, pero parecía que solo era para él, pues los demás aun después de la sorpresa de su cambio no cambiaron su actitud. Kota seguía hablándole con esa sonrisa en el rostro, pero Ryosuke ya no sonreía como antes, y sospechaba que eso se debía al incidente con el conejo y las frías palabras del lince.



Lo que más le costaba entender era cómo Daiki de ser un gato pasó a convertirse en un Lince, y solo porque Ryosuke había tenido el mismo cambio, estaba seguro que era alguna especie de perro grande. Lo más seguro que un lobo, pues tenía las mismas características de uno. Pero se negaría a sí mismo a mostrarse asombrado, no pensaba tomarle atención todo por sentirse ofendido al no saber cuál era el objetivo de ese torpe perro.

Y mientras veía televisión fingía no estar atento a los movimientos del perro, que acostado en el piso, tras el ventanal miraba de reojo a Yuto. Escuchaba perfectamente cómo reía con ese tonto programa de televisión, era exagerado y sabía que algo le sucedía, pues escuchaba perfectamente cómo su respiración era tensa y hacía grandes pausas sin respirar, notando que a veces le miraba. Fue entonces cuando recordó las palabras de Daiki.

-De ninguna manera puede ser ESE mi destino –se quejó en voz baja y chasqueó la lengua. Si tan solo Yuri fuese su destino las cosas no estarían así, ni él estaría en ese lugar, lejos de casa.

Era cierto que desde que llegó ahí intentó ser amable sumiso y tranquilo, pero no era como si lo quisiera del todo. Su lado salvaje, fuerte y dominante de un lobo había sido reprimido por tanto tiempo y ahora que había salido a flote gracias al mismo humano frente al televisor, no podía volver a ser el mismo. Ya no era ese perro fiel a su amo, era el hijo de un lobo el cual deseaba poder y obediencia de parte de los demás. Tampoco soportaría los mismo maltratos que en el pasado.

De solo recordarlo se enfadaba, mordiendo un lado de su labio inferior.
Quería regresar a casa lo más pronto posiblemente, porque así sería la única manera de solucionar las cosas y dejar que ESE destino se alejara de él.

Se puso de pie ante la atenta mirada de Yuto, sintiendo nuevamente como contenía la respiración cuando caminó tras el sofá hasta detenerse en la entrada de la cocina.
Ya era hora de marcharse y lo haría con o sin la autorización de Daiki. Al no verlo en la cocina siguió su aroma con la mirada hasta encontrarse con la escalera, pero cuando pensó en dar los pasos necesarios para subir los peldaños un repentino y brusco movimiento le detuvo, girando el rostro hasta donde Yuto antes veía televisión. Ya no hacía el intento de evitar mirarle, aunque aún contenía la respiración, escuchando levemente ese corazón acelerado, causando en su cuerpo algo parecido. No tenía explicación para ello y tampoco podía encontrarla, era como si su cuerpo reaccionara de acuerdo a cómo lo hacía el de Yuto. Y a pesar de ser un lobo tenía miedo, pero no tan solo eso, sino una rabia contenida durante muchos años, la cual se dedicó a acumular perfectamente cada que ese nombre era pronunciado.

Él era un lobo mitad perro, una perfecta mezcla entre una de las hijas del clan de perros con el Alfa de los lobos. Sus ojos no eran tan profundos como los de su padre, pero sabía que tenían casi el mismo efecto en los demás. Ya no era ese cachorro del que todos se podían burlar, ahora era un adolescente, aunque aún no ha alcanzado la plenitud de sus facultades, como tampoco la madurez sexual.

-Ryosuke –Yuto se había tomado una gran bocanada de aire antes de pronunciar su nombre, entonces recordó desde cuándo había comenzado a llamarle por su nombre. Siempre fue perro, siempre.

Era cierto que Yuto tenía un miedo reprimido, pero sabía que no era por su presencia, ni mucho menos por su mirada, como él quisiera que fuese.
Su educación había sido rígida, su padre siempre dijo que todos le temerían al llegar a la madurez, pero eso lo veía tan lejano y más cuando el que quería que más le temiera solo estaba de pie frente a él, nervioso de hablar. Entonces recordó que la conversación en las rocas había quedado inconclusa, que Yuto estaba aclarando sus dudas antes del incidente con Yuri.

Desde su llegada había intentado fastidiar a Yuto y más fácil fue cuando este se mostró molesto por tener un perro al que cuidar. Quiso avergonzarle, asustarle y había tenido éxito, pero con el transcurso de los días se fue dando cuenta que iba cambiando y no solo él, Yuto también lo hacía.
También estaba el hecho de que nunca pensó encontrar a Yuri en ese lugar, dándose cuenta que las cosas no volverían a ser cómo antes. Había dolido ignorarle todo el tiempo, fingir ser desconocidos, pero supuso que seria lo mejor para ambos.

Sus manos se apretaron y Yuto notó aquello, dejando de acercarse y solo mantener una distancia prudente. No sabía cómo comenzar la conversación, y Ryosuke parecía no tener interés en hablar.

-¿Qué... qué quisiste decir con el que era antes? –Las orejas de Ryosuke se movieron, casi alarmado– ¿Lo recuerdas? Lo dijiste cuando estábamos en...

-Lo recuerdo –No le convenía que los recuerdos intentaran abrir las puertas ya cerradas en la memoria del humano– Solo era un decir –Yuto se mostró confundido e insatisfecho de esas palabras– Antes preferías ignorarme –Con ello Yuto le entendió, aunque no se refería exactamente a eso. Nadie más que Ryosuke sabía que en el pasado Yuto nunca le ignoró, es más, era él quién le ignoraba e intentaba esconderse.

-Oh... –El silencio que luego les invadió le dio a Yuto tiempo para examinar mejor ese cuerpo, cómo el calor invadía el cuello del lobo, mostrándole esa gota de sudor que bajó muy lentamente hasta encontrarse con una de esas notorias clavículas. Entonces un deseo con el que comenzaba a familiarizarse comenzó acrecentarse en su cuerpo, acumulándose en su garganta, terminando por lamerse los labios inconscientemente, pero bajo la atenta mirada del lobo que pareció tensarse.

Sabía cómo era la raza de Yuto, sabía perfectamente cómo reaccionaban tras ser tentados. Y si de fuerza se trataba intentaba convencerse a sí mismo que era más fuerte que él. Estaba nervioso.

-Si eso es todo lo que querías saber, entonces creo que iré por... -Sabía su propia naturaleza y que aunque fuese el hijo de un lobo alfa no dejaba de estar nervioso, por lo que huiría para evitar su nefasto destino. Pero fue tarde, y el que girase para subir las escaleras solo había empeorado las cosas. Sabía cómo era Yuto, lo sabía mejor que nadie, si había algo que él quería simplemente lo tomaba, sin importarle pasar sobre los demás, pisotear sus orgullosas vidas e incluso sus sentimientos.

Su propia respiración quiso ahogarle para no  pronunciar palabra alguna y que aquel curso siguiera hasta sentir como su cuerpo era preso entre la frialdad de la pared y el afiebrado cuerpo humano. En cómo el quejido de la brutalidad en que fue tomado y la sorpresa unidas se iban por la garganta ajena, escuchándose solo dos cavidades húmedas unirse con un constante forcejeo. Su cuerpo tembló cuando el pasado volvió a los ojos de Yuto, esa mirada que tanto temor le causó.

Sí tuvo muchos besos robados en un pasado, pero nunca uno como ese el cual luchaba por quitarse de encima. Y el que forcejeara solo hacía que el beso se profundizara y el roce de sus cuerpos fuese constante. La pubertad era un problema, más si ya llevaba tiempo en ello. Pronto alcanzaría la madurez sexual y si Yuto fuese mitad animal como lo era él podría percibir el cambio en su olor. Él mismo lo sentía en el cuerpo del humano y eso causaba un problema en el propio. Eran varias vibraciones viajando de su cabeza a distintas partes de su cuerpo, haciendo que esos besos se sintieran agradables y que sus manos se aferraran a esa camisa que estorbaba al no dejarle sentir directamente el calor. Cambiando el forcejeo de alejarle por uno en que parecía negarse a dejarle ir, moviendo sus propios labios y sentirse un total experto en besos. Silenciosas sus manos ascendieron por ese duro torso, sintiendo las vibraciones que atravesaban el cuerpo del humano. Sus respiraciones más densas y calientes.
Sabía que estaba en plena juventud y que un lobo en esa etapa hacía muchas locuras y estaba apunto de hacerlas, dejarse llevar como lo hizo Ryutaro, tomar la actitud que tenía Keito, ahora entendía por qué lo hicieron, era placentero y era como una sed insaciable, que solo se sosegaba con el calor ajeno.

-¿Yuto? –Pero el escuchar ese nombre y la separación de ese calor enfrió las cosas lo suficientemente rápido como para huir escalera arriba.

-Espera, ¡Ryosuke! –Pero no se detuvo, por nada se detendría. No quería volver a ver esa mirada ni sentir ese cuerpo pegado al suyo.

-Lo siento... –Hikaru no dejaba de estar sorprendido por lo visto, menos sonrojado al ver por primera vez cómo Yuto movía sus labios.

-¿Lo sientes? –Cuando sus miradas se encontraron Hikaru no pudo negar que temió– Rayos... –Se quejó, llevando una mano a revolver su cabello. No sabía cómo había ocurrido, ni se explicaba su manera de actuar. Ese no había sido él, nunca habría hecho tal cosa y actuar como si fuese lo más natural del mundo, no sintiendo vergüenza frente a su hermano que no dejaba de mirarle, incluso después de regresar al abandonado sofá.

Hace mucho Hikaru no veía esa mirada arrogante, llegando a la siguiente pregunta que revolvería más sus recuerdos. ¿Cuándo fue que Yuto cambió su actitud?
Eran pequeños, pero Yuto siempre pareció ser el maduro, con una mirada que pisoteaba a los demás, al punto de tener constantes peleas con Kei y Yuya. Entonces lo recordó.

Yuto había dejado de ser él después de caer por la escalera.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que especial tan fantástico, me quede gratamente sorprendida con la actitud de Yuto *0*

Malo Hikaru por interrumpir el momento, gracias por la continuación está genial n_n

Ganbatte!!! =)

Yuko "I LOVE JUMP"

Haruki-chan dijo...

Wow nunca me esperé esa reacción de yuto y yamada por dios vaya actitud de ser un perrito tierno ahora es todo un súper seme jajajaja estuvo corto pero muy bueno ★w★ gracias

Sakura De Ryosuke dijo...

kya!!! Gracias por darme Yamajima me hacia falta ;3333;; ahorq soy feliz me ha encantado!!!!!!! wuaaa fue tan agggswgvwv muy hermoso !! casi se me
sale el corazon del pecho!'' Hikaru baka!! interrupiste en eo mejor momento!! T.T yo queria ver yaoi hard xD Gracias por subirlo

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