Envy

Pasos tranquilos y el sonar de las hojas de una pequeña libreta mientras el chico dueño de ella pasaba hoja por hoja leyendo la lista que había escrito.

- Pronto será mi cumpleaños~ - canturreaba un chico con un hermoso lunar debajo de uno de sus ojos – ¿a quién piensas invitar? – no dejaba de mirar la lista de nombres escritos con cuidado.

- Es tu cumpleaños, no el mío – dijo con completa normalidad mientras seguía a un mismo ritmo los pasos de su hermano.

- Ya lo sé, pero demás quieres que ‘alguien’ vaya – dijo dándole un codazo en las costillas, quitándole una sonrisa al menor.

- Bueno, si es así, entonces…

- ¡¡Yuma!! - un chico corría por el pasillo en dirección a ellos – te buscaba por todas partes. Por dios, ¿cómo es que puedes desaparecerte tan rápido? – se sostenía en uno de sus hombros descansando por haber corrido.

- ¿Y para qué me buscabas? – Yuma miró de reojo a su hermano cual le hacía señas por detrás del recién llegado para que se le acercase más.

- Ahm. No, sólo te buscaba – bajó su mirada dejando inmediatamente de tocar su hombro – sólo quería estar contigo – musitó.

- ¿Qué? – el corazón del chico se aceleró, porque aunque lo haya dicho entre dientes y sin modular bien, logró escuchar algo pero aun así no estaba seguro de sus palabras.

- Nada nada. ¿Ya almorzaste? – el menor asintió. Aun se preguntaba si había escuchado bien. – uhm, entonces me iré a buscar a Ryosuke para almorzar con él – en un segundo ya lo tenían sujeto del brazo para que no se fuera.

- Pero aun tengo hambre – se excusó ganándose una linda sonrisa pues Yuri se dio cuenta que no lo dejaría ir, menos con Ryosuke.

Juntos se fueron por el pasillo hablando de lo que podrían comer mientras Keito miraba sus espalda y sonreía tomando un camino diferente al del par. Pensando nuevamente a quién podría invitar a su cumpleaños.



- Par de traidores, ya verán cuando los encuentre. ¡Yuma te patearé en el suelo hasta que pidas piedad! – su dialogo llamaba mucho la atención. Ganándose mirada de todo tipo de gente, chicas, chicos, adultos. Hasta del director que pasó a su lado mientras merodeaba los alrededores de la escuela. Y Ryosuke se hubiese ganado un regaño de parte del hombre panzón si tan solo hubiese detenido sus pasos. Pero iba tan molesto con cierto chico que ni siquiera escuchó las palabras del director.

¿Como podía su propio primo quitarle el cariño de su mejor amigo? A penas había llegado a la escuela y Yuri ya se le había pegado como lapa y Yuma no estaba tan lejos de que su actitud se denominara de la misma forma.
Se habían olvidado completamente de él. Él, quien le había presentado a Yuma a su mejor amigo al cual quería tanto como a un hermano. El problema no era tanto Yuma si no Yuri, que era tan sociable y al tímido chico nuevo no le costó nada hacerse amigo de él.

Los tres iban a diferentes salones por lo que siempre Ryosuke iba a buscar a Yuri y a Yuma para la hora de almuerzo, pero esta vez Yuri no estaba y ya llevaba desapareciéndose hace dos semanas atrás. Pero no era el único, Yuma también desaparecía y no era nada que se fueran por caminos opuestos. Cada que los encontraba estaban juntos.

Sus sentimientos estaban siendo tan heridos que no sabía si podría seguir con esta situación. Acaso ¿Yuma era mejor que él? ¿Qué tenía Yuma que él no tuviese? Era mucho más divertido que su primo, más alegre, más sociable. Era mucho ‘más’ que Yuma. Entonces no encontraba la respuesta, pero no se dedicó a seguir buscándola ya que frente a sus ojos estaban su primo y mejor amigo hablando como si nada mientras comían.

Suspiró frustrado, inhaló y exhaló antes de entrar al comedor para sentarse al lado de Yuri quien lo miró con una sonrisa para seguir comiendo. Yuma en cambio no le dirigió la mirada sino hasta que Ryosuke habló.

- ¿Qué pasa con ustedes dos? – inmediatamente captó la atención de Yuri que dejó de comer para tomarle atención. Pues… esas palabras abarcaban demasiadas cosas y nervios era lo que estaba sintiendo. ¿A qué se refería Ryosuke?

- ¿Qué de qué? – preguntó Yuma son una expresión casi seria si no fuera por sus ojos.

- ¿Como que qué? ¿Cuál es la costumbre de dejarme a un lado? – esta vez miró a Yuri que fue el que dio un gran suspiro de alivio, pero no un suspiro completamente aliviado – Yuri, es que ¿acaso ya no te diviertes conmigo? – Yuma quien fácilmente tenía la costumbre de mal entender las palabras, las retorció tanto que su ceja de arqueó de duda. – ¿no soy lo suficientemente bueno para ti? – Yamada quién preguntaba todo aquello con la mente demasiado limpia no sabía, ni siquiera se le pasó como un rayo por la mente, que su primo estuviese malinterpretando todo.

- Pero de qué hablas Ryosuke, eres mi mejor amigo – miraba el rostro de Yuri y esa radiante sonrisa que tenía demasiado cariño, tanto que Yuma también lo podía malinterpretar – Yuma y yo te queremos mucho – tan inocente, fue lo que pensó Ryosuke. Se acomodó en su asiento para volver a lo de antes. Pero aun así la duda no desaparecía. ¿Qué tenía Yuma que no tuviese él?


Miró directamente al chico que acaparaba gran parte de sus pensamientos. El menor de los tres nunca pensó que las miradas de Ryosuke fueran tan intimidantes como ahora. Pero esa mirada no duró mucho porque Yuri sabía perfectamente como distraer a Ryosuke con lo que fuese, sólo era cosa de hablar y tenía toda su atención.
Así se pasaron la hora del almuerzo, con Ryosuke como lapa… no los dejó solos ni un instante. Pero su investigación de qué pasaba con esos dos aun no terminaría hasta saber la verdad. Verdad de la cual estaba muy lejos de sospechar porque aunque Ryosuke pensara muchas cosas, nunca cabía la posibilidad de un chico enamorado de otro chico.

Continuará...