Maybe

Titulo: Maybe
Autor: e_e
Pareja: MoriMori
Género: Slash, Incesto, Angst
Extensión: Oneshot
Resumen: Shintaro intentó llevar una vida normal a pesar del gran amor que sentía por su hermano, intentando ocultarlo al conseguirse un novio. Su dolor caía más en el hecho de llevar la misma sangre y en que Ryutaro no sentía el mismo amor por él.
Nota: ._. nunca volveré a escribir un incesto(?) Este es un Oneshot cortito, casi 1.500 palabras, creo. Es mi primer MoriMori ._. y sinceramente creo que no volveré a escribir uno XD Espero y les guste ._. Recuerden que tiene Incesto e_e para quienes no les gusta eso.
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Últimamente su estado de ánimo ha estado por los suelos. Estaba todo bien con su familia, amigos, sus sentimientos, hasta que comenzó a darse cuenta que Nakayama Yuma estaba acercándose demasiado a su hermano. Primero pensó en ellos como buenos amigos, así como él lo era de Yabu Kota, pero luego, después de esa noche en que Shintaro tardaba en llegar de una de sus salidas con Nakayama, salió a la calle para esperarlo frente a la puerta y ver si estaba a la vista, y es que esos malditos sentimientos que sentía nunca le dejarían tranquilo, se colaban cada vez mas profundo que para cuando se dio cuenta, estaba frente al rostro de Shintaro, en la habitación de este mientras dormía, sentado sobre su cama a un lado de su cuerpo. Sentía su cálida respiración chocar contra sus temblorosos labios. No podía dejar de mirarle, sus parpados, sus largas pestañas negras, su nariz, terminando por no dejar de mirar sus labios entreabiertos.

El simple contacto de esos labios contra los suyos le volvió loco, sintiéndolos demasiado calientes y su vista parecía dar vueltas. Su corazón latió tan fuerte que hasta pensó que Shintaro lo podía escuchar, saliendo de esa habitación tan rápido como pudo, intentando no hacer ruido, tropezando al entrar a su cuarto, pero por suerte nadie despertó.

Su acelerado corazón no dejaba de latir volviéndolo loco, un estúpido, demente e incestuoso que no podía dejar de pensar en su hermano menor. Y esa noche no pudo dormir.

-Yuma aquí no –escuchó la voz de Shintaro casi en un susurro, y cuando miró en la dirección que provenía, Nakayama Yuma lo había tomado por los hombros para acercarlo y besarle. Aunque solo veía la espalda de Shintaro y las manos de Yuma sobre sus hombros, era obvio que se estaban besando. Y agradeció que la calle estuviese a oscuras, pero maldijo a Yuma el mismo día.

A sabiendas que ya estaba ahí, entró a la casa, encerrándose en su cuarto para no saber mas nada, pero estaba enfermo, enfermo por su hermano y aunque no quisiera saber mas del mundo, estaba al pendiente de si ya había entrado o no, en si Yuma se había ido al fin.

Cuando Shintaro entró a su habitaciones a misma noche, se acercó a él, sentándose sobre la cama en la misma posición que aquella noche en que el mayor probó la calidez de un roce, solo que ahora era él quien le miraba. Se hizo el dormido pues no quería hablarle, se sentía demasiado herido a pesar de que no debía estarlo, era tan patético.

-Ryutaro –susurró su nombre pero aun así no abrió los ojos, en respuesta giró su cuerpo dándole la espalda- Ryuu… -no bastó un minuto para que saliera, quedándose otra vez solo entre la oscuridad.

Lo meditó, lo pensó profundamente, pero la imagen de ellos juntos no le dejaba pensar claramente, por lo que los siguientes días intentó evitar a su propio hermano, mirándole solo cuando el menor estaba distraído con otras cosas. Envidiando las veces que Yuma iba y se quedaban en la habitación de Shintaro.

…

No podía seguir haciéndole eso a su hermano, porque el menor le demostraba que le dolía, con su expresión cada que intentaba hablarle, con su tono de voz cuando decía su nombre. ¿Qué explicación podía darle del por qué lo ignoraba? No la tenía, por lo que tomó una decisión, decisión que mas tarde se arrepintió de tomar. Olvidaría lo que sentía por su hermano, así todo volvería a ser como antes.

Él continuó saliendo con Nakayama, y por su parte, tomó su ejemplo. Había comenzado una relación con Yabu, relación que parecía comenzar a fortalecerse con el pasar de los días, pero muy maldito será, porque cuando besaba a Yabu aun podía sentir la sensación de los labios de Shintaro. Era algo que nunca podría olvidar, algo que aun recordaba y deseó volver a sentir.

Las cosas iban cambiando, en su mente ya no se encontraba tan profundamente su hermano, las tardes fuera de casa se hacían agradables, de igual manera intentaba evitar a Shintaro, pero todo comenzó a cambiar, y sin darse cuenta, cuando llegó a casa junto con Yabu y este entre la oscuridad de la noche del pequeño jardín de los Morimoto, aprovechó de tomar al menor de la cintura y apegarlo a la pared mientras le robaba un beso, el cual fue correspondido con una sonrisa, sin separarse, no hasta que la puerta de la entrada se abrió, dejando ver a Shintaro completamente sorprendido al verlos.

…

La calidez de su mano siendo tomada, la de sus labios sobre los suyos. Los labios de Shintaro eran lo mas dulce que podía existir, lo mas cálido y lo mas suave. Nada se comparaba con él, nada era mejor que él.

“Te amo hermano…”

Para cuando despertó aun estaba oscuro, no había sido más que otro sueño en donde anhelaba esos sentimientos correspondidos. Tranquilamente se sentó sobre la cama, respirando desanimado, pero en su mente un remolino de ideas y recuerdos que lo ponían intranquilo, como ese sueño que deseaba hubiese sido realidad. Estaba enfermo y lo sabía pero por más que intentaba olvidarle no podía. ¿Y si lo miraba por última vez? ¿Y si besaba sus labios tan solo una última vez y luego volvería hacer el intento de olvidarle?

Se quedó en silencio un momento antes de salir de la cama y dirigirse al pasillo, intentando no hacer ruido se acercó a la puerta correspondiente de la habitación de su hermano, que dormía tranquilamente como todas las noches que él estaba en vela por tener su rostro permanentemente en su memoria. Su corazón comenzó agitarse violentamente cuando tomó el pomo de la puerta, y su boca necesitaba más saliva porque se secaba.

Fruncía y se mordía los labios hasta que soltó un ligero suspiro, decidiendo no girar aquella perilla por nada del mundo, no podía seguir así.

Pretendiendo volver a su habitación, caminó de vuelta, pero sus pasos se detuvieron al escuchar ruido proveniente del baño, lo más normal que haría era no prestarle atención pensando que era uno de sus padres, o tal vez su hermana, pero algo en él le hizo caminar hacia allá, notando la luz encendida del baño y la puerta entreabierta.

Al empujar suavemente la puerta del baño, ahí le encontró. Dentro de la bañera sin nada de agua, durmiendo como si el torrente de sentimiento en su pecho no le afectara. Sonrió pensando en la manía que tenía Shintaro de hacer eso cada que estaba pensativo. Se acercó con intenciones de sacarlo y llevarlo a su habitación aunque eso no terminaba ahí, porque sabía que terminaría robándole otro beso entre sueños, pero cuando estuvo lo suficientemente cerca una gran mancha carmesí cubría su pantalón de pijama y camisa, divisando sus muñecas que seguían dejando salir ese color que nunca pensó le aterraría tanto.

-Shin… -se acercó ahora tembloroso, intentó tomar sus manos pero el miedo a hacerle mas daño le aterró- Shintaro… –le llamó sacudiendo su cuerpo- ¡MAMÁ! ¡PAPÁ! –volvió a sacudirlo esta ves mas violento cuando el miedo lo invadía- Shintaro, abre los ojos –las lágrimas comenzaron a caer sobre sus mejillas, pareciendo como si él también llorase- ¡MAMÁ! –volvió a gritar desesperado, escuchando ahora las pisadas acercarse, pero justo en ese momento Shintaro abrió sus ojos, dejándole ver su color castaño en ellos. Desorientado y sonriendo cuando pudo distinguirle.

-Ryuu… –comenzó a llorar con él- Ryuu… –pronuncio dolido- no llores –pero no podía dejar de hacerlo, el miedo a perderlo se acumulaba en su garganta, formándose ese gran nudo que no le dejaba hablar.

-Shin… ¿qué hiciste…? –sus propios labios temblaron al hablar. Unió sus frentes, sus ojos parecían querer volver a cerrarse.

-Ryuu… –le miró sin alejarle, sin dejar de temblar y sentir miedo por lo que veía, por lo que no sabía que pasaría- te amo –y el tiempo se detuvo, en esa mirada, en esos labios inertes, en esa última unión de sus labios que le quitó el aire y detuvo su corazón.

Cuando sus padres llegaron Ryutaro no podía dejar de gritar sin dejar de llorar. Su padre le empujó para sacar a Shintaro de la tina, su madre llorando llamó una ambulancia, Natsune despertó asustada. Para cuando se dio cuenta él y su hermana se quedaron solos, su padre había optado por irse en auto, escuchando el grito de su madre diciéndole que se quedaran en casa, pero en su mente se seguían repitiendo esas dos palabras, esas que siempre quiso escuchar, esas dos que aun atormentaban su vida, porque aquel día en que sus padres llegaron a casa abrazándolos a ambos, supo que Shintaro no volvería a sonreírme y decir su nombre.

Porque aquel día tuvo la vaga idea que la noche en que se hizo el dormido evitándolo después de verlo besarse con Yuma, pensó que tal vez él quería decirle algo, decirle esas dos palabras, pero solo tal vez.

Fin

Nota: ¿Lloraron? e_e Ojala que sí! \(;v;)/ (?) porque sinceramente yo lloré al corregirlo ._.