El reloj del living lograba que el silencio entre ambos fuera agradable con el sonar del segundero. Ryutaro aún sentía las caricias en su cabello, Kei no se había detenido, aun cuando habían pasado varios minutos. Escuchar el palpitar del mayor apaciguaba su ánimo, dejando en el olvido sus lágrimas cuando su mente se quedó en blanco. Hace mucho no se sentía tan tranquilo.
Kei respiraba tranquilamente mientras miraba los cabellos de Ryutaro, tiempo que no hacía eso, era una sensación agradable de la cual disfrutaba completamente. No se hubiese detenido si no fuese porque Ryutaro tomó su mano, quitándose de encima para mirarlo a los ojos.

–¿No tienes clases? –las lágrimas secas dejaron huella en sus mejillas, incluso su polera estaba húmeda a causa de ellas. Sonrió carismático. Su mano aún seguía sostenida por la de Ryutaro que esperaba una respuesta.

–Si, pero prefiero quedarme contigo por hoy.

–Eso no está bien, ve a clases –aunque le dijese eso no quería que lo hiciera, pero por otro lado no quería ser la causa de las faltas de Inoo.

–Si lo está –haló esa mano para volver a tumbarle sobre su pecho, quedando ahora a libre vista el rostro del menor- hoy me quedaré hasta que te duermas –sonriendo por la expresión del otro pellizcó su mejilla.

–¿De verdad te quedarás hasta que me duerma? –se acomodó volviendo a escuchar esos latidos, fijándose en el piso de la sala– No tienes que hacerlo.

–Lo prometo, cuidaré de a ti ahora en adelante –Inoo acarició sus cabellos logrando con ello que el menor cerrara los ojos y suspirara tranquilo, intentando no volver al pasado en sus recuerdos y torturarse con esas imágenes que todos los días tenía presente.

Sus cabellos eran revueltos con delicadeza entre los largos y delgados dedos del mayor, que aún con los ojos abiertos miraba sus cabellos castaño oscuro. Pasó lentamente la palma de la mano por esa frente removiendo el flequillo, repitiendo aquello un par de veces más antes de acariciarle la mejilla y sacarle una sonrisa al chico sobre él, que llevó una mano sobre la suya.
Ahora estaba más tranquilo, el verlo así y tenerlo cerca, sintiendo que había sonreído, sacándole también una sonrisa que no borró hasta que comenzó a quedarse dormido manteniendo la mano sobre su cabeza. Y ambos se durmieron en menos de quince minutos.

---

El molesto sonido de un celular le hizo removerse incómodo sobre lo que fuera que estaba, porque ni siquiera recordaba qué hacía antes de dormirse, llevando una mano a su bolsillo para sacar el vibrante aparato y responder con el ceño fruncido y ojos cerrados.

–¿Uhm? –aun somnoliento comenzó a quejarse mentalmente por la incomodidad, abriendo los ojos lentamente mientras escuchaba la voz al otro lado– ¿Daiki? –pero la incomodidad desapareció al ver ese tranquilo rostro descansar, volviendo los recuerdos a su mente– Lo siento, estaba dormido –y se preguntó cómo es que llegaron a estar en esa posición si el menor se había dormido sobre su pecho– No –no le costó mentir cuando su novio preguntó si tenía clases, porque miraba el rostro de Ryutaro, el cual estaba contra el respaldo del sofá, mientras él estaba a la orilla, un lugar estrecho e incómodo, pero de sólo mirar su rostro todo cambiaba, volviendo a acariciar su cabello cómo antes de que se durmiera– ¿Ahora? –la idea de salir no estaba en sus planes. Le acarició la mejilla causando que Ryutaro se moviera– No puedo –y antes de que Daiki preguntase ya tenía la respuesta sin volver a mentir–No estoy en el departamento, estoy en casa de Ryutaro –así cómo lo pensó, su novio preguntó por él, en su estado de ánimo y en si ya le había dicho el por qué de su ausencia en el grupo– no, no quiere hablar –suspirando suavemente voltea un poco el rostro para mirar el techo– Lo siendo Daiki, le prometí que me quedaría hasta más tarde –pero su novio era tan comprensivo que no le importó no pasar un día, que supuestamente era libre, junto con su novio, porque también le importaba el estado de ánimo del menor del grupo– Adiós, te amo. Te llamaré más tarde –sonrió antes de cortar la llamada escuchando las mismas palabras al otro lado.

La llamada cortada y sus ojos fijos en esas pestañas largas y parpados cerrados. El tiempo se detuvo sin percatarse que no podía quitarle la mirada de encima, fijándose en cada detalle de su rostro dormido, mirándole los labios que entreabiertos se encontraban inmóviles.

El silencio se hizo, el reloj no avanzaba y la respiración de Ryutaro se había detenido, al igual que la suya. Un acercamiento que jamás imaginó y del cual no era consciente, no hasta que un sutil aliento golpeó sus labios devolviéndole la respiración, junto con el remover del cuerpo a su lado, alejándose rápida y torpemente terminando en el suelo, despertando al menor que al escuchar el golpe se incorporó rápido, mirándole sorprendido en el piso, y su mirada no era del todo diferente, sus labios hasta reprimían las palabras, pero todo volvió a la normalidad cuando escuchó su risa que parecía no detenerse, devolviéndole la tranquilidad para ponerse de pie, pero en su pecho seguía escuchando el fuerte palpitar de su corazón.


La tarde pasaba, Inoo había cocinado para ambos y ayudado a Ryutaro con sus tareas de matemáticas, dejando que el tiempo pasara volando y la familia del menor comenzara a llegar, y los faroles de las calles iluminaran el camino porque el sol ya se había escondido.

–Vendré mañana –Ryutaro sonreía, pero al escuchar ese “mañana” pareció no gustarle–

–No es necesario, estoy bien. Ya interrumpí un día de tus clases, pero si quieres… –Inoo le miró atento, pero Ryutaro no parecía muy seguro de lo que diría– podemos enviarnos mensajes…

–Eso sería bueno –y con una sonrisa Inoo se despidió, sacando su celular del bolsillo cuando ya había perdido de vista a Ryutaro, suspirando porque el menor no esperó mucho a refugiarse en casa cuando sólo había caminado unos diez pasos–

Cuando la voz al otro lado contestó su llamada la sonrisa volvió a su rostro, quedando en verse esa noche.
Al llegar a casa de Daiki fue recibido con una linda sonrisa por parte del menor, no tardando en que ambos salieran rumbo a su departamento. Amaba profundamente a su novio, y era mutuo, pero Ryutaro no era alguien sin importancia en su vida y lamentaba un poco no poder pasar ese tiempo con su novio cuando muchas veces casi no se podían ver fuera de las prácticas y grabaciones.

El tintineo de las llaves hizo suspirar al pelicastaño sin que Inoo lo notase, y cuando la puerta se abrió ingresando ambos, esta se cerró violentamente. La espalda del pelinegro estaba contra la puerta ya cerrada, sus labios eran atacados con la misma intensidad cuando no se veían en varios días, sacándole una sonrisa mientras dirigía sus propias manos a la cintura de su novio para quitarle la polera que traía puesta.
Caminaron torpemente por el departamento mientras se quitaban la ropa, chocando con más de un mueble al no encender las luces, pero sus labios no se separaron, ni sus manos dejaron de acariciarse la piel que era descubierta hasta llegar completamente desnudos a la cama.

–Te… extrañé… –suspiró Daiki subiéndose a su regazo–

–No eres… el único… –con una sonrisa que Daiki logró ver al estar cerca, Kei volteó posiciones dejando al menor bajo su cuerpo, acercando los labios al suave pecho de Daiki, mientras este le seguía con la mirada cada movimiento. Besó castamente, haciendo jadear al castaño.

–Kei… –suspiró mientras este seguía besando cada centímetro de su pecho, dándole una rápida lamida a su tetilla izquierda antes de apretarla con los labios, haciendo que Daiki diera un sobresalto al sentirla. Se mordía los labios con cada lamida hasta que no pasó mucho para que ambas estuviesen duras. Kei abrió la boca chupando una de ellas, mientras frotaba la rodilla en la entrepierna del castaño– Kei… –su miembro comenzaba a endurecerse por las pequeñas pero placenteras atenciones que recibía. Sus ojos ahora cerrados se humedecían del placer y Kei parecía no querer detenerse– ¡oh Kei! –la fuerte succión a su tetilla y el agarre en su miembro, que ni siquiera percató cuando le fue desabrochado el pantalón, le causó una excitante corriente de placer, sobre todo aquella mordida en su tetilla y los sonidos húmedos que hacía Kei son los labios y su saliva al soltarlo–

Con suaves besos continúo el recorrido por sus pectorales, mordiendo de vez en cuando hasta llegar a su ombligo y lamer alrededor, sintiendo el erecto miembro de Daiki chocar contra su pecho, el cual no hacía más que jadear y ejercer fuerza en los hombros del mayor para que bajase más.

–Kei… ¿por qué vas tan lento? –pero del mayor no recibió respuesta, no cuando su cálido aliento chocó con la punta de su miembro, soltando un suspiro y arqueando un poco la espalda.

–No te vayas a correr –besó sus piernas, subiendo una a su hombro.

–No bromees aah… -soltó un gemido levantando la cadera cuando la lengua del mayor se paseó por su ingle, haciendo que Daiki cerrara inconscientemente las piernas.


–Daiki, no hagas eso me lastimas –se quejó con una sonrisa.

–Kei… –pero la mirada del castaño no hacía más que pedir más.

–Dime –con una sonrisa se acercó a sus labios, dejando cortos besos sobre ellos mientras acariciaba los costados de su cuerpo.

–Hazlo Kei, por favor… -el mayor sonrió entre besos.

–¿Qué quieres? –preguntó como si no entendiera, volviendo a bajar acariciando alrededor de su miembro sin haberlo tocado.

–Chúpamela… –entre un jadeo soltó aquella palabra, junto a sus mejillas sonrojadas por lo mismo y fue algo que Inoo pudo distinguir fácilmente, sobretodo cuando acarició una de sus mejillas y la sintió más caliente.

–Aún no –respondió como si nada, regresando a su tarea de besar y marcar las partes bajas de su cuerpo mientras Daiki soltaba quejidos porque quería más de ello, pero eso no quitó que su cuerpo se estremeciera menos ni que su respiración dejase de agitarse, porque Kei continuó lamiendo muy cerca de su miembro que estaba a punto de tocar.

Comenzaba a desesperarse a la vez que la punta de su miembro se sentía demasiado húmeda. Un ligero toque en su entrada le alarmó, pero no hizo más que retorcerse cuando los dedos de Kei por fin entraron a su cuerpo y el correrse fue inevitable. Inoo sonrió y se acercó a sus labios, tomando su propio miembro para pasarlo por las partes que la esencia de Daiki había caído, y tomando un poco, con los dedos que antes estaban dentro de su cuerpo, y dirigirse otra vez a su entrada, esparciendo el líquido blanquecino por los alrededores mientras se miraban y notaba ese brillo impaciente en los ojos del castaño.

–Voy a chuparlo –mencionó pensando en esperar, recordando que su novio quería eso.

–No… -le sostuvo de los hombros– no ahora –Daiki rodeó con una de sus manos el miembro de Kei, masajeándolo con insistencia.

Kei se acercó, rozando su miembro contra la entrada húmeda del castaño que aun no le soltaba, y presionando, sintiendo como esa cavidad iba estrechándole a medida que lo penetraba, miró los ojos del menor que estaban cerrados mientras lo atraía de sus costados.

–Daiki- gimió mirándole. Cuando las piernas de Arioka se abrazaron a su cintura y sus manos se aferraron a sus hombros, apretándole con la primera embestida, sus labios buscaron la fuente de los gemidos que comenzaron a salir suaves y jadeantes, y lo besó con total pasión y desesperación, acariciando sus firmes piernas, separando y apretujando sus glúteos, entrando cada vez con mas fuerza y ahínco.

Daiki gemía, enfatizando el nombre de su novio en cada grito de placer, quejándose cuando Kei salió de él para recostarlo boca abajo en la cama, entrando ansiosamente suave, y regresando al vaivén. Daiki apretando las sabanas y mordiendo la almohada; e Inoo besaba sus hombros entre mordidas, subiendo a su cuello, acariciando su espalda. Kei jaló suave de las piernas de Daiki para que quedase completamente recostado en la cama, moviendo sus propias piernas a los costados del otro y continuó con los movimientos. Los gemidos aumentaron cuando aquellos glúteos que eran nuevamente apretujados, fueron separados y las penetraciones más certeras y rápidas.

–¡Kei! –su miembro preso entre su propio cuerpo y las suaves sábanas de Kei le daban una suave y placentera caricia, que hacía que no fuese necesario ser tocado. Sintió el pecho del mayor apegarse a su espalda e intentó mirarlo, pero su propio placer no le permitía más que gemir y aferrar sus manos a las sábanas. Sentía su agitada respiración chocar contra su nuca, junto con esos jadeos que no hacían más que excitarle al saber que él también lo disfrutaba.

Se mordió el labio inferior, que no duró así más de dos segundos, cuando sentía el caliente miembro de su novio engrosarse un poco y calentarse más dentro de su cuerpo, notando con ello que terminaría corriéndose, deseando que lo hiciera dentro. Escuchó sus bajos y roncos gemidos aumentar, y su boca se abrió cuando su propio orgasmo llegó y manchó la sábana bajo su cuerpo, gimiendo fuerte y más cuando la esencia caliente del mayor llenó su interior, el cual no se detuvo mientras lo hacía, no hasta sentir que las fuerzas abandonaban su cuerpo en espasmos.

Cuando ambos estaban más relajados no tardó en escuchar la risa del menor, contagiándole y haciéndole sacar una sonrisa, saliendo cuidadosamente de su cuerpo y voltearle para comenzar a robarle besos entre palabras de amor.

---


El día llegó junto con un ensayo de baile. A la hora del descanso todos desaparecieron a excepción de Inoo y Yabu que se apoyaron contra la pared intentando regular sus respiraciones y que las fuerzas volvieran a sus cuerpos.

–Fui a ver a Ryutaro –La expresión feliz del mayor cambió, sintiendo un fuerte revoltijo en el estómago.

–No deberías seguir, lo debes estar agobiando –fue su respuesta–

–Hablé con él… –todo su interior se estremeció, tragando saliva con dificultad– pasé el día en su casa –guardó silencio temiendo que ahora Inoo supiera lo que realmente había pasado, aunque se negara a aceptar que era el causante del estado del menor– algo sucedió con él –el mayor levantó la mirada cruzándose con los oscuros ojos del pelinegro que parecían querer decirle algo– y supongo que tú sabes algo, ¿verdad?

Continuará…

Nota: Una que otra debe estar puteándome(?) por lo que pasó en este capítulo y más de una también debió decepcionarse ._. lo siento profundamente.

Bueno, primero que nada, agradezco que Paoo me haya ayudado en este fic, pues verán, cuando estaba terminando este capítulo (hace meses) no podía escribir lemon así que lo dejaría sin el pero Paoo se ofreció ayudarme con eso. Gracias Paoo ;^; i love you! Así que si les gustó el lemon XD agradézcanle a Paoo… pero si no les gustó è^e chúpense un ojo! (?) broma, intentaré acomodarlo mejor para la próxima. Ya saben! BD me gusta cuando les gusta un lemon!

Sé que dije que terminaría my pet y luego seguiría con los demás, pero aproveché que no tengo nada publicado y suponiendo que querían leer de este fic ._.
Opinión personal :/ este capítulo lo encontré aburrido

3 comentarios:

AmiS dijo...

woooow! sensacional!!!... pobre ryuu...
Inoodai intenso fuck yeah!!...
kiero mas!!

Uebo♥ dijo...

AHHHHHHHHHHHH PUTA. El lemon fue buenísimo! Le voy a decir a Pao que gracias por ayudarte -e- Porque la verdad quedó genial~ Tardé en leerlo porque me colgué~ No creas que porque haya cambiado un poco la trama no me va a seguir gustando, es obvio que sí... si a veces leo YamaChii esto... es pan comido, sobre todo porque el InooTaro no me molesta.
Volviendo al tema del lemon.
Debo decir que fue uno de los mejores lemon que leí en mucho tiempo. Cambio y fuera.

TE AMO ♥

mabelucome dijo...

me encanta!!!!
La trama va cambiando poco a poco, me gusta esto aunque no sea muy fan del Inootaro.... e.e
Waaaa Le voy a decir a Paoo que la amo muchisimo por los lemon que hace hshsjsjsjdj *////*

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