–No sé cocinar… –susurró Ryutaro mientras miraba los ingredientes sobre el mesón. Kei no dejaba de mirarlo, sentado en el sofá.

–Has tu mejor esfuerzo –dijo con una gran sonrisa, más cuando vio aquella mueca en el rostro de Ryutaro.

No podía quitar esa sonrisa, no cuando Ryutaro comenzaba a quejarse, seguramente cortando las verduras de una exagerada manera y eso le intrigaba, por lo que se puso de pie para ir a mirar cómo el menor hacía la cena, pero un suave vibrar llamó su atención. Miró a Ryutaro por unos segundos para luego dirigir la mirada a su celular sobre la mesa. La sonrisa no desapareció ya que quién llamaba era su novio. No dudó en contestar y tener una corta conversación con él.

–¿Entonces está contigo? –Kei se dejó caer por el respaldo del sofá.

–Sí, y se quedará esta noche –dijo como si nada. Daiki al otro lado del aparato no hizo ningún gesto a cambio, más que fruncir levemente el entrecejo y voltear sobre su cama, aunque no estuviese bajo las mantas, pues aún no terminaba de quitarse la ropa cuando escuchó a Kei decir que Ryutaro estaba con él.

–¿Entonces lo que Ryutaro dijo… –pero no pudo terminar su pregunta ya que sus labios se cerraron, terminando por fruncirlos.



–¿Qué cosa? –El pelinegro volvió a mirar al nombrado, que ahora lavaba las verduras.

–Nada… solo que, bueno… Sobre sus estudios –Kei sonrió.

–Sí. Me pidió ayuda en álgebra –Daiki emitió un bajo “Oh…” para luego guardar silencio– Creo que tiene problemas con la cena –dijo mirando al menor– Le dije que si todos sus ejercicios estaban mal tendría que cocinar –su tono de felicidad no pasó desapercibido para Daiki, no cuando sabía de memoria los tonos de Kei cuando algo le afectaba, ya fuese bien o para mal.

–Pero Ryutaro no sabe cocinar –No sabía desde cuándo el tema de sus conversaciones venían siendo solo de Ryutaro, comenzando a molestarse y apretar el puño.

–¡Eso es lo divertido! –Al levantar el tono, Kei bajó la cabeza, intentando esconderse al sentir que hacía mal al hablar a escondidas del chico que estaba en su cocina, aunque no lo entendía por qué– Ah, será mejor que vaya a ver cómo va. Te llamo más tarde, para desearte las buenas noches –dijo en un tono más suave, sacando una leve sonrisa en el rostro de Daiki.

–Estaré esperando.

–Y yo el que no te quedes dormido antes de que llame –canturreó Kei.

–No podría dormir sin un buen ‘buenas noches’ de mi novio.

–Ni yo –Kei rio– Te llamo luego. Te amo.

–Yo tam… –La llamada se cortó sin dejar que Daiki pudiese corresponder aquellas palabras– ¡Maldición! –volteó boca abajo en la cama, hundiendo el rostro en la almohada y sostenerla para con ella darse contra la cama. Comenzó a gritar contra la almohada y patalear, creando un ruido sordo cuando sus pies daban contra la cama.


Inoo se levantó para ir a ver cómo iba la cena, pero el sonido preveniente de un celular volvió a detenerle. Suspirando buscó el celular de Ryutaro, era mejor llevárselo y así mirar lo que hacía, pero cuando vio en la pantalla del aparato el nombre que en ese momento cambiaba su humor, no hizo más que quedarse ahí sentado, volviendo a mirar a Ryutaro que le daba la espalda y no dejaba su ardua labor de hacer una buena cena. Solo era un mensaje, pero eso no quitó sus ganas de saber lo que estaba escrito.

“¿Ryutaro, podemos hablar? En verdad es necesario” La mente de Inoo se cerró en sí misma, pensando qué pudo haber pasado en verdad, entonces escuchó la voz de Ryutaro, volviéndolo a la realidad ya que el chico había preguntado sobre cómo cortar una verdura. Rápidamente y sin ser consciente de lo que realmente hacía, eliminó aquel mensaje porque muy dentro de él no quería que Ryutaro lo leyera.

–Hazlo como tú crees que es –el quejido de Morimoto no se hizo esperar, refunfuñando mientras pensaba cómo cortar la condenada verdura.

Iría con él, pero el celular volvió a sonar. Su entrecejo se frunció y contestó la llamada con intenciones de decirle a Yabu que Ryutaro estaba ocupado, pero no fue posible cuando Kota fue el primero en hablar– Por fin contestas –No supo que decir, así que decidió esperar aunque lo correcto era decir que no era Ryutaro– Perdón, por favor perdóname. No quise hacer todo eso. Entiendo que pensaras que Daiki me insistió en que te hablara, pero de verdad necesito hacerlo. Todo esto se pone cada vez peor y sé que es mi culpa, y que nunca me vas a perdonar, pero… –Un suspiro se escuchó al otro lado. Las palabras se habían atorado en la garganta de Inoo, su boca entreabierta pero la curiosidad presente, esperando las palabras que le dirían lo que realmente sucedió– ¿Podríamos vernos? En verdad necesito que hablemos esto en persona –Kota no había dejado de hablar ya que Ryutaro siempre guardaba silencios en las llamadas, así que no sospechó de nada y además había tomado el valor de hablarle de verdad, decirle como se sentía y que realmente era un idiota– ¿Ryutaro? –Kei ya ni siquiera podía hablar porque se sintió fuera de lugar, entonces escuchó un quejido proveniente de la cocina. No fue consciente de que la llamada seguía conectada cuando sus pasos preocupados lo llevaron a la cocina.

–¿Qué sucedió? –Preocupado miró a Ryutaro.
–Solo me corté, no es nada.
–Déjame ver –Kei tomó su mano, entonces Ryutaro vio su celular en manos del mayor.
–¿Qué hacías? –preguntó nervioso. Le arrebató su celular, Kei por su parte no supo que decir cuando vio la expresión  preocupada de Ryutaro al ver el nombre de la llamada que aún no era cortada. Cortó rápido y volvió a mirar al mayor.

–Lo siento, contesté por equivocación –Si bien hubo veces en que se encontró con la mirada molesta de Ryutaro, estas nunca eran dirigidas a él como ahora, poniéndole nervioso.

–¿Cómo puedo creerte? –La ceja derecha de Ryutaro se alzó, comenzando a desconfiar.

–De verdad. –Su expresión de arrepentimiento terminó por convencer al otro, escuchándole suspirar. Ryutaro guardó el aparato en su bolsillo por si el líder de grupo volvía a llamar.

–Ahora déjame ver esto –Antes de que aquel dedo herido terminara bajo el agua, el pelinegro se apresuró a meterlo a su boca, causando un sobresalto a Morimoto.

–¡¿Pero qué haces?! ¡Está sucio! –El sonido de succión hizo eco en la cocina cuando Ryutaro quitó el dedo tan rápido de la boca del mayor que a este no le dio tiempo de soltarle por su cuenta. Kei sonrió.

–No te sonrojes, así solo te ves más lindo –La mirada de Ryutaro fija en el piso, con sus mejillas levemente sonrojadas ya que la vergüenza no se pudo evitar, empeorando las cosas cuando Kei le revolvió el cabello mientras reía– Mejor estudia, yo me encargo de la cena –Los apresurados pasos no se hicieron esperar.

Ryutaro era lindo todo el tiempo, era lo que pensaba Kei, sonriendo mientras tomaba una zanahoria, viendo trozos de otra que estaba cortada con la cáscara incluida.
El cuchillo se detuvo a media zanahoria, sus ojos fijos en la verdura pero que parecían perdidos cuando comenzó a mezclar todo en su cabeza: La historia de Ryutaro unida a las palabras que hace unos minutos escuchó por el celular. Dejó las cosas sobre el mesón ya que tuvo que sostenerse de algo– Así que fue él… –Susurró aterrado, incluso su expresión lo mostraba; sus ojos abiertos de una manera exagerada, entrecejo fruncido de preocupación o tal vez el shock de haberse dado cuenta de lo que realmente sucedió o aún sucedía.

Kota había tenido relaciones con Ryutaro, y si bien sabía que el menor tenía sentimientos por él, aun no sabía a quién quería Yabu. Ahora más preguntas iban a su cabeza, pero lo que estaba más presente era aquel extraño sentimiento de ira en su corazón.

Comenzaba a tomarse las cosas muy personalmente, ya que a Ryutaro nadie debía tocarlo.

---

Cuando Kota escuchó la voz de Kei se sorprendió, escuchando luego la de Ryutaro y no entender nada hasta que el menor preguntaba por su celular, y luego la llamada cortada.

”¿Kei lo escuchó?” Si así fue estaba seguro que Inoo insistiría a Ryutaro en que le dijese la verdad. Se desesperó. No quería que el problema fuese más grande de lo que ya era.
Hundió la cara en la almohada por la desesperación.

–¡Maldición! –Su puño se enterró en la cama. ”Debí esperar respuesta. No debí hablar tanto” Nuevamente su puño dio contra la cama– Pero… –volvió a tomar el celular, fijándose en la hora. Era demasiado tarde como para que Ryutaro estuviese con Kei en su departamento o Kei estuviese en casa de Ryutaro, como también…– ¿Por qué solo Kei? –La frustración le invadía cada vez más, escondiendo el rostro entre sus manos. No creía poder dormir, pero no fue así ya que los estudios junto con el trabajo le dejaban cansado, terminando dormido sin darse cuenta cuando su mente seguía inundada de preguntas sobre Ryutaro y Kei juntos.

Para cuando despertó y se presentó en la agencia, caminaba por inercia sin lograr quitar esas tediosas preguntas de su cabeza ya que el hallar respuestas era demasiado para él, más cuando pensaba en cosas que no eran o esperaba que no fuesen así.
Esa misma mañana Kei se presentó, olvidando la universidad luego de despedir a Ryutaro y dirigirse a la agencia sabiendo que Yabu estaría ahí, y cuando le vio en los pasillos su odio no pudo ser contenido, caminando rápido en su dirección y tomarle tan fuerte del brazo que escuchó los quejidos del mayor, pidiéndole que le soltara.
Al esconderse detrás de unos paneles la mirada de Kei no se podía evitar y Yabu temió por él.

–¿Qué demonios te pasa? –Intentó parecer tranquilo, Kei no supo qué responder a eso– ¿Es sobre Ryutaro? Sé que fuiste tú quien contestó ayer –Entonces Kei no pudo contenerse más y sin esperarlo de sí mismo su puño dio fuertemente en la quijada del mayor, haciéndole perder el equilibrio y caer.

–No creo que Ryutaro te lo haya dado –dijo refiriéndose al golpe– Espero que realmente estés arrepentido de lo que hiciste –la conversación hubiese seguido, Kei quería que así fuera aunque la mirada de su amigo estuviese atemorizada mirándole desde abajo, pero Daiki les vio, notando a Kota en el piso y el puño de Kei junto con ese rostro molesto. Corrió tan rápido para evitar que Inoo volviese a estrellar el puño en el rostro del líder, tomándole del brazo para jalarle y evitar más daño. Pero Kota frunció repentinamente el entrecejo, reaccionando no tan diferente y levantarse solo para devolver el golpe.

–No sé de qué me hablas –Debía evitar la conversación si Daiki estaba ahí, mirándole de reojo ya que este sostenía de los hombros a su novio para evitar otro posible ataque.

–¡Sabes perfectamente a lo que me refiero! –Kei se le acercó furioso, pero Daiki se puso delante, empujándole con el cuerpo para alejarle.

–No estás siendo claro –Su mirada iba de Kei a Daiki.

–¿En verdad quieres que sea claro? –La risa sarcástica del pelinegro se hizo escuchar– Ahora entiendo por qué no te quiere ver –Se alejó de Daiki, mirando a su novio molesto, pero no era con él con quien debía descargar esa ira, alejándose cada vez más y levantar una mano para alejar a Daiki cuando se le acercó, dejándole con Yabu y marcharse de ahí.

–¿Estás bien? –La tensión del momento evitó que fuese tras su novio, más al notar que Inoo quería estar solo.

–Sí. Gracias –dijo cuándo las manos de Daiki se posaron sobre sus hombros.

–Eso se ve doloroso –Apuntó el labio del mayor, intentando sonreír aunque era difícil ser gracioso en ese momento, pero eso no evitó que Kota terminara sonriendo, para luego quejarse ya que su labio se estiró y creó un punzante dolor.

–Un poco –rio, seguido de Daiki para irse juntos a atender la herida.

---

–¡Espera! ¡Inoo espera! –Daiki intentó alcanzarle, terminando por correr por los largos pasos que daba su novio al caminar, marcada la furia en su rostro y evitando la mirada de todo aquel que le quedaba mirando. Al alcanzarle le sujetó fuertemente del brazo para detenerlo, haciendo que Inoo volteara a mirarle pero aquella expresión desapareció al toparse con los ojos del menor– ¿Por qué no me escuchas? ¿Por qué estaban peleando? –A pesar de estar agitado no dejó de hablar ya que el que aquellos dos se peleasen era algo realmente extraño.

–Lo siento, no me di cuenta que eras tú –Inoo evitó mirarle– No es nada, solo una tontería –No era algo que se pudiese decir tan fácilmente como si fuese cualquier cosa, pero Daiki estaba dispuesto a saber, endureciendo su expresión y aunque Inoo no le estuviese mirando, sabía que el rostro de Daiki había cambiado.

–¿Ryutaro, verdad? –Su voz sonó temblorosa al pronunciar el nombre del menor, esperando muy en el fondo que aquella pelea no haya sido por Morimoto, pero Kei suspiró, con ello confirmándole que sí se trataba de él– ¿Qué sucedió? –sonó grave.

–No es fácil de decir, Daiki. Creo… creo que sería mejor si Ryutaro es quien te lo dice –Inoo se tranquilizó, parecía cansado y sin muchas ganas de hablar.

–Dime qué sucedió entre Kota y Ryutaro –El agarre en el brazo del pelinegro se suavizó. Daiki bajó lentamente la mano por su brazo hasta llegar a la de su novio, apretando suavemente y terminar por entrelazar sus dedos.

–En verdad no puedo –Daiki se dio por vencido.

–Si sucedió algo entre ellos, no te metas en el problema –inmediatamente Kei le volvió a mirar– No quiero… no quiero que estés tanto con Ryutaro –el de pelo castaño frunció el entrecejo, bajando la mirada a sus manos entrelazadas. No podía evitar ese sentimiento que le apretaba el corazón y le daba nauseas.

–No seas así, Ryutaro está–

–¡No! –le apretó la mano– ¡¿Por qué tú?! Pasas más tiempo con él que conmigo –con voz lastimosa miró a su novio y por primera vez Inoo comenzó a sentirse culpable, llegando a su cabeza aquella vez en que besó a Ryutaro mientras dormía–. Entiendo que estés preocupado por él como yo también lo estoy y los demás también, pero… –suspiró frustrado–. Soy tu novio, el tiempo que deberías de estar conmigo lo pasas con él. No puedo evitar sentirme celoso porque cuando te llamo, o estás ocupado por los estudios o estás con Ryutaro.

Inoo ya no supo qué decir, marcando en su rostro la culpabilidad y la incomodidad de todo. No quería dejar de ver a Ryutaro pero tampoco quería tener problemas con Daiki. Le abrazó, apaciguando el ánimo de Daiki, quién correspondió el abrazo y hundió el rostro entre sus brazos.

–Perdóname, es solo que. No lo sé –suspiró frustrado–. Me siento culpable por no poder ayudarlo. No lo prefiero más que a ti –Dejó un suave beso sobre el cabello del menor, pero entonces se hizo aquella pregunta más seriamente. ¿A quién prefería más? Entonces se quedó en silencio.

–Eres demasiado bueno –sonrió al sentirse más tranquilo–, pero prométeme que estarás más conmigo. Te extraño –dijo en tono infantil. Inoo rio y le tomó de las mejillas, levantando su mirada y fijarse en esos ojos tristes de color caramelo.

–Lo prometo –unió sus labios, dejando tan solo un pequeño beso antes de separarse. Pero a pesar de la promesa y de los problemas que podría tener con Daiki por estar pendiente de Ryutaro, no quería dejarle solo. Aún estaba enojado con Yabu y aquel sentimiento no se iría tan fácilmente, porque el de solo imaginar cómo sucedieron las cosas le lastimaba.

Repentinamente su labio dolió y pensó que era mejor no ver a Ryutaro por hoy.

---

Las cosas no podían seguir así, a este paso todos se enterarían y si él no podía hablar con Inoo, entonces lo haría Ryutaro. Por lo que al siguiente día decidió pasar en alto las palabras del menor, yéndose a buscarlo minutos antes de que saliera de clases. La impaciencia le desesperaba, cada cinco segundos sacaba su celular para mirar la hora. Intentó pasar lo más desapercibido que pudo, pero eso no evitó que algunos le reconocieran, pero nadie se le acercó.
Su nerviosismo aumentó en cuanto vio a Ryutaro salir. Se veía distraído, mirando su celular mientras caminaba tranquilamente a la parada del autobús, pero Kota intentó ser discreto, caminando detrás de él sin que se diese cuenta hasta notar que Morimoto estaba a punto de correr por el autobús, entonces le alcanzó y agarró del brazo.

Ryutaro se asustó al sentir el fuerte agarre, pensando que era uno de esos locos fans molestos por haberse ido del grupo, pero para su sorpresa no fue así y no supo si era peor tener a un demente que quería golpearle o a Kota. No dijo nada, se dejó llevar para no hacer un escándalo, más cuando notó que algunos les miraron. No dejaron de caminar sino hasta llegar a un lugar apartado de la escuela, donde se veía uno que otro estudiante caminar a casa. Pegados a la pared, en un largo camino de árboles que separaban la vereda.

–¿Se lo dijiste? –Ryutaro notó aquel tono desesperado, no comprendiendo de qué hablaba al sentirse molesto por tenerle ahí en frente, pero a la vez nervioso porque bien sabía que era un masoquista, apartando la mirada avergonzado de sí mismo por sentir su corazón acelerado, pero el mayor le sacudió un poco del mismo agarre, llamando su atención.

–¿De qué hablas? –Cuando le miró bien, notó aquel morado color en la comisura de sus labios, pero desvió la mirada luchando consigo mismo para no tomarle atención a ese asfixiante sentimiento.

–Yo necesitaba disculparme contigo, sé que fui un idiota y lo que más temía era que todos se enteraran. Quise hablar contigo ayer pero Kei...

–Te dije que no me buscaras –Le interrumpió, queriendo en ese momento no poder escuchar ni ver, mucho menos sentir aquella mano en su brazo. Tomando valor le tomó de aquella muñeca y le apartó bruscamente, sintiendo aún esos dedos apretar su piel a pesar de que ya no estaban ahí.

–¡Pero quiero disculparme!

–¡¿Y piensas hacerlo forzándome?! ¡Ya has hecho demasiado! ¡Sé que todo te da igual! –le miró molesto, pero no menos dolido y sin dejar de alzar la voz.

–¡No me da igual! ¡Soy un idiota por lo que te hice, pero entiéndeme! –Si bien no era primera vez que intentaba entenderle y notar que Kota intentaba ser la victima de todo esto, comenzó a reír sarcástico.

–¿Qué te entienda? ¿Qué te entienda? –Soltó un bufido, sintiendo como su frente se fruncía, mostrando una expresión dura– ¿Que aún después de lastimarme sigues haciéndolo al hacer caso a todo lo que te pide Daiki referente a mí? –Yabu comenzó a negar en desesperación.

–No no. No entiendes –Sintió un leve dolor en el pecho cuando Ryutaro posó su dedo fuertemente ahí al apuntarle.

–Eres tú quien no lo entiende, o ahora me dirás que todo lo que has hecho hasta ahora. Como esto incluso, de estar buscándome, ¿es porque lo haces por tu propia cuenta? ¿En verdad me quieres de vuelta? ¿No es porque Daiki te lo pidió? –El labio del mayor tembló. No sabía cómo decirle que no era todo cierto, porque sabía que aquello podía empeorar, por lo que intentaba usar bien las palabras.

–Claro que no, por qué–

–Los escuché. Escuché cuando él te daba las gracias muy felizmente por convencerme de volver –sonrió dolido de solo recordar aquella escena. Yabu se veía realmente feliz–. Me ilusionaste pensando que realmente estabas afectado por lo que estaba pasando. Que al final si te interesaba, si bien no era como alguien a quien amar, te interesaba como alguien con quien tener una amistad –No fueron necesarias más palabras, aquello bastó para que la conversación se diera por terminada y  Ryutaro comenzara a alejarse hasta que Kota ya no le vio más.


No dejó de caminar hasta alejarse lo suficiente, olvidándose completamente del bus para ir a casa porque era lo que menos quería en ese momento. Quería estar solo pero el estarlo no le hacía pensar mejor, terminando en un parque, sobre una banca y realmente agobiado. Los sentimientos le oprimían, llegando a aquella pregunta por desesperación. “¿Era mejor desaparecer?” Sus ojos fijos en la tierra con esa pregunta estancada, aguantándose el llorar porque no quería hacerlo otra vez, y cuando creyó darse por vencido su celular le salvó, mirando que era un mensaje de Kei.

“¿Cómo estuvo tu examen?”

Sin ánimos de responder se acomodó mejor en la banca, encorvando su espalda y cargar los codos sobre las piernas y así sujetarse la cabeza con las manos. Se lamentaba de lo sucedido, sin tener tiempo de seguir haciéndolo cuando su celular volvió a sonar. Suspiró e intentó no alterar su tono de voz al notar que nuevamente era Kei. Y contestó.

¿No contestas los mensajes? –Ni tiempo tuvo de saludar cuando el mayor habló. Sonriendo por ese tono molesto que usó al hablarle.
–Lo siento, no lo vi –Creyó que le engañaría, pero Inoo pudo notar aquel tono extraño en su voz, preocupándose y mirar lo que tenía a la vista. Caminó tranquilamente fuera de la universidad, llevando su bolso colgando de su hombro.
¿En dónde estás? 
–Camino a casa –Respondió rápido.
Comienzo a dudar de ello –Ryutaro no hizo más que sonreír al sentirse atrapado– ¿En dónde estás?
–En un parque.
Ajá. Y me querías engañar –Inoo escuchó aquella risa cansada– ¿Qué parque?

Ni siquiera habían cortado cuando Inoo tomó el camino en la dirección que Ryutaro se encontraba, tomando el transporte para llegar media hora después. Para Ryutaro había sido rápido, pero para Kei que era quien estaba preocupado, los minutos de viaje para él fueron como una hora.

El menor le escuchó llegar gracias a aquellas pisadas sobre la tierra, quedándose en la misma posición que al principio y solo mirar los zapatos de Inoo. No quiso levantarse ni mirarle.

–Me siento egoísta –Kei no dice nada– Deberías estar con Daiki.

–Puedo estar con Daiki en otro momento –se agachó frente a él– ¿Te fue mal en el examen? –Muy en el fondo, Kei esperaba que fuese eso.

–Creo que sí –Le hizo fruncir los labios, pero aun así Ryutaro no le miró.

–¿Quieres reforzar el estudio? –Le revolvió el cabello queriendo distraerle.

–Sería bueno –A pesar de las cortantes respuestas del menor, Kei intentó sonreír, notando luego la sonrisa en los labios de Ryutaro, por lo que le tomó de las mejillas y así le levantó el rostro.

–Entonces vamos –Aquello lo dijo al notar cómo los ojos del otro estaban rojizos por aguantarse el llanto. No le dijo más.

Le puso cuidadosamente sus anteojos de sol y le tomó la mano, obligándole a levantarse de la banca y caminar.
En el camino ninguno dijo nada, Kei no creyó prudente preguntar algo, menos Ryutaro decir lo que le sucedía. Se sentía bien el caminar en silencio, sintiendo solo la mano de Kei y mirar su ancha espalda, entonces pensó: ¿Si se hubiese enamorado de Kei hubiera sido mejor? “No”. Se respondió a sí mismo, sabiendo que Inoo amaba a Daiki y que no recordaba desde cuándo era así, ya que era el menor, el que menos se daba cuenta de las situaciones de cada uno, al que le decían que era maduro por su seria expresión y tranquilo comportamiento a veces, pero que él sabía perfectamente que era una mentira. No era maduro, no era tranquilo. Le gustaba hacer bromas y reír bastante.

No se dio cuenta cuando llegaron, su cuerpo solo obedecía inconscientemente y se dio cuenta de ello cuando se escuchó el cerrar de una puerta y luego una calidez abrazarle, suspirando pesado contra una de las clavículas del pelinegro.

–Me hace sentir peor el no poder olvidarlo –Palabras dichas suavemente en un susurro. Ryutaro no dejaba de hundir el rostro, escuchándose el silencio porque el mayor no pudo decir nada.

–Ryutaro… -suavemente le llamo nervioso– Esto no está bien, pero… –Tomó al menor de la mejillas, acercándose a sus labios. Ryutaro reaccionó sorprendido, pero no se alejó ya que no le había besado– …si me dejas, puedo ayudarte a olvidarlo –No comprendió al principio, hasta que Inoo le hizo retroceder, encontrándose entre un mueble y el cuerpo del mayor, que parecía apresarle cada vez más. Sus labios se rozaron y Ryutaro bajó la mirada, alejándose un poco al sentirse nervioso en una situación así.

–¿Qué haces? –Preguntó sin querer realmente saberlo o más bien, sin querer escucharlo. Kei no respondió con palabras, a cambio lo hizo apretando levemente sus labios con los propios. Y aunque sabía que Ryutaro no le pertenecía, se sentía agradable sentir sus labios, resecos pero dulces.

–No me importa si es contigo. Puedes usarme para olvidarte de su cuerpo –Kei sabiendo bien que aquello era una estúpida excusa, pero eso no le importaba cuando vio el sonrojo en Ryutaro, quién no sabía qué responder.

–Kei… tú estás con Daiki –Sin saber cómo rechazarle sacó al otro en la conversación, esperando que el pelinegro reaccionara ante ese nombre, pero pasó todo lo contrario.

–Está bien, no se lo diremos –Más que un secreto entre amantes lo que Inoo le ofrecía era su propia necesidad. Comenzó a despojar lentamente la camisa de Ryutaro, el cual aún inmóvil contra el mueble miraba con determinación sus manos.

–Espera… –Le detuvo, posando una mano sobre esas que estaban  a punto de quitarle la camisa– No es correcto –Kei le escuchó, pero fue como no hacerlo cuando terminó de quitarle la prenda, acariciándole los brazos cuando comenzó a quitarle las mangas, sintiendo ese estremecimiento por el contacto.

La mente de ambos se nubló. Ryutaro no dejando de pensar en que aquello estaba mal. Aunque a veces creía odiar a Daiki no podía hacerle aquello, sabía que Daiki estaba profundamente enamorado de Kei, aunque también le gustaba estar con él porque le hacía olvidar muchas cosas. No quería la lástima del mayor, pero Kei parecía más decidido a hacerlo, mirando sus ojos y verle nervioso, porque Inoo tenía miedo de ser rechazado.


6 comentarios:

Anónimo dijo...

waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa me encantooo asdsadasdsdasd kei!! kei!! violara al pobre ryu :3 jajaja y el que no quiere (?) waaaaaa me encantooo!!! asdasdasdad esperare con ansias la conti!! kota baboo encima que le hace eso al pobre ryu se la da de sufrido dasdljasdja y daichan celoso del hamster :3
gracias!! deni por la continuación hermosa wiiii
atte. anonimus xD

Uebo♥ dijo...

ASDADSDSDASDSADSAD Yo quiero que Kota y Ryu vuelvan ;3; Pero a este paso no lo veo para nada posible, igual seguiré leyendo u3u

Kei está enamorado de Ryu ;3; Pobre, Daiki me da penita ;3;
No sé qué más decir porque ya había leído todo JAJAJAAJAJ Te amodoro ♥

AmiS dijo...

waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa............. POR LA MADRE DE DIOS!!1 como carajos lo puedes dejar ahi1!?!??!?!?! porque!??!?1 poque!?? Yabu pendejo!!! Daiki mira al tuyo!!! InooTaro!!! dios no se por cual bando estoy... carajo te amo yuuki!!! habia sido un mal pero mal dia... ahora todo brilla...! increible!!

Carol~ dijo...

para serte sincera, ya ni me acordaba de este fic, por lo que lo leí desde el principio y me pasé una noche genial, claro que me sis me interrumpió y hasta en la madrugada pude llegar a esta actualización.
Yabu es un idiota total ewe y Ryutaro me da cosita ;3; e Inoo está jugando con fuego D:

Paoo Inoue dijo...

( ._.)

No me gustó, no me gusta! No puede ser verdad! Esto creo que ya lo había leído ; ^ ; Por qué le haces eso, Kei? Por qué?!!!

Estúpido Ryutaro, NO, Estúpido Yabu hijo de tu *tostada* madre! ;OOOO; Por tu estúpida y maldita culpa Kei se va a echar a Ryutaro!

Joh! No me jodas! Un favor?! Hay muchas otras maneras de que Ryutaro pueda aliviar su dolor! Que se busque a alguien mas, que joda a alguien mas, pero por qué a Kei? Por qué engañar a Daiki? Por qué?! Inoo solo es un idiota mas, no se da cuenta que por mas que lo niegue a puesto a Morimoto por encima de su novio?! No me cabe en la maldita cabeza!

Por Dios Yuuki no me hagas esto, me rompe el corazón, sabes que es verdad cuando digo que he llorado al leerlo! y la gente me ha mirado raro!

★~Kiяα~★ dijo...

Yo... ¡¡¡yo necesito conti de esto!!! Por Dios... se ha quedado todo adgxthyjbjffjvyfryh -no tiene palabras- Ese Kota... ese Kota es un estúpido... la parte InooTaro me está matando, en verdad que me he quedado clavada leyendo y... necesito más.

Gracias por tan geniales fics *^* espero conti~~~ (creo que sólo he dicho eso en todo el mensaje, pero me quedé intrigada, emocionada y con muchas ganas de seguir leyendo)

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