Hidden like a secret - Capítulo 1

Me demoré casi dos años :v ...creo.
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Condujo ya bastante enojado, no estaba en el trabajo, había ido fingiendo una sonrisa pero ahora ni eso podía hacer. Se detuvo frente a los departamentos en donde el pelicastaño vivía, bajando y subiendo las escaleras hasta el tercer piso con impaciencia. Tras golpear la puerta cargó una mano en la pared, dejando la otra en su cintura mientras esperaba y escuchaba esos pasos acercarse, encontrándose con Keito, con los ojos hinchados y rojos por el llanto, pero poco le importó eso cuando dio los pasos suficientes para ingresar  y cerrar la puerta tras de sí, sin haber despegado la mirada del menor.

-¿Qué haces aquí? –La pregunta podía enfurecerlo más, pero tomó aire,  llevándose una mano al flequillo en su frente para apartarlo.

-Ya que no fuiste, vine a buscarte –Keito se pasó una mano por el rostro antes de voltear.

-Lo olvidé –La paciencia del rubio comenzaba agotarse y solamente porque el menor no hacía más que evadirlo.

-¿Y las llamadas que no contestaste no bastaron para recortarte? –Keito en ese momento se mostró molesto.

-Quiero estar solo. Tu sola presencia me molesta en este momento. ¡Si no contesto es porque no quiero, si no te busco es porque no quiero! –volteó violentamente a mirarle con unos ojos ya rojos por aguantar el llanto de solo recordar su situación, pero en el momento que sus ojos se cruzaron con los otros, sus palabras se atoraron en su garganta, sin dejar salir todo lo que deseaba decir en ese momento.

Hikaru se acercó preocupado de solo ver su expresión, sintiéndose culpable de algo que no entendía, pero antes de que su mano tocase el brazo del castaño, el tintineo de llaves se escuchó a su espalda, para luego abrirse la puerta y mostrar la imagen de alguien que menos deseaba toparse en su vida.

-¿Nakajima? –susurraron sus labio al no creer lo que su cabeza comenzaba a imaginar. El chico que despreciaba tenía llaves del departamento de la persona con quien mantenía relaciones sexuales, la cual ambos fueron pareja en un pasado no tan lejano como para que esa duda de infidelidad se clavara en su pecho cada instante en que les veía juntos, a pesar de que con Keito no mantenía una relación tan sería como para catalogarlo Infidelidad.

-¿Qué haces? –preguntó el recién llegado en un tono molesto, tal vez furioso al ver los llorosos ojos de su ex novio y aquella mano que le hacía fruncir el entrecejo ya que estaba a punto de tocar a Keito, acercándose tan rápido como pudo para apartarlos, empujando a Yaotome quien chocó contra la pared de una manera no muy suave- ¿Se lo dijiste? –preguntó en susurró cerca del oído de Keito, quien le miró inquieto por sacar el tema.

-¿Decirme qué? –Y lo peor fue aquello, que Hikaru había escuchado, asustándole más el hecho de que fuera a enterarse ya que un rechazo de su parte sería demasiado duro para él en ese momento.

El silencio que ambos mantuvieron fue suficiente para que Hikaru se preocupara más por el tema. ¿Aunque qué habría que decirle? “Que están juntos…”. Pensó.

-Que ahora viviré aquí, así que te agradecería que no vuelvas a entrar –Yuto si bien pensaba que Hikaru tenía el derecho a saber todo, no quería entrometerse en la decisión de su amigo, pero sí podría intentar convencerlo que era lo mejor.

Keito estaba asustado, pero tal vez aquello era lo mejor por el momento, ya pronto Hikaru comenzaría alejarse poco a poco al ver que era algo que se podía sustituir fácilmente con otra persona, después de todo sabía que no era el único en la vida del mayor.

-Eso no es cierto –sus palabras más bien fueron para convencerse a sí mismo de ello, ya que Okamoto no hacía más que apartar la mirada y con ella afirmarle que lo que el otro decía era verdad- Keito –intentó acercarse pero Yuto se interpuso entre ambos.

-Por favor, vete –fue lo único que el castaño dijo, evitando mirarlo hasta que se escucharon sus pasos, mirando su espalda antes de que el portazo le hiciera pestañear por el susto.

Intentó convencerse que eso era lo mejor.

Los días pasaron. Las llamadas de Hikaru no se presentaron desde el día en que salió azotando la puerta del departamento. A pesar de que pensaba que era mejor así, no dejaba de lado el sentimiento de vacío por no poder verle o siquiera escucharle, saber que estaba pensando en él a pesar de que no era así.

Tomó las bolsas negras de la basura y caminó con ellas arrastras fuera del lugar, descansando al salir por lo pesada que se sintieron a pesar que aquello antes lo hacía fácilmente. Repentinamente bajó la miraba a su abdomen, creándose ese sentimiento extraño al pasar una mano por encima y comenzar a subirse la camisa aunque sabía que aún no se notaba, pero antes de que pudiera ver su piel bajo la tela un fuerte agarre en su muñeca le hizo levantar la mirada, creando el horror en su rostro al ver a Hikaru, quien no se molestó en mirarle y solo jaló de él, obligándolo a caminar aunque no quisiera, porque bien sabía que aunque se resistiera nada lograría de ello, pero aun así lo hizo, logrando que Hikaru lo tirase dentro del auto, tal vez no tan brusco como para que cayera sentado. Le miró con horror mientras se sobaba la muñeca. Hikaru cerró fuertemente la puerta y caminó con prisa al otro lado del auto, para sentarse frente al manubrio.

-Hikaru… -habló con miedo, mirando como el mayor aseguraba las puertas para que no fuese a bajarse- Mi trabajo… -pero el mayor no dijo nada, arrancando camino a su propio departamento para asegurarse que no se toparía con Yuto.

-Ponte el cinturón –obedeció sin más y permaneció en silencio, mirando por la ventanilla y esperando que nada pasara.

Cuando llegaron al edificio, quedándose ambos en silencio luego que el auto quedase en el estacionamiento. Hikaru se quedó un momento mirando el manubrio, y antes de voltear a mirar al otro apretó el puño. Se quitó los lentes de sol y le miró mejor. No sabía por dónde comenzar y eso le molestaba más, pero la interrupción de un celular calmó las cosas, tal vez por un instante antes de ver en la pantalla el nombre de quien estaba llamando. Antes de que Okamoto pudiese contestar, Hikaru le arrebató el aparato y lo lanzó a los asientos traseros, escuchándose una protesta de su parte, pero poco sirvió cuando comenzaron a forcejear.

-¡Detente! –En un intento por detener las manos del mayor, su camisa se rasgó, volando un par de botones hasta abrirla por completo, dejando al descubierto su piel. Mirando aquel pecho que subía y bajaba debido a una respiración agitada por el ajetreo. Keito le tomaba le las muñecas aunque la fuerza que ejercía no se comparaba con la de antes, algo estaba mal.

-¿En dónde? –preguntó repentinamente sin ninguna otra pista para saber a qué se refería, demostrándolo con su mirada- ¿En dónde te tocó? –su voz ronca cargada de molestia era lo que en el pasado le hacía derretir.

-¿Quién? –preguntó con miedo, sin notar que ese sentimiento también se creaba dentro del mayor.

-¡Sabes de quién hablo! ¡Solo dime de una maldita vez por qué con él! –Comenzó a gritar de la frustración.

Había logrado lo que quería, tal vez con esto Hikaru comenzaría alejarse ya que no sabía de qué otra manera podía hacerlo, pero no era algo que realmente deseara.

Soltó sus muñecas para subir sus manos hasta las mejillas del mayor, intentando calmarlo ya que con palabras era algo difícil. Acarició tan suave sus mejillas como lo amaba, y si Hikaru supiera aquello entonces estaría seguro que Keito solo le pertenecía a él.

-Nadie –susurró- Nadie más que tú… -Y ahí estaba él, cayendo nuevamente ante lo que siempre intentaba evitar. Usar ese tono enamorado y evitar esa mirada que ahora se mantenía sobre sus ojos. Pero Hikaru no era tonto, sabía que algo le ocultaban, pero no dijo nada porque no quiso detenerse a preguntar ya que aquellos labios tan cerca de los suyos acortaron la distancia, comenzando un beso profundo.

Keito no podía engañarse a sí mismo, realmente lo necesitaba.

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