Feliz año nuevo! *les baila*

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Kei pensaba que todo lo que estaba sucediendo al lado de su habitación -En la de su hermano-, no era más que una escena para llamar la atención, cosa que estaba consiguiendo porque su padre y la mujer estaban ahí dentro. Por un momento quiso escuchar lo que decían, notando aquel tono preocupado de la mujer, fastidiándose porque su nombre salió a la conversación. Pero Daiki con una extraña dificultad para hablar parecía defenderlo, algo irónico para él ya que sabía que no le agradaba.

Esperó a que ambos mayores salieran de la habitación para seguir escuchado por si su medio hermano volvía a decir algo, pero el golpe a su puerta le hizo alejarse tan rápido como pudo y sentarse bien sobre su cama, como si nada sucediera mientras tenía un libro entre las manos, el cual solo leyó la tapa.

-Hijo -El hombre mayor solo entró, cerrando la puerta tras de sí- Hay algo que debo decirte -su tono de voz era bajo y Kei en ese momento no lo entendió- Hablemos abajo, no quiero que tu hermano escuche.

El rostro de Kei se tensó, frunciendo el entrecejo al obedecer. En un total silencio caminó tras de su padre cuando bajaron la escalera y al llegar al living estaba ya su madrastra sentada esperándoles.

-¿Qué sucede? -Preguntó molesto, deteniéndose antes de pisar la alfombra del lugar.



-Siéntate -pero no lo hizo, solo demostró su disgusto por estar ahí. Entonces su padre suspiró- Es algo delicado, no te estamos culpando el que Daiki...

-¿Daiki? Sería algo totalmente absurdo que me culpen de sus acciones -Ambos padres se quedaron en profundo silencio. La mujer suspiró y luego sonrió.

-No es así. Él es...

Ahora resultaba que el niño era alérgico a las nueces. ¿Cómo pretendían que lo supiera si ni él mismo se lo había dicho o negado a comer aquel postre? Como odiaba esta nueva familia. No había lugar para él, definitivamente no. Y para empeorar las cosas desde mañana tendrían que irse juntos a la escuela.
Incluso el subir la escalera le molestaba ya que para llegar a su habitación tenía que pasar primero la de su hermano. Se detuvo frente a la puerta, pero no estuvo ahí de pie más de tres segundo cuando el sonido de la perilla le alarmó, apresurándose a la puerta siguiente. Vio a su hermano cubriéndose la boca mientras le daba la espalda para bajar, a los segundos después un grito de la mujer preocupada.

Era increíble lo dramática que era esta familia, y sin querer ser parte de ello terminó por cerrar la puerta para irse a dormir.


Al despertar lo primero que escuchó fueron susurros provenientes de la otra habitación. E ignoró aquello y se alistó para la escuela. No demoró en bajar, dejando atrás aquella conversación que su padre y hermano mantenían. No era algo en lo que estuviese interesado, incluso en el camino no cruzaron palabra alguna, todo era como si no existiera y se alegraba de ello, excepto cuando su padre insistía y lo metía en las conversaciones.

-¡Adiós! –gritó su hermano. Momento en que volteó solo para ver a su padre irse en el auto, pero momento en que sus ojos se cruzaron con el chico cuando se acariciaba el cuello y parecía carraspear. Entonces recordó el incidente con el postre.

No era algo de lo que tuviese que estar preocupado, por tanto ignoraría su existencia por todo el día. Y gracias a que no estarían en el mismo salón aquello ayudaría bastante.
Daiki no caminó tras suyo, tampoco a su lado, tan solo se alejó lo suficiente con un caminar rápido hasta perderse de vista.
Inoo solo esperaba que el día fuese lo suficientemente largo como para no llegar a casa y formar parte de esa absurda familia.

-¿En qué piensas? –una mano pasó por debajo de su brazo hasta que se enredó en él, y la sonrisa de aquella persona pudo iluminar su mañana.

-En nada –respondió, retomando el paso hacia el salón.

-Mm… Esa cara no es de “nada” –dijo aquella chica que casi igualaba su estatura.

-Mizuki, ellas te mirarán mal –La sonrisa marcada en su rostro no evitaba las cosas.

-Es el privilegio de ser tu amiga –le soltó, tan solo para pasar el brazo por sobre los hombros del pelinegro- Pasó algo y me emociona el saber qué es, porque sé que se trata de tu hermano –en un tono burlón dijo aquellas palabras que cambiaron un poco el ambiente.

-¿Y tenías que recordármelo? –se quejó para luego soltar un suspiro, agradeciendo que ya no lo tenía a la vista.

-Quiero saber cómo es –su ánimo no decaía, aun cuando parecía malhumorado por el tema.

-Está aquí –los ojos de la chica se volvieron más grandes de la sorpresa, mirando por los alrededores pero ningún rostro era nuevo, sacando una risa del otro- No aquí exactamente, debe estar en la oficina de los profesores, ya sabes. Es nuevo.

El suspiro desganado no quitó la sonrisa de su rostro- ¿Recuerdas qué día es mañana? –no se necesitó palabras como respuesta, la sonrisa de Kei lo dijo todo, ya que juntos esperaban ese día, pero más Kei, dejando el tema del hermano de lado, pero la curiosidad de Mizuki no desapareció, no hasta que su amigo le indicó cuál era Daiki luego del primer receso, y verlo en los pasillos junto a otro alumno que de seguro le mostraba la escuela.

-Pero… -la chica arrugó el entrecejo al tener una duda y Kei supo a qué se debía esa expresión sin tener la necesidad de preguntar.

-Yo también tengo la misma duda. Debería ser gordo –Y como deseaba que así lo fuese, porque comenzó a sentir envidia por aquellas miradas que las chicas le dedicaban a su hermano. E intentó ser indiferente a ello, pero su mejor amiga se lo hacía imposible, comenzando a molestarse.

-De seguro desde mañana comenzara a tener confesiones –afirmó ella.

-No lo creo –quiso convencerse de ello, pero Daiki llamaba mucho la atención.

Le quitó lo que él quería Una Familia, no dejaría que ahora le quitara su lugar en la escuela. Eso no se lo permitiría.

Si no fuese por Mizuki su día hubiese sido un asco, pues en cada receso veía a Daiki caminar por los pasillos y tras él a muchas chicas. Muchas de ellas se le acercaban y otros chicos le miraban mal. Era casi como él, con la única diferencia de que Kei se llevaba bien con ellos, o por lo menos fingían ser sus amigos.

Un alumno nuevo siempre fue un tema a hablar, más si este era atractivo. Que aquel cabello alborotado le quedara tan bien junto a esa camisa desabotonada arriba, dejando la corbata en un nivel más bajo de lo habitual.

Daiki tenía problemas incluso en clases. Su asiento estaba al lado de una chica que no dejaba de hablar y preguntar cosas personales. Pensó que los descansos podrían ser tranquilos, pero en su segundo término de clases las chicas rodearon su lugar, terminando por irse del salón, pero no bastó ya que ellas fueron tras él. Quería un momento de paz y pensó encontrarlo cuando miró hacia la azotea.

No había llevado nada para comer, por lo que tuvo que comprar un pan y jugo. Buscó el camino hacia la azotea, viendo aquella cadena con un letrero colgando de ella. La entrada estaba prohibida, pero eso no le impediría subir. Pero cuando tomó la perilla de la puerta unas risas se escucharon al otro lado y su tranquilidad se vio afectada al identificar una voz. Su hermano estaba ahí.
Apegó la frente a la puerta pensando que no podría ser peor. No quería llevarse mal con él, tampoco quería tener una relación de ningún tipo, pero Kei era un desastre. No lo culpaba por darle de comer nueces, pues fue él quien aceptó el postre aun sabiendo su contenido.

“Vendrán, ¿verdad?” Se apegó mejor a la puerta al escuchar esas palabras. Estaba seguro de que su hermano no querría que nadie supiera de su existencia, ¿entonces por qué llevaría chicas a casa?

Y la salida de la escuela no pudo ser más incómoda para él, algunas de sus compañeras insistían en acompañarle a casa pero el sonido de su celular fue lo que le salvó, huyendo de ellas mientras contestaba. Fue una conversación agradable, hablar con su único amigo le hacía olvidar todos los problemas, dejándose apoyar en la puerta contraria de aquel metro.
Al llegar a casa pensó llegar primero, pero en cuanto subió la escalera comenzó a escuchar extraños sonidos, avergonzándose de lo descarado que Kei llegaba a ser.
La vergüenza y la molestia lo llevaron a entrar rápido a su habitación, escuchándose mucho más fuertes aquellos gemidos y una que otra queja femenina. Se tumbó en su cama no sin antes ponerse los audífonos a un volumen bastante alto.


Ya que era la primera vez en aquella casa no se fijó que la puerta que abría no era de la habitación de Inoo, segura de que se trataba de la correcta, pero grande fue su sorpresa al ver un ambiente totalmente distinto. Más a un chico sobre la cama, acostado y dándole la espalda. Era capaz de escuchar la música que salía de aquellos audífonos, por lo que pensó que no se había dado cuenta de su presencia o tal vez dormía.
Ella sonrió. Kei no había hablado nada sobre alguien al otro lado de la habitación, juraba que estaban solos y su curiosidad fue grande. Le vio moverse y su sonrisa se amplió más dando un paso para aproximarse, asustándose cuando jalaron de su brazo hacia afuera de la habitación.

-Maldición, cierra la puerta –Fue la molesta voz de Kei antes de seguir un portazo. Daiki no se levantó ni tomó la molestia en voltear a mirar. Continuó escuchando su música.

-Kei… -la chica le miraba con un puchero inocente mientras entraba obligada a la habitación de este- ¿Quién era? No nos dijiste que había alguien más en casa –la otra, curiosa se sentó en la cama, completamente desnuda.

-¿Hay alguien más? –el suspiro de Kei y su molesto rostro las obligó a no preguntar más, pero era algo realmente difícil. Si Kei ocultaba a alguien estaban seguras que se trataba de alguien importante.

-Es muy descortés de nuestra parte no saludarle –ella pretendía volver a salir, pero se lo impidieron.

-Es mi cumpleaños ¿y solo piensas en ir con otro? –una sonrisa seductora y bastó para dejar el tema por olvido un momento, pero estaba segura haber visto la corbata de la escuela.

-Aún no es tu cumpleaños –dijo sonriente ella.

-Pero lo celebramos hoy –dijo la otra antes de bajar de la cama y acercarse a él para abrazarle.

Aún estaba nervioso, pensativo de si la curiosidad de ellas seguiría presente, pero no dejaría de fingir lo contrario, sonriendo como siempre lo hacía para no levantar sospechas. Cuando las invitó a su casa había olvidado completamente que Daiki podría ser un problema para su vida, pensando en que lo mejor sería no llevar más chicas ahí.


3 comentarios:

Sakura De Ryosuke dijo...

Aun no he leido este fic ahora mismo lo voy a buscar para comenzar gomene aveces me obseciono con el yamajima-corre a leer la primera parte de fic. :'3 escribes como los angeles <3

Paoo Inoue dijo...

:C QUE CHAFA! !!!!! Ya había comentado este capítulo lo prometo! !!!! Blogger de .|.
♥》-《♡ yo ya había puesto lo mucho que me fascinó este capítulo pero es que cómo se le ocurre llevar a tipas y hacer su orgía ahí! !!!! :') Que bueno que Daiki no es bulimico como pensé*^* ay Denii cuando harán 1313???? Últimamente nos dejaw con las ganas :3

Unknown dijo...

esta super mega wooooooooooooooa mi pregunta es...ya casi acaba el 2014b y cuando haba actualizacion? no es que me guste el inoodai pero este me cautivo pido mas

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