Las personas cambian, pero Daiki no quiere convencerse de eso.

Caminaba por la pandereta sin rumbo alguno, sólo esperaba encontrar comida para alimentar a su pobre estomago que pedía alimento desde que había salido de casa.

- Estúpido Kei –refunfuñaba sin dejar que sus puños se relajaran. Revelando sus pequeños pero puntiagudos colmillos al hacer muecas de disgusto.

Los postes de luz alumbraran poco a esa hora de la noche, haciéndole fácil el andar desnudo en la oscuridad. Sus piernas se movían perfectamente pisando cuidadosamente el cemento. Silencioso y atento a cualquier ruido cerca como cualquier felino.
Su nariz sintió el olor a comida. Adelantó su paso entrando a un callejón, pero al llegar se encontró a un gran grupo de gatos alrededor de las bolsas de basura. Dudó en acercarse. Aunque con ese cuerpo se veía alto y quizás fuerte, frente a un grupo tan numeroso de salvajes felinos de garras afiladas Daiki sentía miedo. Su manzana se movió de arriba abajo al tragar saliva. A paso lento se fue acercando y al primer maullido se detuvo. Todos lo miraban con esos ojos serios. Bajó de la pared y se acercó dos pasos más, pero para cuando quiso retroceder por el acercamiento de tres gatos ya no era posible. Sudó frió. Nunca debió acercarse, pero la culpa de todo esto la tenía Kei.

Definitivamente Daiki lo odiaba…




No pasaban más de las 3 de la mañana y Kei no había podido siquiera tranquilizarse. Al cerrar los ojos los abría en cuestión de segundos. No le gustaban los gatos pero el suyo era diferente. Claro, la gran diferencia de que tiene cuerpo humano. Y la gran atracción que sintió hacia él cuando se le acercó. Y es que aún podía recordar los fuertes latidos de su corazón y aquella imagen. La de esos ojos color chocolate mirándole seriamente.
Se removió sobre la cama.

A la mañana de ese mismo día tendría que ir a clases pero eso no era tan importante como para pensar en ello. Lo importante era que Daiki aún no regresaba. Pero se suponía que así eran todas las noches, el problema era que ahora comenzaba a preocuparse por él. Ni siquiera en los días de lluvia recordaba que tenía un gato al que cuidar si no fuera porque escuchaba su maullido, pero por suerte estaba su madre para ir a verlo porque él nunca estuvo dispuesto a ir abrirle, ya fuera la puerta o la ventana para que entrase.

“…no es Gato, imbécil. Es Daiki, así que deja de llamarme como estúpido cada vez que me vez o te refieres a mí.” - esas palabras se repetían una y otra vez- Daiki… -sonrió volteando ahora al otro lado.

Escuchó ruido en el jardín y tan rápido como pudo, casi cayendo de la cama, miró por la persiana. Todo estaba tan oscuro pero el leve presentimiento de que era su gato no lo dejó quitarse de ahí, buscando con apuro su figura familiar.

La sombra de algo pequeño se movió entre los arbustos. Kei siempre fue miedoso si se trataba de buscar algo en la oscuridad de la noche, y esta no era la excepción pero tenía que asegurarse de que era el gato para dormir tranquilo. Salió de su habitación, encendiendo toda luz que encontrara en su camino, llegando por fin al ventanal que daba al jardín y correrlo lentamente, dejando entrar la humedad de la noche que rozó su desnuda piel con aire frío.

- Daiki –tragó saliva, su voz había sonado entrecortada, carrasposa y en ella se reflejaba claramente el miedo. Escuchó las hojas moverse y cerró un poco el ventanal. Aun no era capaz de salir completamente, solo su cabeza se asomaba.

“Miau” -el felino se acercó para ver quién era. Rogaba porque fuera Yuya, pero cargaba tan poca fuerza y con toda la energía que juntó logró llegar al jardín de la casa.

El cuerpo en el ventanal comenzó a hacerle familiar pero no porque fuera Yuya. Y al darse cuenta de eso dejó de acercarse, quedándose sentado en el pasto con una pata al aire.
Kei al asegurarse de que era lo que buscaba sonrió ilusionado y salió de la casa. El gato retrocedió pero en sus condiciones no le dio tanto tiempo, siendo involuntariamente sostenido por esas fuertes manos que tomaron su ligero cuerpo con cuidado, pero no porque el pelinegro se diese cuenta de su estado, sospechaba que Daiki se iría de entre sus brazos y si ejercía fuerza podría salir perdiendo y un arañazo le daría mucha alergia toda la noche.

Pero al ingresar juntos a casa. Daiki claramente entre sus brazos, siendo ligeramente presionado con su pecho se dio cuenta de la gravedad. Su boca se abrió al momento que terminaba de cerrar el ventanal, pero el gato no le dio tiempo para nada más. Saltó de sus brazos y corrió a todo lo que pudo cojeando en el intento, pero no pudiendo llegar muy lejos. Subía las escaleras con dificultad. Dolía todo su cuerpo, sobre todo su pata lastimada después de caer mal de una pared cuando trataba de huir de esos gatos roñosos y rabiosos.

Sus ojos por primera vez lograban cristalizarse al verlo lastimado. Mordió su labio ahogando la respiración en su garganta. Se acercó lo suficiente, dejando su sombra sobre el gato que giró un poco para mirarlo con esos fríos ojos. Y quiso arañarlo cuando sintió que lo tomaban en brazos una vez más, deseaba tanto hacerlo, pero su cuerpo ya no estaba para moverse tanto. Cansado, adolorido y herido. Se dejó llevar hasta la habitación que alguna vez tanto adoró.

Kei no dijo nada. Lo dejó sobre su cama y salió de la habitación para buscar el botiquín al baño.

Daiki acostado de lado mirando su entorno. Sólo quería descansar y esa cama era tan cálida y suave. Por su mente pasaron los momentos en que alguna vez estuvo sobre ella durmiendo, momentos en que su amo no estaba y su madre lo dejaba estar ahí. Se transformó en humano y la sonrisa en su rostro se formó. Sus pies fuera de la cama y sus manos al aire. Sacó sus últimas fuerzas y se subió completamente a la cama, dejando caer su cabeza sobre la almohada. Sus ojos se cerraron y ya no pudo hacer otro movimiento.
Kei al regresar se asustó, esperaba ver al gato y técnicamente el gato estaba sobre la cama pero no como él lo había dejado. Dio pasos acercándose al cuerpo herido. Rasguños cubrían gran parte de la pálida piel. Rojas y alineadas heridas habían por todo el cuerpo del chico. Sin nombrar la muñeca de su brazo izquierdo que roja se encontraba.

- Ey – lo llamó para que despertase. Sus parpados se abrieron pesadamente pero no hubo más reacción.

Kei abrió el botiquín y comenzó a desinfectar sus heridas. El chico se retorcía de vez en cuando por el dolor. Sentía que el tiempo pasaba lentamente y lo único que quería era descansar. Muy bien podría él mismo curar sus heridas pero no por esa noche. Ahora Kei se encargaba de no dejarlo dormir, pero ya se las cobraría, después de todo no le pidió que hiciera todo eso por él.

Entre más lo tocaba peor se sentía. Había decidido dejar todo atrás y el comportamiento de Kei ahora no haría que esos sentimientos volvieran. No se dejaría herir nuevamente por la misma persona que lo despreció el primer día que lo sostuvo en brazos.

No tardó en dormirse por completo cuando dejó de sentir dolor. La última herida que quedaba era la de su rostro. Kei se sentó en el piso, cargando su peso al borde de la cama y terminando. Poniendo una curita sobre el rasguño en el rostro que ahora no reflejaba más que tranquilidad. Sus cejas no estaban fruncidas, sus labios estaban ligeramente abiertos pero escondiendo esos blancos colmillos tras ellos. Su pecho subiendo y bajando al respirar. Todo en una tremenda paz.

Kei se quedó toda la noche velando por Daiki, que se sumió en un sueño profundo debido al cansancio.


Lo primero que vieron sus ojos al despertar fue el adormilado y pacífico rostro de la persona que se suponía que más odiaba. Pero no se molestó en levantarse, su cuerpo le dolía mucho más que la noche pasada. Manchas rojizas y moradas marcaban algunos lados de su pálida piel.
Se dedicó sólo a mirar a Kei antes de que despertara. Por ningún motivo dejaría que el pelinegro se percatara de sus mejillas sonrojadas, y menor que desde que había despertado sólo se había dedicado a mirar cada pequeño detalle de su rostro.

Levantó su mano izquierda para encontrarla vendada. Al sonreír cuando Kei suspiró llegando aquel aire a su frente se inquietó. Con mucho esfuerzo cargó su peso en ambas manos. Ya era hora de salir de ahí. Pisó cuidadosamente, tan sigilosos como el gato que es. Al pisar no pensó que sus piernas dolerían tanto como para soltar un quejido, logrando con ello que el pelinegro se removiera.

Kei abrió lentamente los ojos, recordando rápidamente lo que había sucedido la noche anterior, y al no ver al gato recostado frente a él se levantó mirando a los lados, y ahí estaba, soltando un suspiro de alivio. Daiki por ningún motivo seguiría ahí así que volvió a intentar ponerse de pie, fallando otra vez en el intento.

- No debería moverte –al momento que volvía a sentir aquellas manos sobre su piel, con un manotazo las alejó, frunciendo el entrecejo. El pelinegro sólo lo miró.

- Te he dicho que no me toques –su mirada fulminante limitaba el acercamiento de cualquiera que quisiera tocarlo y Kei no era la excepción.

Los castaños y pequeños ojos de Kei observaron por primera vez como ese gran cuerpo se transformaba en un pequeño gato.
Cojeando se acercó a la puerta de la habitación que fue abierta por alguien más.

- ¿Hermano ya despertaste? –Yuya al verlo le extrañó encontrarlo en el piso y no en la cama – ¿sucede algo? –preguntó sin quitarle la vista de encima. Pero la vista del pelinegro se desvió al piso cuando su gato comenzó a avanzar a pasos lentos, pasando al lado del rubio – ¡oh cielos! –su vista reparó en el pequeño- ¿qué sucedió? –preguntó a Kei.

- No lo sé, llegó herido anoche… no Yuya, no creo que… -cuando su hermano se agachó para tomarlo en brazos por su mente pasó la idea de que sería rechazado al igual que él. Pero su asombro no sabía en dónde esconderlo cuando vio que el gato no intentó alejarse, ni mucho menos arañarlo. Se dejó tomar, hasta se veía más en paz en los brazos de Yuya.

Algo dentro de su pecho se removió pero no hizo nada. No preguntó ni se acercó para quitárselo.

- Yo lo cuidare, no te preocupes. Ve a desayunar –y así sin más gato y hermano mayor salieron de la habitación, dejando a Kei con un malestar extraño.

Se vistió y bajó a desayunar mientras Yuya tenía al gato en su habitación curando sus heridas, era obvio que se había dado cuenta que ya habían sido limpiadas antes. Hasta le sorprendía que su hermano se le hubiese acercado para cuidarlo.

- Bien, creo que ya esta –sonrió al animal que en forma de agradecimiento lamió uno de sus dedos- Yuri cuídalo mientras les traigo algo de comer.

Ante la mirada de Daiki apareció el lindo conejo en su forma humana, tirándose a la cama justo a su lado para hacerle compañía.

- Daiki, ¿cómo te hiciste todo eso? –pero el gato no maulló ni se movió.


En la cocina Kei comía pan, recargando su peso en uno de los muebles. Sin dejar de pensar en Daiki ni en lo sucedido con su hermano.

- Al parecer tuvo una pelea –el comentario de Yuya al entrar lo sacó de sus pensamiento.

- Si –fue todo lo que dijo, dándole una mascada a su pan.

- Kei, lo que habías dicho sobre el gato…

- Daiki. –lo interrumpió.

- ¿Ah?

- Su nombre es Daiki –sonrió por los recuerdos que volvieron a su mente.

Yuya con eso no dijo más.


Sentía la necesidad de quedarse a cuidar a Daiki pero Yuya se ofreció amablemente a hacerlo. Dejándole nada de posibilidades para tenerlo cerca. Pensaba por otro lado que así era mejor, pero no estaba seguro si para él o para Daiki.

Las clases pasaron lentas y desesperadamente aburridas. La impaciencia por llegar a casa agolpaba su corazón. Sus amigos se extrañaron por su raro comportamiento. Sonreía de vez en cuando, hablaba solo en otras ocasiones, y hasta escribía garabatos en las hojas de sus cuadernos completamente aleado del presente.

Fue en una de las clases que recordó su pesada y molestosa alergia a los gatos, pero anoche y ni esa mañana había presentado algún malestar por tener al felino tan cerca de su cuerpo, y dudó. Nunca antes había ocurrido algo así. Su nariz no picaba, sus ojos no ardían ni estaban hinchados, ni en su garganta sentía molestias. Su cuerpo estaba en perfecto estado de salud.


Daiki comió con desespero todo lo que Yuya había dejado en su plato. Alejado de la realidad y del recuerdo sólo pensaba en comer. En llenar su estomago como no había podido hacerlo anoche.

Se pasó la tarde sobre el sofá del living, ajeno a todas las disputas que llenaban la casa en donde vivía.

El sonar de unas llaves hizo reaccionar a sus pequeñas y peludas orejas. Sintiendo la presencia de Kei frente a él en después, pero se hizo el dormido, no abrió los ojos ni se movió. Pero la caricia en su pequeña frente lo hizo fruncir el entrecejo.


Aun con el pequeño gesto del gato, Kei no pensó que estaría despierto, si no ya tendría un rasguño en su mano. No lo despertó. Se fue a la cocina por algo de comer. Como tenía hambre después de no probar bocado en todo el día por estar pensando demasiado.

Daiki al sentir lejos su presencia abrió los ojos, si estuviera en su forma humana en esos momentos sus mejillas estarían teñidas de rojo. ¿Cómo se atrevía a seguir tocándolo?

Y aquella frase se repitió en su mente.

“Estúpido Kei”

Pero su pequeño corazón golpeó una y otra vez su pecho.

“¿Es que acaso las personas pueden cambiar” Porque Daiki no pensaba aquello… Daiki no se sacaría de la cabeza que las personas si nacían malas morirían siéndolo.
“Nunca cambiare mi forma de pensar sobre ti”
“No me dejare engañar otra vez”

Pero aunque pensara todo aquello y se convenciera de que así seria, Daiki no era capaz de cambiar ni predecir el futuro para evitar lo que le ocurriría de ahora en adelante. Ni poder mantener lo que fácilmente podía cambiar de la noche a la mañana, porque el comportamiento de Kei era claramente la muestra de que los sentimientos por algo o alguien podían fácilmente cambiar.


15 comentarios:

Carol~ dijo...

mío, primis ;D

Anónimo dijo...

Waaaaaaa! Morí esta tan genialoso, Inoo es un amor,
Daiki no su intención acerté tratado mal e un principio
pero esque si es alérgico esa reacción era de lo mas normal
No(?)

Pero bueno me gusto mucho el cap
Daaaa! Espero con ansias el siguiente ^^


By: Sandy

Carol~ dijo...

oh sí, la parte inoodai que en el capi anterior fue muy corta.
aww Daiki resultó mal herido de esa pelea en el callejón, pero eso dio oportunidad a un acercamiento de Inoo, lo curó y lo cuidó por una noche, que lindo, aunque en la mañana todo regresó a ser igual, pero no tan igual ahora Kei piensa en Daiki *--*

gracias por el capi

Unknown dijo...

jajaja al fin y al cabo GATO *-*
amo a los gatos, Daiki, InooDai♥
es como un threepack! XD

DIANA dijo...

waaa amo este fic jaja xd hasta chille por el sufrimiento de mi dai T_T waa yo amo a los gatos tanto q cuando era bebe lo primero que aprendi a decir fue gato en vez de mama jaja xd q chistoso xd

Hana no Yuuki dijo...

kyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa <3<3<3<3
me fascino *¬* Kei se esta empezando a enamorar de Daiki kyaaaaaaaaaaaaaaaa
aaa kiero el siguiente capitulo
woooooooo!!!!!!!!!!

Jess dijo...

Kyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
quiero saber que pasa con
Yuto y Yamada ^3^ quiero
amo la innocencia de Yuri
pobresito Daiki no quire
cambiar la forma de ver a Kei
U______U que mal. XD jajajajajaja
Hikaru con Keito jajajajajajaja
quiero saber si se lo come jajajaja XD

Satommy dijo...

Asadassadasdsad ;3;
Tu ya sabes que diré que lo amé XD jaja
Aunque fue un poco gracioso pensar en Chii
con sus orejotas cuidando a Daiki~~♥
Quiero saber qué pasará después... Como que
Inoo le mostrará que si puede cambiar ;3;
Adoré que este cap haya sido netamente inoodai~♥
Deni e_e más

hazuki dijo...

asdasdadsas yuukii
esta genial el cap
lo amee verdaderamente

espero el proximo cap
gambatte

AmiS dijo...

waaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!! me encanto ese capitulo!!!
se pone mas interesante!! *o*

♥[*~Rys Nakakim~*]♥ dijo...

o.o!!!!!!!!!!!!!!!! Kei!!! *O* !!!!! waaaaaaaaaaa... con Daiki!!!! waaaaaaa... aun no lo creo... Kei cambio *----*... y se esta dando cuenta de que Daiki le gusta!!!! KYAAAAAAAAA!!! que amor... amor este fic quiero la conti onegai =^-^= nee... esta super cool el capi me encanto!! InooDai Forever~♥ haha... bueno cuidate... Chu~*

byebye!

[*~Rys Nakakim~*]

yuumhi dijo...

al fin!
ja, ya lo habia leido en el foro, pero tambn quise comentar aki, y es q... me has dejado con las ganas. todo est{a estupendo, en especial aquella frase insultante del neko.
al final esperare que los dos se amen y asi esten juntos durante la eternidad (¿)
oh espero que si.
inoodai~♥ me da felicidad, que tu lo escribas... aun más.

Hibari-chan dijo...

HERMOSOOOOO!!! QUIERO MAS!!! TU FIC ES SIMPLEMENTE BELLO!! AAAAHH ADORO EL INOODAI!!!

ringo_kurin dijo...

waaa hontouni kore wa sugoii!!!!! quiero leer el sgte capi con ansias!! yee :D!!! hace mucho que no leia fanfics tan buenos!!
adoreee a chinen como conejito * nose bleeding* incluso hice un dibujito :D! http://www.subeimagenes.com/img/dsc08882-53573.html ( esque tu historia me ha pegado muchooo) pronto hare mas!! deseo hacer uno de daiki como gatito tmb!! y porsepuesto que yama chan de perrito >..< KAWAII!!
adoro las parejas !!! son mi sueño *w*!!! porfavor continualaaaa!
debo recalcar mis partes favoritas: chinen enojado y diciendo que taka es un infiel, luego cuando se queda dormido KYAHHH!!!
momento en que keito afirma que daiki se va con otras gatas! jajaa me rei mucho :D!
momento en que yama obliga a yuto a bañarse * que ecena tan jndwjvnvhj hermosa*

mis felicitaciones y BYE BYEEE

YuukiNii dijo...

;^; que lindo el dibujo. Me pone muy feliz que mi fic te haya inspirado a hacer un dibujo TOT lloro de felicidad~ Tan hermoso el dibujo, y tan sexy *¬*

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