Sadistically Yours - Capítulo 1

El rumor se esparcía por toda la escuela y él era el único que no tenía idea de eso. Seguía con su día como si fuera cualquier otro en que iba a buscar a su novio para pasar los descansos con él. Tan sumiso en su deseo por llegar que ni siquiera se daba cuenta de las miradas que se centraban en él. Todo hubiese seguido así si no fuera por el fuerte agarre en su muñeca.

“¿Kota?” El nombrado sólo le mostraba su espalda mientras seguía jalando bruscamente de su muñeca. Siendo obligando a seguirlo, aunque no tuviese intención de forcejear.

Llegaron a los baños del segundo piso y Yabu lo metió a uno de los cubículos, encerrándose juntos luego de poner el pestillo.

“Si querías decirme algo no tenías porqué ser tan brusco” Se quejó el mas bajo sobando su muñeca, retándolo con la mirada.
“¿Es verdad?” Yabu lo tomó de la barbilla para fijarse en sus oscuros ojos. “¿Te acostaste con Inoo?”
“¿Qué? ¿De dónde sacaste eso?” Y por aquella pregunta todo se volvió más oscuro. “Me haces daño. Además no es asunto tuyo” Golpeó suavemente aquella mano y el agarre se suavizó.

Yabu bufó. “Así que es cierto” Las mejillas del otro al escuchar tal cosa se sonrojaron y desvió la mirada. “Esto no se quedará así Ryutaro”
“Ya te lo dije, no es asunto tuyo. Además no siempre ibas a ser el primero en todo”

Yabu a penas terminó de oír aquello y ver el rostro molesto de su amigo salió del baño golpeando fuertemente la puerta al cerrarla. Podía ser algo infantil, obsesivo y agresivo, pero no podía evitar el molestarle que Ryutaro ya no fuera ese chico puro al cual admiraba tanto. Y todo eso porque se prometió tener todas las primeras veces de él. Lo único que había obtenido había sido tan solo su primer beso. Y todo por aquel chico de cabello negro se desmoronó, al convertirse en su novio. Aunque no estaba en sus planes tener de novio a Ryutaro, pero si asegurarse de que no tuviera ninguno. Y sin darse cuenta de lo que pasaba -según él- a sus espaldas, Inoo Kei y Ryutaro llevaban dos semanas saliendo.

Pasó una semana completa en la que su amigo lo ignoró a pesar de verlo más de una vez al día por los pasillos y cerca del salón de su novio. La escuela era de hombres, así que ese tipo de relaciones era algo completamente normal. Pero el que Yabu lo ignorase, le dolía, aunque no se lo diría, porque para comenzar el mayor había sido grosero.
A pesar de ser amigos de infancia Yabu parecía no pensar cuando se trataba de él. Siempre celoso, siempre diciéndole que sus nuevos amigos tenían otras intenciones, y es por eso mismo que su relación con Inoo la mantuvo en secreto hasta después de una semana.

Pronto sus padres y los de Kota se irían a un viaje, ya que ambos eran amigos y Kota el mayor, no se les hizo problema en decidir dejarlos viviendo juntos sólo por dos semanas.
Pero después de que sus padres se fueran y lo dejaran solo con el mayor, este lo ignoró y cerró la puerta de su casa dejándolo afuera, no dándole de otra que irse a la propia que estaba justo al lado.

“Estúpido Kota”

En las mañanas se iba solo, Yabu parecía irse siempre antes, así que por lo mismo se dedicó más a sus estudios y pasar tiempo con Kei, que no lo dejaba solo en ninguno de los descansos.

“Puedo acompañarte hasta tu casa” Le ofreció el pelinegro, era realmente lindo y eso embobaba a Ryutaro, causándole sonrojos y miradas al piso. “No es necesario, no quiero molestarte” Era tarde, exactamente muy tarde, el sol ya estaba oculto y lo único que alumbraban las calles eran los postes de luz. “No eres una molestia” El abrazo alrededor de su cuerpo le fue tan cálido que lo correspondió. Sus cabellos siendo acariciados y un beso dulce depositado en su frente. “Kei...” Lo miró a los ojos mordiéndose el labio “...te quiero” Y después de aquella confesión que no era la primera vez que hacía, se acercó y lo besó, siendo inmediatamente correspondido “También te quiero” Ambos sonriéndose, Ryutaro depositó un último beso en sus labios “Nos vemos mañana” Recibiendo una respuesta afirmativa de Kei, comenzó a caminar de espaldas, causando una risa en el mayor. Y así se miraron, hasta que Ryutaro estuvo lo suficientemente lejos como para que Inoo volteara para ir a su casa.

Suspiraba con cada paso que daba, en verdad Kei se preocupaba mucho por el aparte de dedicarle su tiempo cuando el presidente del club de Kendo debía prestarle atención a los estudios y al club.
Viró a la izquierda, pasaría por el parque para llegar pronto a casa, pero cuando estuvo a mitad de camino el asfixiante olor dulzón del cloroformo nubló su vista.

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