Antes de que comiencen a leer la continuación, quiero decir, escribir, lo que sea, ustedes entienden XD que si ven frases a lo “Yoda” perdónenme xD no sé qué me pasa, les juro que no lo sé. El capítulo me salió más largo que los demás, es que no podía parar de escribir además de pensar que las hice esperar demasiado ._. Espero que lo disfruten, si es que eso se puede xD Por cierto D: no es angst, porque yo no sé escribir angst x’DDD así que nadie llorará con este fic, no sé hacer llorar a las personas *^*
Si está monótono e_e lo siento mucho.
---

El lápiz se movió con pereza sobre aquella hoja, terminando por quedar inmóvil entre esos dedos. Se había quedado dormido estudiando. Su brazo doblado descansaba sobre el escritorio, mientras que su cabeza estaba sobre este. Sus ojos cerrados y boca entreabierta respirando tranquilamente. Después de que Daiki y Kota se fueran, y llegara Shintaro obligándose a encerrarse en su habitación nuevamente, lloró por casi dos horas, pero cuando quiso dejar su cabeza fría para terminar de pensar en ellos, no lograba cómo hacerlo, tomando sus cuadernos para a ver si así funcionaria, y lo hizo, quedando completamente agotado después del estudio y el llanto.

La puerta se abrió y su madre entró junto con un sujeto alto.

–¿Ryutaro? –pero no hubo respuesta. Se acercó a él y le vio completamente dormido– se ha dormido –le dijo al chico que entró después que ella– Ryutaro...

–Está bien –susurró el chico– es mejor dejarlo dormir, puedo venir otro día –la mujer le sonrió.

Vio que tenía intenciones de tomarle en brazos, pero se acercó rápidamente para hacerlo él. Sorpresivamente Shintaro se asomó.

–Mamá mi tía está al teléfono

–Está bien, ya voy. Inoo ya regreso –dijo la mujer saliendo de la habitación para ir a contestar.

La puerta se cerró quedándose solo con el chico dormido sobre el escritorio.

–Ryutaro –se agachó a su lado para mirarle de más cerca, acercando su mano para acariciarle la frente. Se veía tan tranquilo. Y sonrió al verle suspirar por la caricia. Se puso de pie, jalándolo de los hombros para dejar su espalda recta, pero parecía querer volver a recostarse sobre el escritorio– No... –susurró, sacándole un quejido al menor que ya se veía con el entrecejo fruncido por la incomodidad de no poder dormir bien. Giró la silla y pasó un brazo por debajo de sus piernas, acercando el cuerpo de Ryutaro al suyo pasar el otro brazo por su espalda– Up –lo cargó hasta la cama, pero cuando pretendía dejarlo sobre esta, los brazos del menor se cerraron en su cuello, creando una situación incómoda– Ryutaro –no tenía intenciones de despertarlo– suéltame –pero el chico sólo murmuró algo que no entendió, soltando un poco el agarre, aprovechando para depositarlo completamente sobre la cama.

No dejó de mirarle. Quizás si hubiese llegado minutos antes hubiera podido hablar con él. Acarició su frente por última vez y sonrió. Ryutaro movió su boca como si saboreara algo, quejándose levemente para girar su cuerpo y quedar de lado, dándole la espalda.
Bueno, regresaría mañana más temprano.

Cuando la madre del menor entró a la habitación Kei anunció su retirada, siendo acompañado por la mujer hasta la entrada de la casa. No había caso seguir ahí si no escucharía palabras salir de entre sus labios, lo mejor por ahora era esperar al día de mañana, de seguro conseguiría algo.



Ruidosamente Shintaro entró a su habitación.

–Despierta o llegarás tarde –su cama fue golpeada junto con un peso sobre su cuerpo. La almohada que se le fue arrojada ahora descansaba sobre el piso- Papá nos irá a dejar y si no te levantas tendrás que irte caminando –pero aun con la oferta que se le era ofrecida no quiso levantarse y haciendo un gesto de mano echó al menor de su pieza, indicándole con ello que era libre de irse. Un suspiro fue la queja a su acción, siendo cerrada la puerta detrás de la espalda de su hermano.

Abrió lentamente los ojos, mirando las sábanas de su cama, pero no pensando en ellas ni en el día que pasaría, la imagen de Daiki junto con Kota nunca dejaría de molestarle. Kota aun sabiendo de sus sentimientos era capaz de seguir haciéndole daño. Era un total egoísta, de eso estaba seguro.


Cuando bajó Shintaro y su padre ya no estaban, sólo su madre que terminaba de alistarse para el trabajo, su pequeña hermana tampoco estaba. No quería tiempo para pensar pero sí para despejar su mente y quizás caminar hasta la escuela sería una gran distracción.
El desayuno tomó un gusto diferente al escuchar a su madre hablar.

–Inoo vino a verte –intentó terminar de tomar su desayuno- Quizás venga hoy –sabía que su madre quería que volviera a la agencia, al igual que Shintaro, aun sin saber la real razón de su decisión, tampoco era como si pudiese decirla.

–Gracias por el desayuno, ya me voy –su madre no dijo nada más, se despidió de ella y salió de la casa.

Quizás hoy era mejor irse a casa de algún compañero, no quería hablar con Kei, menos cuando no sabía qué decirle.
Tomó el autobús, en todo el camino no hizo más que irse de pie mirando el paisaje por las ventanas, y hubiera seguido así si no fuera porque el celular en su bolsillo sonó, sacándolo para ver aquella llamada con el nombre de Inoo Kei en la pantalla. Se debatió en contestar, pero cuando decidió hacerlo su dedo fue más lento y la llamada había sido cortada.

Evitar las llamadas que ese día recibiría de seguro no sería mala idea.
Cuando bajó del autobús y siguió el mismo camino que todos esos estudiantes frente a él, sus ojos no miraron hacia los lados ni el piso, dándose cuenta de la persona que se encontraba de pie fuera de su escuela, la cual no le era desconocida. Sosteniendo el bolso fuertemente corrió detrás de unas chicas que sólo se le quedaron mirando cuando recibieron esa sonrisa por su parte, escondiéndose detrás de ellas para que el chico no lo viese.

No podía creer que estuviera ahí esperándole, ignorando algunas miradas que le eran dirigidas por las chicas que pasaban y otros chicos. ¿Cómo podía estar tan tranquilo?
Sólo quería que no le viera, pero al parecer era algo imposible, porque esos ojos negros se posaron sobre su cuerpo evitando cualquier escape dentro de la escuela, y cuando le vio con intenciones de ignorar su presencia se encaminó rápidamente hacia él, por ningún motivo dejaría ir una oportunidad.

–Ryutaro –le miró sorprendido e incómodo, como hubiese deseado que no lo viera.

–Hola Inoo –desvió sus ojos al piso, evitando cualquier cruce de miradas.

–Aún hay tiempo, ¿podemos hablar un momento? –sólo se atrevió a asentir, aun sabiendo a qué iba.

Kei no creyó prudente llamar mucho la atención, por lo que sostuvo su muñeca para guiarlo dentro del recinto en un lugar un poco apartado de las miradas. No era la primera vez que ingresaba a esa escuela.

–Inoo…

–¿Por qué hiciste eso? Te fuiste sin decirnos nada, y evitas a todos. ¿Hicimos algo malo? Si fue así… -era fácil ver la culpa en su rostro, culpa que no tenía, causándole un fuerte remordimiento.

–No, no es eso. Inoo, no quisiera hablar de eso.

–¿Por qué? Sólo quiero saber que sucedió, todos quieren saber. Nadie cree que sea por motivos de estudios aunque sabemos que tus notas no son las mejores, sabemos también que no son malas. Daiki me dijo que ayer… -las palabras se atragantaron al ver esa mirada que decía tantas cosas pero a la vez nada, apartada de la suya en un intento de esconderla. Quería entender pero si Ryutaro no hablaba era imposible hacerlo- Confía en mí –un cálido abrazo rodeó su cuerpo, asustándolo e impresionándolo causándole un revoltijo en el estómago.

–No quiero –intentó no gimotear mordiendo fuertemente sus labios y tragando saliva cuando comenzó a sentir su garganta seca. Su entrecejo amenazaba con fruncirse de pena, pero se controló, controló sus sentimientos para no dejarse llevar por el dolor otra vez.- No quiero decirlo.
No se aferró a su cuerpo, pero sí dejó cargada su cabeza sobre uno de los hombro del mayor.

–Eres importante para mí, lo eres para todos –“Eso no es cierto”- estamos preocupados por ti, no te queremos fuera del grupo, no somos los mismos sin ti, te necesitamos -”Es mentira”

No quería seguir escuchando esas palabras que incluían a Kota en todo, él no pensaba lo mismo que los demás, él no sentía lo mismo que los demás, él estaba interesado en otras cosas, en otra persona y el que estuviera feliz o indiferente de su partida temporal era mucho más creíble que pensar que estaba triste.
Alejó tímidamente el cuerpo del mayor para mirarle a los ojos.

–Inoo, mis clases comenzarán –el pelinegro frunció tristemente sus cejas, no sabía cómo convencerle que le dijera la verdad- quizás… quizás hablemos en otro momento, ahora debo irme –pasó por su lado para ir corriendo al edificio, pero su muñeca fue sostenida deteniéndole bruscamente.

–Vendré mañana, mañana y los días que sean necesarios hasta que me digas qué es lo que pasa contigo, si no te veo te buscaré, si no contestas mis llamadas iré a tu casa, no importa las veces que sean, estaré siempre ahí hasta que me lo digas, aunque te escondas te encontraré –soltó su muñeca al sentir el tirón, viéndole partir dejándole ver su espalda y hombros elevados- ¡¿Entiendes?! –pero respuesta no hubo.

Todo era tan doloroso para él, no sabía si le dolía más o menos que a los demás, sólo sabía que le dolía demasiado, nunca fue capaz de soportar ver al menor sufrir, menos por algo que desconocía.
Cumpliría su palabra, no se quedaría quieto hasta saber el motivo, no le importaba si Ryutaro se molestaba con él por acosarlo. El dolor de su pecho no desaparecería hasta dar con la verdad. Y así fue, al día siguiente Kei fue a su escuela y le esperó, Ryutaro al verlo pasó corriendo evitando sus llamados. Su celular sonó todo el día, la bandeja de mensajes comenzaba a llenarse con escritos de Inoo, no dándole de otra que apagarlo sin siquiera leer uno. Fue a su casa momentos en los que estaba su madre, la cual intentaba convencerlo de que lo dejara entrar, pero Ryutaro cerraba la puerta de su habitación con el seguro, apagando las luces y cargándose en la pared, escuchando ese susurró al otro lado diciéndole que volvería. Las veces que fue a su casa y su familia no estaba le veía por la ventana a escondidas, llamándole un sinfín de veces porque el mayor sabía que Ryutaro se encontraba ahí. Siempre se iba cuando ya era de noche, pero no se daba por vencido, siempre diciendo que volvería.
La situación estaba saturándolo, incluso parecía más concentrado en sus llegadas, sus llamadas, sus mensajes y sus visitas a la escuela que en la imagen de Kota junto con Daiki. Todo eso sin darse cuenta.

Un mes completo con el acoso del pelinegro, y algunas llamadas de sus otros compañeros, las cuales no respondió, se limitó a responder algunos mensajes de texto diciendo que estaba bien.
Ya era Viernes, los ánimos de ir a clases desaparecieron quedándose encerrado en casa, sin reclamos por parte de sus padres y hermanos, ellos sólo le observaban porque al momento de preguntar el hijo mayor de la familia les miraba fríamente y se encerraba en su habitación, era una rutina de la cual ya se habían acostumbrado en tan poco tiempo.

Era temprano, desde que su familia se había ido a sus respectivas labores no había logrado quedarse dormido, caminando por toda la casa, deteniéndose en el living para encender el televisor, yendo de canal en canal, acostándose sobre el sofá mientras veía dibujos animados sin ninguna expresión en particular. Cambió de posición varias veces, acostado de espalda, de lado, boca abajo, pero ninguna era cómoda, sentándose y tirando la cabeza hacia atrás, el techo se veía tan cercano, pero a la vez tan lejano y solo porque sus pensamientos ahora estaban ausentes. ”Vendrá hoy” No podía evitar pensar en ello todos los días.

¿Cuántas horas habían pasado? Ya era pasado de las dos de la tarde y no había ingerido alimento, pero no tenía hambre, quería un helado. Subió hasta su habitación y cambió de ropa. Cuando estuvo listo tomó las llaves para salir a comprar pero para su sorpresa Kei estaba afuera de su casa, ingresando rápidamente, no haciéndole reaccionar hasta que ya lo tenía en frente. Los ojos del pelinegro se veían grandes de la impresión mientras que los suyos no estaban lejos de estar en la misma condición. Antes de que la puerta fuese cerrada forcejeó para sacarlo, pero sus muñecas fueron sujetas, continuando con su cuerpo siendo preso de esos fuertes brazos.

–¡Vete! ¡No te quiero ver, sal de aquí! –continuó forcejeando sabiendo que no lograría nada con ello, pero esperaba que algo resultara.

–Ryutaro no pienso irme –dijo sin atenuar el abrazo- no hasta que me lo digas.

–¡Ya basta! ¡No quiero que vuelvas a venir! ¡No quiero volver a verte! –golpeó con dolor su pecho, pero un golpe que no causó dolor- por favor, quiero estar solo.

–Pero no quiero dejarte solo –y al escucharle no pudo soportarlo más, rompió en llanto aferrándose a su camisa, apretándola con sus manos, los brazos de Kei no tardaron en hacer el agarre más fuerte y protector, dejando caer su mentón sobre el hombro de Ryutaro.

–Tú no entiendes, de verdad no entiendes… no podrías entender –dijo recordando que Inoo si tenía a alguien, causando un ligero silencio entre ellos. “¿Cómo entender si no me explicas?”- Yo en verdad lo quería –su cuerpo se estremeció ligeramente al escucharle- si le dejé hacer lo que quería era porque lo quería, yo en verdad lo quiero –como si Kei tuviese la culpa golpeó suavemente su pecho con uno de sus puños- pero él sólo se arrepintió de lo que hicimos, sólo… sólo… -un fuerte llanto no le permitió terminar de hablar, Kei sin darse cuenta lloraba sin saber de quién estaba hablando, sintiéndose culpable de lo que le había pasado- él –volvió hablar, tratando de regular su respiración- él sólo pensaba en otra persona… pensaba en otra persona cuando lo hacía conmigo... pensaba en otro –se dejó caer sobre el cuerpo del mayor, que le sostuvo hasta encaminarse hasta el sofá y sentarlo a su lado. No quería soltarle, quería secar sus lágrimas pero no quería alejar sus brazos de ese cuerpo tembloroso que no dejaba de llorar.

–¿Quién es? –preguntó con dificultad al no respirar bien. Ryutaro negó con la cabeza no queriendo decir su nombre.- Ryutaro dime quién es –pero otra vez negó. Si lo decía causaría más problemas.

–No quiero decirlo, tampoco quiero verlo, sólo quiero estar lejos de él. –Secó sus propias lágrimas incorporándose, pero aun después de separarse el abrazo seguía presente- Inoo no se lo digas a nadie, no quiero que nadie lo sepa. Yo… -se volvió a cargar en su cuerpo, dejando que el mayor se hiciera hacia atrás cargando la espalda en el respaldo del sofá, quedando su cabeza sobre su pecho, escuchando el acelerado palpitar del pelinegro- … me siento sucio y eso es… vergonzoso.

No habló más, se quedó en silencio escuchando los gimoteos del menor que no se apartó de su lado, no pudiendo evitar que sus lágrimas volviesen a hacerse presente, cayendo silenciosamente por sus mejillas. Ahora entendía por qué no quería decir nada, pero se sentía feliz, en parte, porque ahora sabía lo que le había ocurrido, y no le dejaría solo, por ningún motivo lo haría, aunque tenía la ligera sospecha de quien hablaba no se lo preguntaría a Ryutaro hasta que él decidiese decírselo voluntariamente, por hoy había sido suficiente.
Acarició sus cabellos delicadamente cuando escuchó su respiración un poco agitada, removiendo el flequillo de esa frente, no fijándose en los ojos del menor que se mantenían abiertos como si el tiempo se hubiese detenido y sólo se encontraba ahí, junto con Kei, pero era diferente, ahora se sentía un poco más ligero, el dolor se había aminorado.
Kei buscó con la mirada una de sus manos, tomándola entre la suya y entrelazando sus dedos, diciendo unas agradables palabras para el menor.

“Ya no estás solo, estoy contigo”

9 comentarios:

AmiS dijo...

waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!
¡¡¡¡¡¡CONTINUACION!!!!!!
OMG OMG OMG OMG OMG OMG OMG OMG!!!!
CADA VEZ SE PONE MEJOL!

Yumi dijo...

Awwwwww
Que liiindoooooo.... >0< Estupido Yabu!!
Me encanto lo que dijo Inoo al final:“Ya no estás solo, estoy contigo”. Hermosooooo
Conti, conti... ^^

Hitomy-Chan dijo...

me ha fasinado esta super lindo...quiero contiiii...me gusto mucho las tiernas palbras de Inoo-kun...gambare Yuki-chan

Anónimo dijo...

waoooo conti pleaseeeeeeeeeee eres grandiosa mil ramos de rosas para ti ... por fa continualooooo

Paoo Inoue dijo...

hahaha como le huyes a las cosas XD bueno eso es mejor que las cosas u-u no la verdad queria un final mas concreto pero bueno lo malo solo esta en mi u-u

Anónimo dijo...

yuki dices que no haces llorar
pues conmigo lo lograste
waaaaaaaaaa TT___TT realmente vivo los
fics >.< y el dolor de ryu lo senti u.u

maldito yabu #$%#"%#$&$%&

tanto el apoyo de kei que
quiero un Inootaro!!! >//////<


Gracias yuki

Anónimo dijo...

waaa yuuki segui este fic please eres la mejor atte. kia

Anónimo dijo...

yuuki!! onegai parece y continua este fic!! please eres la mejor!! porfa continua este fic que me muero de ganas por saber que pasara con el pobre de ryu el angel de kei y el estupido de kota, onegai!! continualo

Anónimo dijo...

waaaa onegai!1 continualooo onegaiii quiero saber que pasa waaaa no lo dejes ahii onegaiii!!!

Publicar un comentario

¿Qué piensas sobre lo que escribí? D:
Comenta, me gusta saber lo que piensas. ♥~

Copyright © 2011 YuukiNii's Fics ♥. Designed by MakeQuick, blogger theme by Blog and Web | Posts RSS | Comments RSS