Ya no le sorprendía lo frágil que llegaba a ser, hasta risa le causaba su situación. Sentía lástima de sí mismo por ser como era. Hasta sentía que se aprovechaba de la situación y por sobre todo del cariño que Inoo le tenía. Muy en su interior sabía que no le dejaría sumergirse solo en su dolor, que Daiki quedaría a un lado si era necesario, incluso si se lo pedía. Si le pedía que todo el tiempo libre lo usara para hacerle sentir bien Inoo se lo daría sin dudarlo. Era una manera de manipular las cosas y tal vez Kei ya se había dado cuenta de ello, pero estaba esa duda.

¿Kei, realmente era capaz de llegar a esos extremos de tener relaciones sexuales con él para olvidar un mal pasado?

Entonces sus palabras regresaban a su presente: "Solo deja que me aproveche un poco de ti".



¿Era capaz de romper una relación de años sólo para sentirse mejor? Sabía que Daiki lo amaba. Sabía que Kei lo amaba. Era una relación perfecta, no tenía derecho a romperla solo porque tuvo un amor no correspondido, pero también quería sentir algo de ello. Si Daiki se enteraba nunca se lo perdonaría, pero como estaban las cosas él tampoco podía perdonarle que Kota lo amara y a él solo le viera como un hermano menor o más bien menos que eso, mucho menos, pues a un hermano no lo hieres para tu propia satisfacción.

Sabía que Inoo se culpaba de no haber estado ahí cuando las cosas sucedieron y más por ello posiblemente reaccionó e hizo todo eso el día anterior. Y no podía negarlo, había sido algo que jamás había experimentado. Se sintió prohibido. Era tabú, pero no por ello negaría que lo disfrutó, incluso el imaginar que su preciado senpai era quien repartía todas esas caricias por su cuerpo, en cómo esa erección se friccionaba una y otra vez contra sus desnudos glúteos, en cómo era capaz de sentir ése afiebrado calor a pesar de que una gruesa prenda les separaba. Todo eso lo había disfrutado.

Lo que más le sorprendía era el caer en cuenta que aquel miembro era el de Kei, alguien que consideraba como un hermano, pero de esos hermanos que obtienes después de un matrimonio que tu padre o madre ha formalizado con un desconocido, con alguien que no comparte tu sangre. Entonces llegas a la conclusión que no es tabú tener relaciones con tu hermano, pues no llevan la misma sangre por las venas. Posiblemente un apellido que luego debes adoptar por formalidades o más bien apariencias. Entonces eso era Kei, un hermanastro con el cual podía hacer y deshacer, con quien nadie le podría reprochar hacer cosas prohibidas, pero estaba aquel factor: Ambos eran hombres. Pero ya en este siglo poco sorprendía aquello y es por eso que no temió confesar sus sentimientos a su senpai favorito.

Sonrió. Todo era tan deprimente a su alrededor. Lo era cuando su familia lo miraba preocupado, cuando Shintaro se acercaba a su habitación con silenciosos pasos para saber si estaba llorando. Lo era cuando sus compañeros intentaban evitar el tema de su decisión. Pero los únicos momentos en que no sentía lástima de sí mismo era cuando Kei estaba a su lado, era como entrar en otra vida, en una donde nunca tuvo un pasado con Daiki, ni él uno con Kota.

Y llegó a la idea de que hubiera sido mejor enamorarse de Kei, pero muchos años antes de que formara una relación con Daiki, entonces se preguntó si hubiese sido correspondido.

Todo lo llevaba a desear lo que no tenía.
---

Daiki seguía esperando una respuesta, sabiendo que su novio se debatía internamente en decir la causa, pues su entrecejo se movía suavemente, sabiendo que muchas cosas estaban pasando por su mente. Era paciente, podía esperar a que pudiera responder, pero también estaba nervioso y comenzaba a ser impaciente pues una pelea dentro del grupo no era bien vista para nadie. Y deseaba que aquello fuese una disputa infantil, pero recordar el estado en que su novio llegó alarmaba todos sus sentidos. Era algo importante, algo completamente delicado que sospechaba implicaba a Ryutaro, pues no había otro tema del cual hablaban esos días. Todos sabían que solo Inoo se podía acercar al menor, por tanto el único que podía saber el porqué de su decisión, sorprendiendo a todos que aquel a su lado no fuese el líder. Ryutaro no era abierto a sus problemas, pero si había alguien en quien podía cargar el peso, ése era Yabu. Pero ninguno quiso preguntar qué había pasado, en por qué Yabu había sido cambiado, pues se veía realmente afectado, su ánimo decaído y su distracción eran razón suficiente para no preguntar.

La decisión de Ryutaro no solo había afectado al grupo, sino que a él mucho más ya que Inoo, aunque no lo dijese ni pareciera darse cuenta estaba poniendo a Ryutaro por sobre su relación. Quiso aguantar, quiso dejarlo pasar pensando que las cosas mejorarían, que no debía ser egoísta y si Ryutaro prefería apoyarse en Kei debía aceptarlo y no interrumpir, esperando su turno y que el menor le hiciera parte de aquel apoyo. Pero las cosas empeoraban y no quería aceptarlo, ya era poco lo que podía pasar con Kei fuera del horario de trabajo grupal. Ya eran pocos los momentos en que existía un Nosotros, pues los Ryutaros comenzaban a invadir sus conversaciones nocturnas por celular.

Estaba celoso, lo admitía y lo reconoció desde el momento que supo que solo su novio pudo ver al menor. No era justo, él quería a Inoo Kei solo para él.

-Ya no puedo con esto -Soltó con pesadez. No era fácil seguir de pie frente a una situación así.

-No es fácil decirlo. Es... -Se calló, pues no había manera de explicar sin llegar a la verdad.

-¿Te das cuenta de lo que está sucediendo? El grupo comienza a dividirse. Primero Ryutaro se va y ahora te peleas con Kota. ¿Me puedes decir qué te sucede? -Se mostraba afligido. No sabía qué hacer para que las cosas no siguieran ése curso- Las decisiones de Ryutaro nos están separando y...

-¡No, claro que no! -No pudo evitar levantar la voz cuando Daiki dejaba al menor como el culpable de todo, pero se dio cuenta de su error cuando sus miradas se cruzaron. Daiki le miraba con miedo, entonces intentó calmarse.

-¿Acaso te escuchas? -No podía soportarlo por mucho- Ryutaro... siempre es Ryutaro -La conversación tomaría otro curso porque ya no podía cargar con el problema que Ryutaro había causado- Después de intimidar, incluso cuando solo quiero hablar contigo de lo que hiciste en el día, compartir mis días contigo mientras hablamos a distancia hablas de Ryutaro. ¡Yo soy tu novio! -Golpeó su propio pecho con la delicadeza que detonaba su tono de voz herido- A mí es a quien debes dedicarle tus días, tus tiempos libres. Entiendo que Ryutaro no esté pasando por una situación agradable, ¿pero te has detenido a pensar en mí?

Las cosas comenzaban a salirse de control, más al recordar los hechos del día anterior en los que disfrutaba tener la piel del menor contra sus labios, en como ése adolescente cuerpo se apegaba al suyo, mientras su mano envolvía firmemente ése miembro que se endurecía a medida la situación corría un curso no trazado en el mapa. Y Daiki no sabía nada de eso, por lo que lograba dar pie a la reconciliación sin llegar realmente al problema.

Se le acercó con cuidado, mostrando una expresión arrepentida y de amor antes de que sus brazos rodearan aquel cuerpo más bajo. Sentir ése suave temblor que intentaba evitar iniciar un llanto de frustración. Acarició esa espalda con una delicadeza innata, evitando a cualquier costo que ése cuerpo fuese a quebrarse. Entonces Daiki se calmó tras una hilera de besos que comenzó entre la unión de su frente y cabello, bajando por un costado de su rostro hasta esperar ansioso a que esos gruesos labios llegasen a los suyos, correspondiendo un beso que comenzó con un suave toque pero que continuó con ambas lenguas enredándose. Le tranquilizaba que aquel beso le expresara el amor que Inoo aún le tenía, entonces ya no debía temer el que Ryutaro fuese razón para romper aquella unión tan única con su novio.

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-Morimoto –El sobresalto que se ganó por no prestar atención a su alrededor sacó una risa de aquel que le llamaba- El profesor Takahashi te llama –Era algo de esperarse- Dijo que te presentes en la sala de profesores.

Sabía lo que vendría.
Miró por última vez aquel nombre grabado en la agenda de contactos antes de guardar el aparato en su bolsillo. Había dudado toda la mañana en si sería bueno contactarle después de lo sucedido. Estaba seguro que Inoo no se mostraría avergonzado, pero en cambio él aún tenía el rostro de Daiki grabado frente a sus ojos, mirándole acusadoramente.
Tal vez no sería lo suficientemente valiente para hablar con Inoo por un tiempo, como tampoco siquiera mirarle a la cara.

Se detuvo a mitad de camino. La conciencia no le dejaría tranquilo. Y en un acto involuntario buscó el apodo de Daiki en su celular. Sus dedos se movieron rápidos pues pronto sería consciente de que aquello era una total estupidez.

“¿Podemos vernos?”
El mensaje ya había sido enviado.
La reunión con su profesor no fue grata. Ésa mañana tampoco había despertado del todo bien, pues las coloradas bolsas bajo sus ojos y el pequeño malestar en su cabeza se intensificaba cada que el hombre mayor alzaba la voz. Quería reír, pues sabía que por mucho que le gritaran nada le haría razonar.

La respuesta a su pregunta tardó en llegar, y cuando se acercó el momento de llegar al lugar acordado sus piernas temblaron. Había sido una muy mala idea, eso creía.
Daiki se plantó frente a él cuando distraído miraba el cielo.

-Hola –El saludo comenzó mal. Ninguno se atrevió a abrazar al otro.

-Hola –Intentó sonreír, y pensó que no lo lograría luego de recordar cómo los labios de Kei se movieron sutil sobre los suyos. Pero la sonrisa inocente que se presentaba frente a los ojos del mayor le engañó. Aún veía a Ryutaro como el pequeño hermano que dijo tener- Por un momento creí que vendrías con Inoo –Intentó no parecer interesado, pero Daiki se dio cuenta que su novio era algo importante en la conversación que tendrían.

-Lo pensé –no mintió- Pero sea lo que quieras hablar conmigo no lo dirías frente a él –Claro que no. Kei no le permitiría romper ése amor que se supone existía. Ryutaro no respondió, solo miró el paisaje a su alrededor. Tal vez concentrar la vista en aquellos niños que jugaban en el sube y baja le daría el valor de decir la verdad, pero en el interior de su boca lo dientes mordían fuertemente su lengua. Su conciencia se negaba a la confesión- ¿Y bien? –Daiki no estaba siendo paciente y que Ryutaro no volviese abrir la boca comenzaba a colmarle. Si no hablaba, entonces lo haría él- Kei golpeó a Kota ésta mañana. ¿Lo sabías? –Pudo ver cómo sus palabras causaron un suave estremezón en el cuerpo frente a él. Aunque no hablara sus ojos expresaban la sorpresa- Y… -dudó un segundo- …sé que fue por ti.

Para cuando Ryutaro se atrevió a mirarle Daiki fijaba la vista en su celular.

-No quisiera decir esto, porque sé que emocionalmente no te encuentras bien y que Kei-chan es esencial –Mordió el interior de sus mejillas. Estaba aceptando algo que no le agradaba- ...para ti. No sé cuál sea el motivo del porqué te apegas tanto a él cuando tu favorito siempre fue Kota.

A estas alturas no debía mostrar debilidad cuando el mayor del grupo era nombrado, pero tan solo ayer había vuelto a imaginarlo tocando su cuerpo. Y Daiki tenía razón, no sabía el motivo, pero inconsciente sabía cómo herirle. Lo detestaba, a él y a Kota. En éste momento solo imaginaba una y otra vez la expresión herida de Daiki luego de decirle su situación con Inoo. Lo disfrutaba, disfrutaba verle sufrir en su mente, porque lo detestaba por tenerlo todo.

-…Y sé que eres consciente de mi relación con Kei –sonó posesivo- Por lo que quisiera pedirte… -Daiki suspiró. Esas no eran las palabras correctas- Quiero que te alejes de Kei por un tiempo –A Ryutaro eso tampoco le extrañó- No vuelvas a verle, por lo menos hasta que las cosas entre él y Kota se calmen. Ninguno de los dos quiere decirme el problema.

Daiki solo le confirmaba que Inoo ya sabía la verdad. Ahora con más razón no quería verle por lo que cumplir con lo que Daiki quería sería fácil.
Sonrió. Al final no fue necesario decirle la verdad a Inoo.
El mayor al ver esa sonrisa se molestó. Era desesperante no saber lo que pasaba por la mente de Ryutaro, pero comenzaba a interpretar esa sonrisa como una burla a sus palabras.

-Tampoco lo harán si eso implica el perderte –se sorprendió. Su boca habló por sí misma y eso causó más incomodidad en Daiki.

-¿Qué quieres decir?

-Cumpliré –Era mejor salir de ahí- No veré a Inoo durante un tiempo –revolvió sus cabellos intentando calmarse- Ya tenía pensado no hacerlo. Pero, –Le miró con cierta molestia- no es necesario que uses la excusa de la pelea para pedirme que no le vea.

No podía creer que Inoo fuese capaz de golpear a Yabu solo por venganza de algo que no le involucraba sentimentalmente.

Daiki se ofendió. Si bien Ryutaro era una víctima de lo desconocido esa mirada mostraba lo contrario.

-No es excusa. Kei se ha comportado extraño desde que te apegaste a él –Quería sonar acusador, y quizá decir más.

-Eso deberías decírselo a él –Si Daiki quería seguir quejándose entre indirectas aquello bastó para silenciarlo- Como sea –no era bueno comenzar una pelea- No lo veré –Acomodó mejor su bolso en su hombro y dio un paso atrás para alejarse.

Ninguno quiso usar palabras de despedida luego de la extraña confrontación. Ryutaro haciendo una pequeña venia se apartó lentamente, hasta mostrar su espalda.

-Ryutaro… -le llamó en un susurro sabiéndole lejos- por favor, no me lo quites. –Apretó sus puños en reacción a lo que imaginó.

--
Inoo intentaba cocinar algo decente mientras esperaba al castaño, pero las verduras seguían sobre el mesón a medio cortar, pues el celular le distraía de vez en cuando. Quería escribir un mensaje, pero si lo hacía sería el quinto en enviar y si Ryutaro no respondía era a causa de su atrevimiento. Aun así no podía evitar sonreír cuando recordaba la sensación de su piel.

-Suave –sus dedos se movieron junto con sus labios- Creo que debería llamarle –No tuvo tiempo de hacerlo cuando el sonar de la puerta ser abierta le advirtió que debía esconder su celular, el cual guardó en su bolsillo- Aah –comenzó a quejarse- Llegas temprano –Daiki sonrió a penas le vio cortar desesperadamente las verduras.

-Estaba seguro que tardarías con la cena, así que decidí ayudarte –No diría que había visto a Ryutaro, mucho menos que venía con un humor de perros de solo recordar la conversación.

Su mente le jugaba mal, pues lo había notado: ése nervioso movimiento de manos antes de esconder el celular en un lugar seguro. Seguro de que Inoo intentaba comunicarse con Ryutaro se preguntó si el menor realmente cumpliría su palabra.

“Solo son celos injustificados” 

Fue lo que intentó creer.

Ocho meses sin actualizar... Resulta que tenía éste capítulo casi listo desde septiembre, pero por alguna otra razón lo olvidé... No creo que quede mucho para el final, lo cual me alegra bastante... Saludos a Anónimo :v y espero que les haya gustado.

1 comentarios:

AmiS dijo...

waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa..............................
como que se va a terminar?!?!?!?!??!!?
Nooooooooooooooo......
que se reconcilie.... una orgia!!!

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