Había pasado una semana y Yuto no había vuelto a saber del chico, hasta le había preguntado a su padre por la familia Yamada, recibiendo como respuesta que se habían ido en un viaje de negocios llevándose a Ryosuke para que no se quedara solo en casa. Incontables ganas tenía de volver a verlo sin tener explicación del por qué, ¿acaso quería terminar lo que no habían podido?

En clases no tomaba atención por estar pensando en lo sucedido, no dejaba de pensar en él, incluso en un examen sacó 0 porque no podía pensar en otra cosa que no fuera Ryosuke. Estaba comenzando a estresarse, ya había pasado un mes y muy decidido fue a su casa apenas supo que los Yamada habían regresado pero le dijeron que el chico no se encontraba. Ya estaba comenzando a odiarlo por tenerlo tan ansioso y casi cayendo en la desesperación.
Podía pasar horas y horas sentado en su pupitre mirando a la “nada” pensando y pensando. Quizás Ryosuke estaba arrepentido por lo que había pasado y lo estaba evitando. Pensar eso le molestó ya que Ryosuke había sido el de la idea de aquel juego.
Si no hubiera llegado aquel empleado, ¿hasta dónde abrían llegado? Sus mejillas se ruborizaron y volvió a pensar en ese momento en el que había visto casi desnudo a Ryosuke, su piel bañada en una capa de sudor, esos labios que eran tan suaves como su piel la cual moría por volver a probar.

De seguro para Ryosuke no era así, quizás él había olvidado todo y seguía con su vida como de costumbre. Ya habían pasado tres meses y nada así que decidió olvidar todo y seguir su vida como si no hubiera ocurrido nada.
Al ser muy atractivo muchas chicas se le declaraban y una que había llamado su atención, por el hecho de parecerse un poco a Ryosuke, comenzó a salir con ella.

Cinco meses pasaron. Un día quedó con su novia para una cita, salieron a ver una película, ya llevaba tres meses con la chica, era muy linda. Esa tarde la habían pasado muy bien, caminando por las calles para dirigirse a un café, hablaban muy animadamente hasta que Yuto paró en seco al ver a Ryosuke pasar por su lado, iban casi en la misma dirección solo que Ryosuke necesitaba cruzar la calle, quería ir detrás de él pero... ¿Qué no bahía dicho el mismo que lo daría por olvidado? Ryosuke comenzó a correr al ver que el semáforo cambiaría de color. En ese momento Yuto no lo pensó dos veces e iba a ir detrás de él pero para su suerte el semáforo cambió, sin otra opción gritó su nombre pero el chico pareció no escucharlo y solo se limitó a verlo marchar.

Había vuelto a pensar en él y ahora que veía a su novia no se parecía en nada a Ryosuke. Se acercaba su cumpleaños y los empleados se movían de un lado a otro haciendo los preparativos para la fiesta, que como de costumbre habría muchos invitados en la cual sólo conocía al 20% de ellos.
El día llegó, el salón estaba repleto de gente, bajando por las escaleras le recordó aquel día en que lo conoció. Siete meses sin saber de él. Alejó todo pensamiento de su mente, hoy sólo se concentraría en su fiesta además tenía una novia, no podía estar pensando en otra persona.
Ya habían partido el gran pastel para luego dar inicio al baile. La chica se le había perdido de vista, le había dicho que iría al lavabo pero ya se había demorado bastante así que decidió salir a buscarla, sin éxito salió al jardín para ver si ahí la encontraría, pero al momento de cruzar la puerta escuchó una voz muy familiar a sus espaldas, se volteó encontrándose con la mirada de Ryosuke que se encontraba de pie apoyado en la pared

- Tanto tiempo –

Yuto sin saber qué decir, no esperaba encontrarlo allí... más bien no esperaba volver a verlo. Apretó sus puños dirigiéndose hacia el chico tomándolo de la camisa-

- ¿Dónde estuviste todo este tiempo? –dijo casi gritándole, estaba molesto, meses de ausencia y un día va y se aparece en su fiesta de cumpleaños-

- ¿Por qué? ¿Tanto me extrañaste? –dijo sonriendo. Yuto al escucharlo quedó mudo, no sabía si decirle la verdad… lo había extrañado y mucho- ¿no piensas soltarme?
Lo soltó al instante, se arrepentía por haberlo tomado de esa manera pero aun así seguía molesto

- Y bien, ¿me dirás dónde estuviste metido todo este tiempo? –Aun su tono de voz era de molestia-

- Tuve cosas importantes que hacer –dijo arreglándose la camisa-

- ¿Sólo me dirás eso?

- ¿Y que más quieres que te diga?.. ah, por cierto, allá está la persona que buscabas –dijo apuntando en la dirección donde se encontraba la novia de Yuto- es muy linda –al decirlo su expresión fue triste y Yuto se percató de eso- ¿cómo se llama?

- Hana

- Lindo nombre –sonrió- bueno ya es hora de retirarme

- ¿Eh? –no quería que se marchara, no quería volver a perderlo de vista-

- Debo regresar o se molestará conmigo – ¿de quién hablaba?- por cierto –hizo una pausa para mirarlo a los ojos- quiero que termines con ella

- ¿De qué hablas?

- El juego aún no termina –dijo pasando a su lado retirándose, dando fin a la conversación, Yuto se volteó para detenerlo pero de sorpresa se apareció su novia dándole un gran susto, dando un paso hacia atrás.

- ¿Qué sucede?

- Me asustaste, no te aparezcas así de repente –dijo un poco molesto, si no fuera por la chica quizás hubiera alcanzado a Ryosuke pero no podía dejarla ahí siendo que la había estado buscando-

- Ah… lo siento.Ppor cierto, ¿quién era aquel chico?

- Un amigo que solo vino a desearme un feliz cumpleaños –dijo con melancolía, le había gustado volver a verlo.

Los días fueron pasando y como de costumbre Yuto no dejaba de pensar en Ryosuke

– El vicepresidente del concejo estudiantil ha vuelto- los alumnos corrían esa noticia por todos los salones, pero él no le tomó mucha importancia ya que ni siquiera conocía al tal vicepresidente.
Al recreo decidió ir por algo de comer, no tenía ganas de estar con su novia. Caminaba muy tranquilamente con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón

- ¡¡Nii-san volviste!! –dijo un chico más bajo que él, pasando por su lado corriendo para tirarse a los brazos del más alto-

- Es que te extrañaba mucho –ese tono de voz lo conocía perfectamente, encontrándoselo por cuarta vez. ¿En qué momento fue que iban en la misma escuela? Atónito por el encuentro no se movió ni un centímetro. Ryosuke no se había percatado de la presencia del menor, seguía abrazado de su hermano que le colgaba del cuello.

- Pensé que te quedarías en la escuela que papá había elegido para ti

- Si pero, como ya te dije te extrañaba, sólo te veía en casa y eso no es suficiente para mí, ahora podré pasar incontables horas junto a mi hermano preferido

- ¿Preferido? Solo soy tu único hermano

Muchos presenciaban la linda escena de los hermanos y uno de esos era Yuto, desde cuando iban en la misma escuela, se volvía a preguntar y ¿por qué nunca lo había visto antes?
Ryosuke al levantar la mirada por fin vio a su “amigo” que no dejaba de mirarlo y eso hizo que se formara una sonrisa en sus labios. Volviendo la atención a su hermano se despidió ya que debía atender unos asuntos importantes.

Yuto por su parte volvió a su salón, necesitaba saber quién era Yamada Ryosuke. Sentado en su pupitre se volteó para mirar al compañero que se sentaba detrás de él.

- Keito, ¿tú sabes quién es ese tal Yamada Ryosuke? –fue directo al grano desconcentrando al chico del interesante libro que estaba leyendo-

- ¿No lo sabes? Era el vicepresidente del consejo estudiantil, heredero de los Yamada, hermano mayor de Ryutaro y muy peleado entre las chicas por su belleza.

- ¿Peleado entre las chicas?

- El supera la cantidad de declaraciones que has tenido en toda tu vida –dijo muy calmado volviendo la atención al interesante libro dando por terminada aquella conversación-

¡¿Superado la cantidad de declaraciones que él había tenido?! ¿Cómo era posible eso y cómo era posible que nunca lo haya visto en la escuela?, ¿en qué mundo vivía Nakajima Yuto?
Después de su aburrida clase de matemáticas en la cual no había tomado atención. Se fue a los baños del segundo piso del otro edificio ya que el que se encontraba cerca de su salón estaba lleno, ¿acaso todos se pusieron de acuerdo para ir al baño?
Al llegar se refresco la cara, levantó la mirada viendo por el espejo como las gotas de agua resbalaban por su rostro cayendo en su camisa, mojándola, transluciendo un poco de su piel. Miró a su costado a través del espejo asustándose por la presencia de alguien más apoyado en la pared, ¿hace cuánto había estado parado ahí?


1 comentarios:

Soany dijo...

OMGGG!!!!!!! muy interesante!!!!!!

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